-¡¡MARISA,
CARIÑO ¿POR QUÉ TUS BRAGAS SUCIAS SIEMPRE HUELEN TAN BIEN?!
-Mis
bragas sucias huelen a demonios, cielo, lo que ocurre es que procuro no
dejarlas a tu alcance porque sé que te las metes en la nariz y en la boca
cuando yo no estoy y me da mucho asco solo de pensarlo.
-¡¡PERO
MARISA, EN LA ROPA SUCIA SIEMPRE HAY BRAGAS TUYAS!!
- Ya
lo sé, cariño, son bragas limpias que me froto un poquito contra el coño cuando
estoy caliente y relativamente limpia, dejando así la proporción de olor justa
y necesaria para excitar a un hombre sin hacerle lamer mi orina. Luego las dejo
en el cesto para que las disfrutes.
-¡¡PERO
MARISA, ESO ES COMO COMER HORTALIZAS DESHIDRATADAS!!¡¡JAMÁS PENSÉ QUE FUERAS
TAN ARTERA!!
Fíjense.
Uno piensa que se ha casado con una mujer honesta y se encuentra, después de
varios años de convivencia, con una desconocida que esconde sus bragas sucias. Marisa
me había decepcionado y anduve todo el día cabizbajo deambulando por la casa
como un animal herido, como un perro que ha perdido a su amo, como un niño sin
bicicleta.
-
Pero Mariano: ¿Es que no te puedes conformar con lamerme el coño fresquito y
recién salido de la ducha? ¿Para qué quieres trapos impregnados de orina si
puedes acceder al organismo que la genera?
¡¡EL
ORGANISMO QUE GENERA LA ORINA!!
La
idea era turbadora. ¡¡Se describió a sí misma como un organismo que genera
orina!! De pronto ya no era mi Marisa de cuerpo delicado sino un organismo
productor de excreciones. Marisa masticaba comida y bebía y procesaba dentro de su cuerpo esos líquidos y
materias orgánicas, cribándolos y eliminando los desechos y quedándose con los
nutrientes, que de alguna manera se convertían en ella. El filete de ternera
era Marisa, el yogurt, las castañas asadas, las ciruelas y las lentejas eran
Marisa y , puesto que el anciano de manos peludas y caspa en las cejas del piso
de arriba también se alimentaba de cosas parecidas, el anciano de manos peludas
y caspa en las cejas del piso de arriba también era Marisa y Marisa era él. Cuando
me metía las bragas de Marisa en la boca y tocaba su orina reseca, era la orina
del anciano de manos peludas y caspa en las cejas del piso de arriba la que
estaba lamiendo. Me dejé caer en el sillón que afortunadamente se encontraba en
el lugar adecuado y hundí la cara en mis manos, sollozando lastimeramente.
- ¡¡¿COMO
PUEDO ESTAR SEGURO DE QUE NO LE ESTOY COMIENDO EL COÑO AL CARNICERO, MARISA?!!
Marisa,
que no había seguido el hilo de mis pensamientos porque a veces no puede, puso
su cara de resignación sonriente y me suministró unos ansiolíticos y un
relajante muscular con un vaso de ron.
Cuando
me desperté, al día siguiente, aquellos pensamientos funestos se habían
evaporado, pero Marisa nunca supo lo cerca que estuvo de arruinar nuestro
matrimonio con su falta de tacto.
EN LA IMAGEN, PÁGINA 1 DE 2.
EN LA IMAGEN, PÁGINA 1 DE 2.
4 comentarios:
Los dibujos estupendos. El relato terreno y real. Hay muchos hombres que no llevan las bragas de la querida de pañuelo, por vergüenza.
Al leerlo, me entró el apetito…
Un saludo.
Has de mirátelo.
Saludón
Me ha encantado! La historieta y el fanzine en general. Genial, Javi!
Gracias Donmingo
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