martes, 20 de enero de 2015

Mariano bloquea a Marisa



Al final la tuve que bloquear. Cada vez que intentaba expresarme en MI MURO (repito: MI MURO) y a compartir mis sentimientos con todos esos amigos que tanto cariño me han dado y que tanto me han animado aprobando que me gustasen las tortillas de bacalao o que el sol entrara de mañana en la habitación revelando la existencia de polvo y ácaros juguetones. O que me han compadecido sin dudarlo cuando, por ejemplo, relataba la melancolía que sentía al ver alejarse dos culitos de ninfas adolescentes a los que ya hace años que no tengo acceso pese a que cualquier psicotécnico demostraría que mi edad mental no es superior a la de ellas. Cada vez que todo esto ocurría, digo, siempre estaba Marisa ahí para mofarse y demostrar su superioridad intelectual. Que subía la foto de un chuletón y todo el mundo decía “ñam” o “cómo te vas a poner”, pues ella me humillaba publicando la fuente original de la imagen. Es verdad que lo hago, que siempre bajo fotos de por ahí dando a entender que son delicias que están realmente delante de mí en mi mesa, ¿pero por qué tiene que reventar mis ratitos de fama?
Y lo de los culitos. Pongo la foto de dos culos de patinadoras adolescentes, añadiendo una de mis poesías:
Culo que no has de comer,
déjalo correr
Triste pasado de nalgas pubescentes
De anos dilatados sobre tu nariz
Déjalo correr
Y no mires atrás
Culo santo sin mancillar,
polla vieja y desdichada,
ya no lo podrás tocar.
Y todo el mundo de buen rollo, que jiji que jaja, que vamos pa viejos y ella explicando ahí públicamente que a mí no me tocaban las mujeres ni cuando todavía no sabía hablar, que sí, que es verdad, que había algo en mi mirada que les producía rechazo a todas, mi madre incluida, pero que ese era uno de nuestros secretos de alcoba y me sentí traicionado.
“La persona en la que en estos últimos años he depositado mi confianza ha demostrado no ser digna de estar entre mis amigos de facebook y la he tenido que bloquear. No puedo describir cómo me siento, solo deciros que mi corazón está roto”
Alguien comentó:
“Que acaba de poner tu Marisa en su muro que estabas muy simpático esta mañana cuando saliste del baño con una tira de papel higiénico colgando del culo dos metros por el suelo”
En ese momento supe que nunca me libraría de ella. Noté su lengüecita en mi oreja y le perdoné lo del papel. Para lo de los secretos de alcoba traicionados tendría que agacharse un poco más.

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