miércoles, 30 de diciembre de 2009

SI NO LLUEVE VOY CON LA BICI ROJA

Sonia era la madre de una chica de a 20 que parecía que no podía controlar sus caderas ni sus tetas ni sus hombros ni la curvatura de su espalda ni su culo-mesita (se podían servir desayunos en él), aunque probablemente toda la coreografía exótica de su cuerpo estaba minuciosamente estudiada para enloquecer a los hombres. Sonia solo tenía 15 años más que su hija y se sentía tan celosa de ella que procuraba follarse a todo aquel que la mirara con lujuria.
A Sonia se le iba la oreja a las conversaciones ajenas y a veces entraba en ellas involuntariamente. Un lunes estábamos tomando un café en un bar pequeñito de paredes de piedra y fotos de niños, cuando el camarero le chilló a la cocinera: “¡Si bajas al almacén sube cuatro cartones de leche!”. Sonia musitó, con la mirada perdida en mi frente, “Vale, cuatro cartones”.
Un domingo en el autobús una chica le dijo a otra “ ¡…me entraron unas ganas de darle una patada en los huevos…!” y Sonia murmuró mientras con su dedito dibujaba en la suciedad de la ventanilla “ di que sí, una patada en los huevos bien dada”.
También desvelaba conversaciones internas sin darse cuenta. Estábamos unos cuantos en la barra del bar y la oía decir, muy bajito, dirigiendo una mirada perdida a la izquierda (siempre a la izquierda) “y tú que lo veas con los ojos en la mano”.
Marcelino Mimosín era el jefe de sala del comedor del hotel y le llamábamos así porque todas las tías de todas las edades se lo querían follar no por su cuerpo escultural sino por su aire de osito de peluche, imberbe, regordete y con grandes ojos de grandes pestañas caidas y tristonas y boca pequeña de labios rojos por la que escupía los cinismos mas malvados que uno pueda imaginar. Como miraba con lujuria a la hija comosellame de Sonia esta se lo llevó al huerto. Mimosín y yo habíamos forjado una profunda amistad basada, sobre todo, en la sorprendente y casual revelación de que los dos nos habíamos puesto cachondos cuando teníamos 13 años leyendo una novelita (de las de cambiar en el quiosco) de Ralph Barby que se llamaba “El planeta de las hembras Leax”, en la que un navegante del espacio caía en manos de una especie extraterrestre de hembras en cuyo planeta no tenían hombres y hay que ver lo que le hacían al pobre muchacho. Saber que otro ser humano se había masturbado con aquella obra insignificante derribó cualquier barrera que pudiera haber entre un jefe de sala y un friegaplatos. Así que me contó lo que pasó con Sonia. Yo no había follado nunca con Sonia ni quería porque me daba mucho miedo pero tenía algunas sospechas razonables sobre su comportamiento en la cama, y Mimosín me las corroboró. Me lo contó así:
-¿Sabes lo que hizo la hija de puta en medio del polvo, justo antes de corrernos como perros?- me preguntó Mimosín, con gesto más desconcertado que indignado
-No se, ¿dijo algo sobre un trasmisor estropeado o sobre yogures?
- Dijo “vale, si no llueve voy con la bici roja”.
Y hablando de conversaciones raras en la cama, PICAD EN LA IMAGEN NEGRA Y FELIZ AÑO.

lunes, 28 de diciembre de 2009

MALA, MALA, MALA, PERO MALA DE VERDAD

En casi todas las cocinas había una mujer separada o soltera entrada en años y con muy mala hostia, que se sentía amenazada por todo el que entraba nuevo a trabajar. Cuando vomité sobre la pila de platos sucios supuse que le habría quedado claro que yo no era una amenaza para su puesto de trabajo pero como había sido víctima de un marido alcohólico y maltratador, su mente enferma me adjudicó la personalidad del gañán con el que había estado casada. Yo hacía ensaladas, me lavaba las manos después de cagar y me bebía la ginebra de lavar los cubiertos mezclada con agua para que nadie advirtiera mis excesos. También hacía unos pasteles de chocolate que se servían calientes con una rodaja de mandarina y cuya sola visión me provocaba arcadas . La camarera que lustraba los cubiertos al lado de mi pequeño rincón de trabajo me ponía como un burro porque era joven y exuberante, ceceaba y olía bien. Cuando le dije que era de Navelgas me contó que ella había "eztado allí de coloniaz cuando tenía 14 añoz" y yo le pregunté si de aquella ya menstruaba. A partir de aquel día anduvo un poco escurridiza y parecía que me evitaba. Yo no entendía como podía ir por la vida de bomba sexual a punto de explotar y escandalizarse por una pregunta tan inocente, a no ser que sintiera algún tipo de repulsión hacia mi persona. No se puede ser puta y señorita a la vez. Pero se me ha ido la olla. Estábamos con la zorra amargada de 52 años que intentaba joderme la vida para que dejara el trabajo. Primero le dijo al cocinero jefe que yo olía mal. Bien, era cierto. Luego le dijo que me había visto robando un magret de pato en la nevera. Bien, era cierto. Luego le dijo que vomitaba con frecuencia sobre los platos que esperaban en la maquina de lavar y los metía igual sin pasarles ni un agua. Esto era mentira, solo lo hice 2 veces y fue un accidente. Le dijo que me había pillado varias veces empinando el codo en el almacén. Cierto. Que fumaba en la nevera, que me comía los restos de los platos, que me bebía el vino sobrante de los clientes y que me había visto lamiendo la cuchara del postre de la recepcionista superguapa – francesa. Cierto, cierto, cierto y cierto. Pero ¿cómo se puede ser tan miserable?... Me refiero a ella, por si alguien se lo está pensando.
Así que un día la agarré aparte y le dije que la iba matar con mi mejor tono de voz de psicópata cinematográfico. Le dije: “Te voy a matar hija de la gran puta”. ¿Y sabéis qué hizo la hija de la gran puta? me cogió los huevos con las dos manos, sin nada de amor, y me dijo: “A ver”. ¿Se puede ser más miserable y más mezquina y más mala?
Luego estuvimos saliendo un poco pero la relación se estropeó por culpa de mis vicios y sus arrugas.
Era mala, mala, mala, pero mala de verdad. Creo que sigue allí, pelando patatas, y allí seguirá hasta que se acabe el mundo.

viernes, 25 de diciembre de 2009

ESENCIA DE MAÑO

El maño siempre contaba chistes de maños cuando estaba curda y se hacían corrillos a su alrededor porque el acento maño es muy cómico para los que no lo somos. Cuando no tenía espectadores se ponía serio y a algunos allegados nos mostraba al artista que se escondía tras el payaso. Afirmaba ser el doblador de Al Pacino en “ Esencia de mujer” y aseguraba que el doblador habitual se había puesto enfermo y uno de la productora se fijó en él en un bar. Habían trabajado mucho para pulir su dicción y evitar acentos locales pero el resultado estaba a la vista. Normalmente lo mandábamos a la mierda, pero la primera vez que me lo contó decidí hacerme el tonto y pedirle que me hiciera una demostración. Se sabía todo el monólogo en que Al- coronel ciego- Pacino defendía a Cris O´Donell en el tribunal escolar. Cerré los ojos para escuchar porque la cara del maño no daba para imaginarse a la del actor. Vale. Se veía que en sus borracheras solitarias se había dedicado a aprenderse el monólogo y lo recitaba con soltura y cierta semejanza en algunos tics del doblador original, pero, sorprendentemente, me recordaba más a Rambo que a Pacino ( creo que el mismo doblador ha coincidido con ambos actores). Lo que más le gustaba era la parte en que decía “Todavía estoy calentando motores” y no sé qué hostias del alma incorruptible o algo así. En ese momento, a veces se emocionaba y se le empañaban los ojos porque estaba muy borracho y lo sentía todo muy intensamente.
Un día quedé por teléfono con una gallega a la que había conocido borracho y de la que solo recordaba que era más joven que yo y que olía bien. Mi mente la había dibujado como una preciosa morena de ojos verdes. Cuando la vi me disgusté porque tenía los ojos demasiado separados de la nariz y alguna imperfección en la piel de la frente; tenía la fea costumbre de hablar a veces enseñando los dientes y sin separar casi los de arriba de los de abajo, lo que me hacía pensar en que alguien a quien admiraba en su pueblo hablaba así (no sé, la hija del alcalde o una concejala) y ella había cogido esa costumbre a base de imitarla; también le hacía muchísimas preguntas estúpidas al camarero sobre los ingredientes de la comida y pidió que le cambiaran el cenicero porque había un hueso de aceituna que no era nuestro. Luego me sometió a un interrogatorio como si estuviera catalogándome como posible marido y durante los postres me habló del amor y sus trágicas consecuencias con un apasionamiento que me puso los huevos de corbata. Sí. Me habló de amor con mucho sentimiento enseñándome la dentadura apenas abierta mientras lo hacía. Creo que no era bebedora habitual y me había pasado llenando su vaso de tinto una y otra vez al mismo ritmo que el mío. Luego nos fuimos a un pub que yo frecuentaba y parecía que se iba a poner mimosa cuando apareció el maño. Mostré una alegría poco habitual al verle y le invité a que se uniera a nosotros. El maño se parecía físicamente a mí pero con la cabeza más grande y plebeya y algo más de tripa, pero él solía mirarme como si yo me pareciera a él pero con la cabeza más grande y plebeya y algo más de tripa. Como había una chica se puso seductor y enseguida le piqué para que nos hablara de sus dotes de doblador de actores. Le pedí a la chica que cerrara los ojos mientras él recitaba el monólogo. Ella estaba borracha y a veces emitía chilliditos y gritaba : “ ¡Es Al Pacino, lo estoy viendo!” , mientras yo me iba desplazando serpentinamente hacia la puerta de salida. “¡…El alma de este chico no está en venta…!, le oí gritar al maño, antes de largarme de allí como la puta rata que soy.
¡Pues esta sí que es buena!: Esto sucedió hace 5 años y hace una semana me comunicó vía Facebook que se había casado con la gallega y esperaban un hijo. Enhorabuena mañico, y no te delates en mi facebook que yo no pienso descubrirte.

lunes, 21 de diciembre de 2009

NÚMERO 25

El número 25 de COMO LOS SAPOS CIEGOS está todo él imbuido de espíritu navideño y amor.
Y ya van 25 números. El número 25 siempre ha sido un número bonito y de color rojo, como todo el mundo sabe.

LA ENFERMERA DE LAS GAFAS DE MONTURA ROJA, OJOS VERDES Y DEDOS DELICADOS

Casi nadie se imagina a su abuela chupando una polla o tomando por el culo, es normal, y es bastante probable que no les gustase hacerlo. El otro día un cliente de setenta y pico años me dijo que le habían hecho una exploración rectal en el hospital. Ni siquiera esperó a sentarse ni a dar los buenos días, lo dijo en la puerta. Les encanta contar sus truculencias aunque sea lunes, aunque sea otoño y las hojas se arrastren lánguidamente por el suelo mientras una lluvia melancólica chisporrotea en la ventana; aunque sea primavera y se pueda ver en el parque a unos niños jugando con un globo y riéndose o a una adolescente comiéndose una chocolatina con la mirada perdida; aunque suene el más alegre Swing del mundo en el tocadiscos y yo esté de buen humor o aunque suene el final de la opera y la protagonista se muera o el bueno de Bach vuelva a engañarnos haciéndonos creer que ahora sí que se acaba la melodía, para burlarse otra vez consiguiendo que él violin rice el rizo una vez más. Ellos tienen que contar sus historias de pus y caca y mi impulso incontrolable es decirles algo que no se esperan. Ese día recordé a la bellísima enfermera de las gafas de montura roja sobre ojos verdes. Cuando el viejo me dijo que había sido en el hospital de jove donde desvirgaron su culo pensé en los dedos finos de la enfermera de las gafas de montura roja deslizándose por su recto y así se lo hice saber. Le dije: “¿No tendría usted la suerte de que le hiciera la exploración una morenita de ojos verdes con gafas de montura roja?” Se puso muy nervioso. Era un tipo bastante rudo y torvo, a juzgar por las matas de pelo que salían de sus orejas y por la cara de subnormal enfadado con su puta vida. Me dijo en un tono seco y cortante que a él no le gustaban esas mierdas y que además “a una mujer hay que darle por donde hay que darle y hay que darle bien”(cito textualmente). Y se puso colorado como un centollo. El resto del corte trascurrió en silencio mientras mi imaginación se iba con aquella enfermera de ojos verdes y se alejaba del recto del cliente a la vez que tatareaba algo de doo wop para destensar el ambiente. Dudurududumm. Me he alejado un poco del tema del chiste, excepto en el hecho de que mi cliente se podría parecer perfectamente al tipo de la mamada. Pica en la imagen.

jueves, 17 de diciembre de 2009

UNO DE PSICÓLOGOS PARA UNA HISTORIA DE PSICÓLOGOS

El problema de simular una depresión es que hay que recapitular y buscar razones reales para estar deprimido, consiguiendo así que la interpretación en la consulta sea más creíble; lo que nos lleva a comprobar que realmente deberíamos habernos suicidado hace tiempo. Yo tenía estos datos: vivía en una casa de planta baja que olía mal, no tenía luz y tenía cien años, y en cuyo patio había una chabola con un esquizofrénico y su anciana madre a la que maltrataba.
Tenía un trabajo temporal de inserción laboral del ayuntamiento que consistía en golpear cunetas con una azada rodeado de yonkis y analfabetos.
Bebía 3 litros de vino diarios y fumaba 2 cajetillas de tabaco.
Estos datos, aliñados con una falta absoluta de expresión verbal y no verbal bastaron para convencer al la psicóloga y darme 6 meses de depresión pagados. Salí tan contento que me metí en la bodega a celebrarlo con cecina, vino, pan y queso, a lo grande. Incluso practiqué algunos ritos de cortejo que tenía apolillados en la memoria, con la camarera esa que siempre me miraba como a un puto gusano. Era subnormal pero estaba muy buena. Era subnormal porque siempre decía a viva voz que le daba mucho asco la gente que bebía vino a las 11 de la mañana, afirmación desafortunada cuando se trabaja en una bodega rodeada de una manada de alcohólicos. El caso es que le dije a la chica, valiente como me sentía por mi nueva situación de “enfermo- depresivo- cobrando”, que si ese azul de sus ojos eran unas lentillas porque parecía casi irreal y que hacía daño a la vista y que si tuviera los pezones del mismo color haría un bonito efecto optico, como de tener ojos en las tetas o pezones en los ojos, según se mirara. Me dijo cerdo y no me miró más a la cara en toda la mañana. Parecía que le molestaba servirme el vino y le daba asco que me lo bebiera a una velocidad tan vertiginosa. La cecina estaba de puta madre, sin toda esa mierda de aceite y orégano que le echan algunos enteradillos de taberna fina. Eso solo se hace si la cecina es una mierda, si esta buena no hay que joderla con aliños matasabores. Salí de allí con un buen cebollón y seguí la ruta con alegría. Tenía la sensación de haber aprobado unas oposiciones y así lo hacía ver.
En los bares conocidos me frotaba las manos, daba saltitos de payaso y gritaba entre carcajadas : “ ¡Me han dao 6 meses de baja por depresivo!”. El Frutero Pablo me miró con desaprobación y yo le dije, apuntándole con mi dedo índice a la frente “y eso me lo estás pagando tú y todo el resto de autónomos puteados”, ¡y hay que ver que cara mas macabra se le puso!.
Por la noche seguía celebrando mi depresión, ahora bailando con una borracha encima de la mesa en un pub. ¿Cuántas posibilidades había de que mi psicóloga estuviera allí y me viera dar rienda suelta a la depresión? Joder. Menuda cara se me quedó, con el sujetador en la cabeza y enfriados mis ánimos por la penetrante mirada de la psicóloga, que me taladraba desde la barra. Ya no la podría engañar de nuevo. Solo me quedaba cambiar de psicóloga, pero esa es otra historia.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

ANIMACIONES GROTESCAS











Si picas en la imágenes vas a las animaciones de novato que hice para ellas, . La idea era experimentar un poco con el juguete (image ready, nada del otro mundo), pero me pareció muy cansado y repetitivo y acabé por dejarlo en estas cuatro grotescas pruebas. La del angel- pollo tiene algo de interés porque muestra los pasos desde el dibujo a lápiz al resultado final.



domingo, 13 de diciembre de 2009

UN CUENTO DE NAVIDAD

La cocinera Eva era fría y hermosa como la muerte y casi me ponía palote que me diera órdenes y me tratara de usted. Yo estaba de friegaplatos y ella tenía el cuello de nadadora y los ojos azul-vacío. El novio iba a buscarla con sus 2 metros de estatura y sus modelitos de mierda y sus rastas de mierda. Se creía muy guay por llevar el pelo sucio y zapatos de 200 euros. Yo estaba siempre colorado como un centollo y tenía un cartón de vino tinto debajo de la pila. “Maldita puta, seguro que ese imbécil no sabe hacer una O con un canuto” pensaba yo, fantaseando con un inesperado golpe de fortuna que me colocara por encima de las expectativas de esa Diosa herculea y toda su puta raza.
Un día estaba ella trajinando con el pescado cuando apareció el hijo de la dueña, un niño mofletudo que tocaba las cosas sin que nadie le diera dos hostias. Era Navidad. ¿Sabéis qué le dijo mi Evita al niño, muy bajito, pero no tanto como para que yo no lo pudiera oir, cuando el niño empezó a desvariar con Papá Noel? Le dijo: “Mira nene, Papa Noel esta navidad no está porque murió carbonizado al colarse por una chimenea encendida el año pasado”. ¿No os parece un ángel? Casi se me empañaron los ojos. Mis huevos estaban llenos de amor y casi que mi corazón también.
No hubo golpe de fortuna, me cago en la cenicienta, pero mirad lo que pasó:
Una noche, estaba yo ahogando mis penas en un bar con mi mejor pose de perdedor con oscuro pasado, mientras afuera trinaban los villancicos en los altavoces, cuando apareció el imbécil que se follaba a Evita con una tranca de tres pares de cojones (quiero decir que apareció borracho, no que se la follaba con una tranca). Me dijo que me conocía, que trabajaba con su novia y patatín patatán y yo me puse lameculos y rastrero como el pedazo de mierda que soy. Tomamos una y otra y otra y él ya no se tenía en pie. De pronto se me quedó mirando con los ojos muy abiertos y la boca también y echó a correr en dirección al servicio, pero antes de llegar ya comenzó a andar abriendo las patas de una forma peculiar que me era conocida; cuando te cagas encima abres las patas porque actúas como si no tuvieras pantalones y consiguieras así no mancharte los muslos. No sé qué hizo en el servicio todo el rato que estuvo pero no sirvió de nada, sus pantalones rezumaban mierda y, para mi sorpresa, a pesar de su carita de guapo y sus zapatos caros, esta olía peor que ninguna que hubiera olido yo antes. Luego dimos por terminada la velada de compadres y nos fuimos cada uno a nuestra casa, previa promesa de no contarle a nadie lo sucedido. En casa estuve bebiendo vino tinto y fumando y pensando en que una mujer como Eva no debería estar con un tío que se caga encima, y obsesionándome con esa idea y dándole vueltas y más vueltas. Por la mañana me levanté igual de borracho que me acosté y al llegar a los vestuarios del hotel dejé una nota en la taquilla de Eva, esa que veis en la foto. Luego apareció Eva en la pica de las perolas y me dio una hoja con mi foto y mi curriculum y me preguntó si eso era mío. En el reverso del currículo estaba la nota que le había dejado pegada en la taquilla y quise pensar que se había caído por el lado bueno. Al menos ella no dio muestras nunca de haber leído nada sobre novios y cagadas.
Luego colgué en la puerta del armario de mi dormitorio, en el espejo, justo encima del reflejo de mi cabeza cuando me miraba a un metro de distancia, la nota de la vergüenza, para recordar siempre que no se escriben notas en estado de embriaguez de amor y vino.
Quizás debería pegarla ahora en la pantalla del ordenador para recordarme lo fácil que es darle al INTRO.
INTRO.

jueves, 10 de diciembre de 2009

AL BUENO DE SARTRE LO QUE LE HACÍAN FALTA ERAN UNOS BUENOS ESTIRAMIENTOS DE ESPALDA Y DEJARSE DE JODER LA MARRANA

Este cuadro lo pinté hace 20 años, en el invierno de 1989-90. Ese tipo tan retorcido lo hice así probablemente por snobismo de artista , ya que sabía dibujar perfectamente a las personas con los hombros sin dislocar. Tampoco es que reniegue de él, a lo mejor dentro de mil años un biógrafo y un crítico estúpidos aúnan fuerzas para sacar una conclusión estúpida sobre el autor. Pero les voy a joder esa posibilidad, si este texto resiste al tiempo. El caso es que recuerdo a una tía que, aquel mismo año y conociéndome muy poco, me dijo que andaba muy cargado y muy tenso de espalda y que parecía que había estado en la cárcel¿? Me aconsejó unos estiramientos matutinos y unos ejercicios respiratorios, a sabiendas de que un tipo que dedicaba la mitad del día a echarse vino al coleto no se va a inscribir en un curso de yoga. Yo consideré que la complejidad existencial de mis problemas eran propias de una mente superior y clarividente y esa chica era una necia al pensar que sus ridículos remedios para marujas agorafóbicas podían serle de utilidad a un espíritu elevado como el mío y después recuerdo que destrocé una puerta a patadas porque se me había olvidado el vino en la tienda y finalmente me bebí el vino blanco de cocinar, me dio un ataque de genialidad y terminé ese cuadro.
10 años después perdí el cuadro en una mudanza. Dos días antes había tenido un encuentro raro con un borracho en un bar que abría las 24 horas. Había más borrachos, como suele ocurrir en ese tipo de bares a las 4 de la mañana, pero ese me miraba con reconocimiento y sonreía de manera inquietante y meneaba la cabeza. Tenía una cara patibularia y no por casualidad: “Tu has estado en la cárcel de Villabona” me dijo¿? Le dije que no y él que sí y yo que no y él que sí. Finalmente le dije que no había estado en la cárcel y que me parecía que lo que él quería era que le dijera que sí, para acribillarme a preguntas que demostraran lo contrario y luego darme unas hostias, porque él sí que había estado encerrado y a los ex presidiarios les jode que alguien vacile de haber estado en la cárcel sin haber estado. Se le quedó cara de tonto un rato. Me dijo que estaba como una maniega (“estás mas chiflao que yo, hijoputa”, me dijo también) y que lo que había notado en mí era una tensión muy rara que tiene mucha gente después de estar en la cárcel¿? Cuando regresé a casa, borracho y pensativo, apunté con mi dedo índice al personaje del cuadro y le dije: “ tú has estado en la cárcel”.

10 años después de perder el cuadro , 20 después de pintarlo y hace una semana, me dio por ver una de Clint Eastwood, “Mystic River”. En ella, el poli negro decía que sabía que el protagonista había estado en la cárcel porque tenía una especie de tensión en los hombros. Diez minutos más tarde encontré casualmente la foto del cuadro perdido. Joder. Sí que tenía los hombros cargados, el personaje ¿Y yo? Busqué estiramientos de espalda en google y me puse a hacerlos. Y al día siguiente y al otro. Comprobé que hay una notable diferencia en el estado anímico haciendo estiramientos y no haciéndolos. No me quiero ni imaginar como hubieran cambiado las cosas si los hubiera empezado a hacer hace 20 años y de qué coño estaría escribiendo ahora.
¿Conclusión?: AL BUENO DE SARTRE LO QUE LE HACÍAN FALTA ERAN UNOS BUENOS ESTIRAMIENTOS DE ESPALDA Y DEJARSE DE JODER LA MARRANA CON QUE LA EXISTENCIA PRECEDE A LA ESENCIA.

lunes, 7 de diciembre de 2009

NÚMERO 24

El número 24 trata de bebes, putas, graciosos de peluquería, brujas , locas, subnormales, divulgadores científicos, analfabetos y manos libres al volante.
Sin miedo. Picad en la imagen.

EL GRAN LIBRO DE LA CINEFILIA

Xavier Águeda es es el Listo de Listocomics.com (una página de tiras famosa y con solera) y probablemente una de las pocas personas emocionalmente estables e inteligentes de entre esa turba de imbéciles que se han adueñado de WEE. Como en los momentos de tormenta durante mi breve paso por ese ente amorfo que es la asociación de webcómics en español fue de los pocos que no se sumó al odio generalizado hacia mi persona, y puesto que ya hace tiempo que tengo su enlace en este blog porque su tiras me hacen sonreír, tengo el gusto de anunciar aquí la inminente puesta en venta de su libro, el gran libro de la cinefilia:
El gran libro de la cinefilia, de Xavier Àgueda (Listo Entertainment). Rústica, 300 Páginas. 21 x 14,8 cm. PVP: 15 € El gran libro de la cinefilia recopila los artículos humorísticos sobre cine escritos por Xavier Àgueda para el blog La Cinefilia entre 2004 y 2009. Incluye un cursillo de cinefilia, cinco trucos para cineastas, centenares de reseñas y bastante recochineo. El prólogo es de Guillermo Zapata (guionista de Hospital Central). Sale a la venta el próximo 18 de diciembre de 2009.
Sobre el autor: Xavier Àgueda, alias Listo Entertainment (Barcelona, 1979) es ingeniero, profesor, dibujante de cómics y cinéfilo atípico. Publica habitualmente en las revistas TMEO, Monográfico, Cretino y Le Potage, y es el responsable de las webs de Listocomics.com, La cinefilia, y Cómics en blog. * Más información en : http://listocomics.com/cinefilia

jueves, 3 de diciembre de 2009

NO LO HAGÁIS EN CASA. ES UNA HISTORIETA CÓMICA SIN FUNDAMENTO.



En el restaurante del pueblo nos juntábamos a veces a comer personas que en la vida real jamás habrían compartido la misma barra ni el mismo bar. La norma era hablar con mucho amor de las tradiciones que se perdían y de toda esa mierda inútil de la mitología celta de la que se supone que los asturianos somos herederos. Pues hablando de creencias chiripitifláuticas, hoy mismo vi a unos lapones pastores de renos, en el canal odisea, cuya vida era una mierda de tamaño directamente proporcional a la extravagancia de su religión y sus mitos. Eso sí, en el documental nos vendían con mucho cariño lo de la comunión con la naturaleza y todo eso. En mi opinión la selección natural estaba haciendo su trabajo y les quedan cuatro días. Por eso, en aquellas tertulias de domingo durante la comida, me asombraba que aquella gente que se quejaba de no tener valor para elegir permanentemente la vida del campo abandonando las comodidades de la ciudad, se pasaran todo el puto día hablando de las ventajas de las viejas tradiciones en comunión con la tierra mientras que los que no habían tenido elección dedicaban la mayor parte de su niñez a urdir un plan para salir del pueblo.
La vieja tradición que cuenta la historieta de la imagen es falsa. Niñas, no lo hagáis en casa ni volváis a entrar en este blog. Caca.

lunes, 30 de noviembre de 2009

COCHINA. NIÑA MALA.

Esa es la casa en la que vivía en Navelgas, allá por el 92. Una vez vino un amigo a pasar el fin de semana y no solo no cenamos sino que dedicamos la tarde y la noche a beber güisqui DYC del malo. La idea era pasar la tarde bebiendo güisqui DYC del malo así que nuestro proyecto para el primer día no entrañaba muchas dificultades. Habíamos calculado que cuando tuviéramos el punto deseado comeríamos algo pero no había ningún puntómetro en los alrededores y las copas se sucedieron sin mesura. Había en el pub dos rubias desconocidas a las que intentamos seducir pero desistimos en cuanto una de ellas me advirtió que era mi prima Genoveva y que cómo le iba a mis padres y que cuánto tiempo y que no has cambiado nada. Yo no me podía creer que esa hembra hercúlea fuera la misma que se meo en la cocina el día de navidad como la niña del exorcista cuando tenía 8 años. Dos horas después del desafortunado encuentro, el camarero esparció serrín en el suelo y mi amigo se tiró en él a hacer como que nadaba mientras yo pensaba en unas morenas que había en la barra y en los extraños ritos de cortejo de mi amigo...pongamos...Oscar. Había también unos guardias civiles borrachos que se quitaron toda la ropa. Eran jovencitos y consiguieron con su actitud que un par de parejas se marcharan ofendidas. Luego puse un poco la oreja, cuando se sentaron sin ropa a hablar con el camarero y atrapé esta frase entre el ruido y la música “ ¿Sabes por qué nos hemos desnudado?, porque la gente no nos quiere y nosotros también tenemos sentimientos”. Se acabaron los tiempos en que el mundo se paraba cuando la guardia civil hacía acto de presencia en una fiesta. Aquella frase marcó un antes y un después en mi manera de ver a la benemérita. Ahora eran niños perdidos con pistola y desde entonces siempre he creído reconocer en los rostros de todos los que me he encontrado cierto aire de desamparo. Algo así como la soledad del monstruo o yo qué sé. El caso es que esa noche intentamos subir esa cuesta que nos llevaba hasta la casa pero cuando estábamos ahí donde señalan los monigotes, nos tiramos al suelo para fumar un cigarro, eso lo recuerdo. Seguramente nos apeteció hacer de rudos vaqueros mirando el cielo estrellado o algo así y nos sentamos ahí con la idea de tener una charla trascendental sobre el infinito o sobre mujeres, pero nos quedamos dormidos y al día siguiente nos despertó una fina lluvia muy agradable y mi prima Genoveva que me traía chorizos de casa. No me avergoncé de que me encontrara en ese estado porque, al fin y al cabo, yo la había visto mearse en el suelo de la cocina en casa de sus padres.
Genoveva, Genoveva: Se lo contaste todo a mi familia pero ahora, 17 años después, todo el mundo sabrá que te measte en el suelo de la cocina.
Cochina, niña mala.

sábado, 28 de noviembre de 2009

CARTA CAGADA. CONCURSO CON PREMIO


Esta foto es de una de las primeras entradas de este blog y por lo tanto no recibió la atención que merecía. Es una carta que había en el suelo del portal de mi casa, que me hizo pensar en la posibilidad de que una chica se hubiera bajado los pantalones despues de escribirla y se hubiera cagado encima y en lo raro que parecía. Pensé entonces que Wilmer era uno de los sudamericanos del 3º (Wilmer no es un nombre muy de aquí y el "super amor" también me hizo pensar en ello). Pero la mierda podía ser de un perrito porque el trozo grande no es mucho más grande que la palabra "amor", aunque la posibilidad de que una carta de amor estuviera en la calle y el perro decidiera cagar encima me parecía remota. ¿Y si realmente fue una chica la que solto el zurullo y este es la rosa a la que se refiere?, ¿Qué hizo Wilmer para merecerse ese trato?. DESDE AQUÍ HAGO UN LLAMAMIENTO PARA DESVELAR EL MISTERIO. CUALQUIERA QUE ME PUEDA DAR INFORMACIÓN SOBRE ESA CARTA Y SU HISTORIA SERÁ RENCOMPENSADO . POR OTRO LADO, LA MEJOR HISTORIA QUE ME CUENTEN SOBRE ESTA CARTA SERÁ PREMIADA CON ÚN EJEMPLAR DEL TMEO 105 CON MI PÁGINA FIRMADA(sí, ya sé ,¿para que vais a querer un ejemplar firmado?). SOLO TENÉIS QUE ESCRIBIR AQUI VUESTRAS HISTORIAS O MANDARMELAS A javiguerrero@javiguerrero.es. El premio no debería quedar desierto.

viernes, 27 de noviembre de 2009

NUMERO 23 Y LOGO NUEVO


Pues, como podéis ver, le he hecho un logo nuevo con sapo nuevo y letras a mano a los sapos ciegos, no porque yo sea uno de esos panolis que piensan que ser moderno es odiar una tipografía y condenarla al ostracismo sino porque digo yo que, por lo menos para el título, no hay que ser holgazán y aunque la letra chiller estaba muy bien porque imita un salpicado como cuando revientas un sapo en la carretera, estaba harto de verla. Además la chiller no la inventé yo sino otra persona muy lista pero que también seguro que está hasta los huevos de ella y ha hecho muchas más; y no puede ser que mientras ese tipo se sigue rompiendo la cabeza para hacer más y más tipografías, ganando miles de millones con ello, yo no sea capaz de crear diez letras para mi título. La de los globos de texto no pienso cambiarla aunque sea la innombrable, esa que empieza por “c” y sigue por “o” y luego una “m”…comi…comic s…. Bueno esa, la innombrable. El otro día en un blog que no me apetece buscar se cagaban en la innombrable y nos mostraban otras opciones que eran igual de feas o de bonitas o de casuales, que la innombrable, pero con algunas leves variaciones, y que si se usan mucho son capaces de hartar a cualquiera que sea capaz de hartarse de una tipografía. Por eso me dijo alguien el otro día que, de no escribir en los globos a mano alzada, es mejor usar las de palo como la Arial, pero yo no estoy de acuerdo porque las lineas rectas me dan mucho pol culo. Hasta los edificios los dibujo curvos por no hacer rectas. Putas rectas de mierda. También está el hecho innegable de que mi letra parece la de un subnormal desequilibrado, y si hago esos guiones con mi letra se van a pensar que tengo a un millón de monos haciéndome los cómics y yo solo pongo la firma.


En este número tenéis una sola historia tan dulce y fluctuante que os recomiendo que pongáis música del bueno de Bach para leerla. Los conciertos para violín y orquesta o algo así, interpretados por Isaac Stern, por ejemplo. O el de violonchelo nº 1 por Jacqueline du Pre. Para cagarse de gusto.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

LA CORRIDA TRASLÚCIDA


Mucha gente piensa que los viejetes en la peluquería o en cualquier trabajo de cara al público no solo no dan sorpresas sino que conversar con ellos te absorbe la energía de alguna manera. Mentira, mentira y mentira. A todo el mundo menos a un niño con sus padres al lado se le puede sacar provecho. Los niños con sus padres al lado se comportan como si fueran subnormales y los adolescentes se anulan a sí mismos. Todos estamos dispuestos a ser comprensivos con los niños y con los adolescentes pero los viejos y su maldita costumbre de relatar enfermedades vuelven loco a casi todo el mundo. Estúpidos. Un viejo habla de enfermedades porque es lo que se espera de él pero en cuanto le tiras un poco de la lengua puedes pararte, escuchar y disfrutar.
Esta historia del viejete del chiste es de verdá de la buena pero no fue trapecista sino boxeador. Tiene 89 años y esas fueron las primeras palabras que salieron de su boca la primera vez que le corté el pelo. Se tiñe el pelo y el otro día lo vi diciéndole porquerías a una chica de a veinte en al bus y la chica sonreía a pesar de no tener pinta de puta. Así que algo bueno estaba contando el viejo. A mí el viejo me dice siempre que tarda mucho en correrse y las deja a gusto y contentas. Me explicó que cuando eran niños de 12 años se follaban todos a la hermana de once años de uno de los del pueblo, que jugaban a eso ( y yo pensaba en nuestros parientes los bonobos) También me cuenta que él no quiere saber nada de sesentonas con las tetas en el ombligo y que el chocho ya no les huele bien para comérselo. Luego está su problema con el viagra: Desde que notó que solo se empalmaba durmiendo y en la cama y que al moverse para follar a su última compañera, se le volvía a poner morcillona y, finalmente, perdía la erección necesaria para penetrarla, decidió pedirle viagra al médico. Este se lo puso difícil por lo de su presión arterial y sus dos infartos y tuvo que recurrir a su nieto, que sabía donde pillar. Ahora me dice que solo toma la mitad de la pastilla porque si no empieza a nublársele la vista y ve en blanco y negro. O en escala de grises. Yo le digo que se tome un cuartillo de viagra y que se mire la tensión. Y él se queda contento al ver que me lo creo todo y  yo tengo algo jugoso que poner aquí, sea verdad o sea mentira. Picad en la imagen

lunes, 23 de noviembre de 2009

COMO LOS SAPOS CIEGOS IMPRESO




Pues este mes he publicado varias viñetas en el TMO 106 y le Potaje 28. El TMO lo podéis conseguir en cualquier tienda especializada de cómic o en su blog y le Potage es catalana y gratuita y la podéis leer on line en su blog, a parte de en su edición impresa. Esto lo pongo porque se lo he visto hacer a otros autores y yo no voy a ser menos. En cuanto publicamos en papel hay que restregárselo a todos los que piensan que un webcómic lo hace cualquier imbécil, no porque sea mentira, sino porque la gracia está en que cualquier imbécil pueda hacerlo.

sábado, 21 de noviembre de 2009

UNA ENSAIMADA EN LA CABEZA



¿Cómo llega alguien a hacerse la raya encima de la oreja para dejar un largo mechón que tape su calva? Cualquiera puede pensar que una persona que hace eso es un demente. También están los que revuelven el pelo de los lados hacía el centro intentando que el efecto sea casual. La raya en la nuca con un largo mechón hacia delante ya es una rareza casi imposible de ver. ¿Realmente están mal de la cabeza estas personas y necesitan tratamiento? La respuesta es no. Ellos son calvos pero no saben que lo son…solo ven lo que quieren ver; necesitan a alguien que les guíe hacia la luz. De alguna manera, están pidiendo ayuda con su terca actitud. Todo empieza cuando la alopecia es incipiente y muy leve. Nadie se acuesta con pelo y se levanta a la mañana siguiente calvo; si fuera así, os puedo asegurar que a nadie se le ocurriría dejarse crecer esos mechones chiripitifláuticos que cubren sus cabezas. Lo que ocurre es que el proceso es lo suficientemente lento como para que nadie advierta lo que está ocurriendo. En principio van dejando de cortarse el pelo de arriba sin que ello llame la atención, porque todavía no ha caído lo suficiente. La raya se va desplazando poco a poco en un desesperado intento por cubrir las faltas. Muy poco a poco. El peluquero, si es de ley, intenta corregir la posición de la raya pero el cliente vuelve cada vez con ella más baja. Los que se empujan el pelo y lo revuelven hacia el centro consiguen normalmente un efecto más natural, pero tarde o temprano llega el momento de la verdad y se convierten en calvos inconfesos. ¿Por qué, os preguntaréis, su familia no les advierte de lo que ocurre? ¡La familia tampoco quiere ver sus calvas! Si alguien puede ayudar a estos calvos en pena es un nuevo amigo o un nuevo peluquero. Solo hace falta tacto y una media de 4 cortes de pelos para llegar al final deseado: Un corte de máquina al 2 o al 0 y unas patillas juguetonas. Es necesario derrumbar psicológicamente al cliente con comentarios despectivos hacia los tipos que hacen ensaimadas de mechones largos sobre sus calvas, que si hay que ser retrasado mental para hacerse eso en la cabeza, que si es que no tienen madre, que si se dieron con un columpio cuando eran pequeños… Les dices que ellos no están todavía en ese extremo pero los dos sabéis que sí. Les sueltas un desalentador “a ti todavía te cubre algo” o “todavía libras” y en seguida instaurarás en su cerebro acomplejado la promesa de una nueva vida con una calva digna.


CRETINOLANDIA



Como mis amigos de Cretinolandia ya han recordado mi presencia en el mundo 2 veces y es de bien nacidos ser agradecidos, os explico a mi manera lo que podéis encontrar en su compleja red de cultura extrema. Son varios socios que parecen intervenir sin orden ni concierto dándole al blog un ritmo muy dinámico y convirtiendo cada entrada en un bombón de los de Forrest Gump. Además, dibujan tebeos de verdad (con hojas impresas, de esas que huelen cuando metes la nariz), parecen simpáticos, nunca hemos intercambiado insultos ni nada que se le parezca y así seguiremos hasta que llegue la noche más larga.

viernes, 20 de noviembre de 2009

NÚMERO 22


Aquí está el número 22, que trata de las partículas elementales, la muerte, la crisis, la locura, las albóndigas y el amor.

jueves, 19 de noviembre de 2009

mocosa



Mario y yo estábamos un Sabado de madrugada en la barra del bar con un aburrimiento de la hostia y media castaña, cuando apareció la rubia aquella de las piernas largas. Le dio dos besos a Mario y y le habló mucho rato echándole el aliento en la cara y rozando sus pestañas con las de él y por consiguiente también sus tetas. Yo ya me veía terminando la noche como un borracho solitario de esos que provoca un vacío de varios metros cuadrados a su alrededor, pero Mario se mostraba indiferente como si se la acabara de chupar la Pataki. La chica se fue sin comerse un rosco y yo le pregunté a Mario a qué se debía tan extraña actitud, teniendo en cuenta que si no fuera por Internet no hubiera visto un coño en su vida:

“Na, no sé que me pasa con esa tía, pero fue vecina mía cuando éramos críos y andaba siempre con un moco colgándole hasta la barbilla y también le costaba mantener la lengua dentro de la boca. Además casi no sabía pronunciar la erre y un día se cagó en clase. Esto fue en Parvularios pero su imagen quedó tan deteriorada que ya nunca pude verla con buenos ojos.”

Sin comentarios. son 4 0 5 páginas

martes, 17 de noviembre de 2009

SOBADOR DE MOTORES


Seguro que no soy el primero que cuando el coche decide pararse sabe inmediatamente que lo único que puede hacer es llamar a la grua; no obstante, abro el capó, salgo del vehículo, levanto el capó, miro el motor, asombrado de lo bonito que es y de que todas esas piezas sirvan para algo, toco las cosas, miro el aceite, aprieto los labios, frunzo el entrecejo, sacudo la cabeza, pongo los brazos en jarra, toco todas aquellas piezas que tienen grasa, muevo los cables y le grito al copiloto: ¡ intenta arrancarlo, a ver si ahora…! Como no hemos hecho nada, lo mas probable es que no arranque, pero si arranca por un casual, al volver a dentro le explico al copiloto “na un cable que se había soltao, menos mal que entiendo algo de mecánica que si no ya no llegamos ni a la cena”.

domingo, 15 de noviembre de 2009

JAVI GUERRERO, PELUQUERO DE CABALLEROS

Por supuesto que en mi peluquería hablamos de fútbol, de política y de mujeres. Mi frase estrella es que el Sporting no necesita estrellas sino ser un equipo bien ensamblado, y al decirlo hago un expresivo gesto con los dedos de las manos encajando una en la otra; pero muchas veces las conversaciones derivan en temas que nadie andaba buscando pero que consigo introducir con sutiles vueltas de tuerca. Así, el otro día estuve hablando con un niño de 11 años sobre la posibilidad de la vida después de la muerte e incluso la negación de la última. ¿Qué cómo habíamos llegado a eso? Pues porque el periódico decía que el acelerador de partículas que iban a poner en funcionamiento en Suiza iba a crear un agujero negro que se iba a comer el mundo enterito en no se cuantos nonasegundos. El niño, que viajaba (esa misma semana en que se pondría en marcha el armatoste) a pasar unos días a Suiza, se puso a llorar un poco, al explicarle yo que él sería el primero en caer, pero luego se repuso demostrando una gran entereza y comenzó a preguntarme sobre la muerte y esas cosas. Yo intenté arreglar el susto que se había llevado explicándole una teoría rarísima pero que funcionaba como la maquinaria de un reloj en cuanto a lógica. Era algo así como “¿En qué se parece un caballo a un triángulo?” pero mucho más consistente, que nos llevaba a la inexistencia de la muerte y a una repetición eterna de las circunstancias, gracias a que el tiempo en realidad no existía porque un científico Somalí acababa de demostrar, entre otras cosas, que la teoría de la relatividad era falsa y que el tiempo es un concepto erróneo e inútil. El chaval pareció contento y mi teoría, que yo aseguraba sacada de una prestigiosa revista científica, no le prometía angelotes sin sexo ni infiernos ni limbos, sino un ciclo que se repite sin principio ni final, lo cual era bastante tranquilizador para él y turbador para mí. Por otro lado, un día, un cliente joven y otro entrado en años que esperaba su turno, después de leer en alto el último un titular del periódico sobre un turista arrestado por fotografiar niños desnudos en la playa, empezaron a marear la perdiz con lo de la pedofilia y toda esa mierda y yo, para desviar la conversación de tan feo asunto, decidí ir acércandola hacia otras depravaciones que por lo menos no eran delictivas porque no había víctimas, como la del sado- masoquismo y la coprofagia y todas esas cosas con golpes, heces y orina. El joven resulto ser como un bombón de los de Forrest Gump y saco un video de su móvil en el que unas tias muy buenas se cagaban en la boca mutuamente, y a todos nos sorprendió que estuvieran dispuestas a hacer semejantes porquerías con esos cuerpos y esa juventud que exhibían. El caso es que, llegado el momento, yo dije la arriesgada frase del millón, la del chiste que veréis si picáis en la imagen , y el cliente viejo dijo: “joder, como han cambiado las conversaciones de peluquería” y los tres nos descojonamos un rato. Claro, en el chiste es mucho más gracioso porque esta sacado de contexto y una frase como esa sin la cadena de ideas que llevaron a ella y expresada por un peluquero mientras trabaja en la cabeza de un cliente que no sabemos de que palo va, ya es graciosa de por sí. ¿Entendéis la dinámica del humor, o de mi humor? Las palabras clave son: FUERA DE CONTEXTO, INFORMACIÓN OMITIDA y PREVISIÓN DE LA ASOCIACIÓN DE IDEAS DEL LECTOR. El chiste es una estocada al pensamiento lineal del lector, que, basándose en su experiencia y conocimientos, calcula una cadena de acontecimientos y asocia unas situaciones con unos comportamientos que son previsibles para él. La risa ante el chiste no es más que una demostración de sorpresa ante algo que no amenaza nuestra integridad física pero si la intelectual, porque nos obliga a volver a reconstruir la realidad que el cerebro había creado para nosotros. De ahí que el humor provoque en muchos casos enfados, denuncias y juicios morales hacia el que lo crea. Cuando alguien se lleva las manos a la cabeza ante un chiste que considera inmoral lo que está ocurriendo la mayoría de las veces es que la sorpresa ha provocado desconcierto en vez de risa, además de tocar algún tabú adherido al subconsciente del ofendido, que pierde la capacidad de razonar. Una prueba del poder turbador del humor y el factor sorpresa es que casi todos los que han leído mis páginas opinan que soy un autor escatológico. Os propongo una cosa, leed todos los números de los Sapos Ciegos y contad las groserías y contenidos sexualmente explícitos que encontréis. Os llevaréis una sorpresa. No ocupan ni la cuarta parte del contenido total publicado hasta ahora. Lo que ocurre es que la grosería y el sexo fuera de contexto tiene una bis cómica tan grande que nos hace olvidar todo lo demás.
CACACULOPEDOPIS sigue funcionando.
Y se me ha vuelto a ir la olla.
El café; le dije descafeinado, cojones; ese sucio camarero descerebrado y cejijunto al que le suda el bigote lo ha vuelto a hacer.

viernes, 13 de noviembre de 2009

EL RECORRIDO DE LA PUNTA DE LA LENGUA AL PRONUNCIAR "MANOLITA"









El otro día me encontré estos dibujillos de cuando tenía 15 años y me acordé de Manolita, la profesora de música de 1º de BUP.
Emulando a Nabokov, os conmino a que examinéis el recorrido que tiene que hacer la punta de la lengua por el paladar, hasta llegar a los incisivos, para pronunciar el nombre: Ma-no-li-ta.(léase el primer párrafo de Lolita )
Manolita iba siempre muy mal conjuntada y pintada como una puerta de seis colores(ya sabéis, pantalones de cuadros verdes y rojos, jersey azul chillón de angora con chaqueta de flores amarillas y las botas siderales con estrellas doradas y los ojos en verde y la boca en rosa raro) y a pesar de ello, apetecía metérsela hasta la garganta, principalmente por su expresiva manera de mover todos los músculos de su rostro al hablar con su enorme boca de labios gruesos y porque tenía un culo y unas tetas cojonudos y una larga melena aniñada con un pasador de flores de plástico. Explico lo de los músculos faciales: Vocalizaba exageradamente y con cadencia musical, también había algo en su timbre de voz, un tanto gutural, que recordaba vagamente a un sordomudo que ha aprendido a hablar; por otro lado, parecía querer intercalar una sonrisa entre sílaba y sílaba (probad a hacerlo, es imposible), lo que convertía sus discursos en clase en espectáculos de paroxismo delirante que me ponían como un burro casi antes de pronunciar la primera sílaba, casi antes de cruzar la puerta del aula, casi antes de escuchar sus taconeo lejano al fondo del pasillo. Luego estaba aquel culo erguido en el que se podía servir un desayuno con te y bizcochos sin que las tazas temblaran. Y las tetas que parecían irreales debajo de aquella cabeza fantástica que hablaba de música barroca con la felicidad de un santo devoto. También le daba por la poesía. Joder. Perfecta. El sueño de cualquier adolescente, o por lo menos el mío: Darle por el culo a la profesora de música mientras esta recita a Góngora.
Hice esos retratos de sus compositores favoritos (y entonces los míos) para impresionarla y me puse colorado como un centollo cuando me rozó con su teta cubierta de jersey de angora en la mejilla, mientras exclamaba: “oh, ah, que bien dibujas, eres un chico muy sensible”, y yo intentaba recolocar mi polla amorcillada que ya no se ajustaba a la postura inicial.
Me gustaría poder terminar este retrato adolescente con un sucio relato de sexo y flujos al estilo de esas revistas que tienen las hojas pegadas; pero solo os diré que hace poco, paseando por la playa, reconocí su voz y su larga melena , ahora teñida, delante de mí, y no quise adelantarla para ver su cara.
Dejemos que las imágenes de la juventud se conserven como moscas en resina.

jueves, 12 de noviembre de 2009

nº 21

Seguro que todos los que sabéis que soy peluquero de caballeros os habéis preguntado alguna vez por qué no me inspiro en mi profesión, ¿qué es lo que ocurre en la peluquería de un payaso que se dedica a hacer chistes escatológicos en su tiempo libre? ¿habla de fútbol y política con sus señores clientes? ¿Se puede alguien divertir en una peluquería de caballeros?. Pues aquí está la respuesta, este número contiene historias reales como la vida misma, aderezadas algunas con mis pequeños excesos, pero con el mismo fondo.
Pero no nos engañemos, la vida real supera a la ficción aunque a veces la supera en tanto que hay que recortarla para hacerla creible. Las cosas mas extravagantes que han sucedido en mi vida laboral no han pasado la criba y las he tenido que guardar en un rinconcito de mi cerebro hasta que sepa que hacer con ellas. Picad en la imagen.

martes, 10 de noviembre de 2009

EL ODONTÓLOGO Y LAS BRAGAS DE MI NOVIA


Después de unos cuantos meses viéndola entrar en el portal y de hacer meticulosos planos y cálculos, mis compañeros de piso y yo decidimos que su habitación era la que daba a nuestro patio de luces y se veía desde la cocina. Todos habíamos sido testigos de cómo una sombra confusa de color carne se contoneaba lujuriosamente tras las cortinas. Creíamos ver incluso posturas imposibles y sexo solitario. También uno de nosotros (no voy a decir quien) había sido descubierto por los otros dos cascándosela a oscuras en la cocina mientras la sombra de tia buena se exhibía en su ventana. El mismo que descubrí metiéndose las bragas sucias de mi novia andaluza en la boca, pensando que estaba solo en casa (no me vio y no le dije nada). El único que no tenía pelo desde los 20 años y reconoció durante una borrachera (el pobre no solía beber), al preguntarle yo si había tocado alguna vez un coño con la nariz, que había visto una vez uno en una película, en el 86.
Pues esto si que no os lo vais a creer: el otro día y diez años después, lo vi hartándose de marisco en una sidrería ¡y acompañado de la puta de la ventana del patio de luces! Me acerqué a él y al saludarlo le dije al oído, muy bajito y arrastrando las eses, con mi mejor voz de serpiente:
¿Qué pasa Agustín, cómo sabían las bragas de mi novia?
¿Sabéis que me respondió el muy sinvergüenza? Dijo: “No sé de qué me hablas, ahora soy odontólogo” y emitió una risilla nerviosa, con su corbatita y su traje a medida, que me provocó unas intensas ganas de reventarle la botella de vino en la boca.
¡Qué hijo de puta! ¡odontólogo y casado con la guarra de la ventana!¡y se metió las bragas de mi novia en la boca!
AGUSTÍN PARENTE SANTOLARIA, PUTO COMEBRAGAS DE MIERDA, TE VOY A ROCIAR LA CLÍNICA DEL PASEO BEGOÑA CON GASOLINA CUANDO ESTÉS DENTRO Y LE VOY A PRENDER FUEGO A TODO.
Picad en la imagen, no tiene mucha relación pero sale una ventana. Ya me he vuelto a cabrear, recórcholis.

lunes, 9 de noviembre de 2009

BRAHMS Y PEPIN





Este disco de Haydn lo encontré en el rastro, con su oropel avejentado que lo hace más atractivo. Suena de puta pena pero da gusto tenerlo en las manos. También tengo ese otro de Brahms que PPin de Muñalén (famosos él y su flauta en el mundo entero) reconocerá al instante, ya que, cuando vivíamos en el cuarto de los valles (hace quince o mil años), subía a mi casa y lo ponía compulsivamente, vuelta y vuelta, mientras los demás nos emborrachábamos, también compulsivamente, vuelta y vuelta. Era digno de ver como mantenía cierto porte aristocrático mientras escuchaba la música, ajeno a la verbena alcohólica que se desarrollaba a su alrededor. En la cocina de mi casa de Navelgas había: dos huevos fritos flotando desde hacía meses en el aceite de la sartén; unos zapatos de charol pegados al techo con pegamento ; una botella de agua y un vaso y una cajetilla con dos cigarros asomando y una caja de cerillas pegados al techo con pegamento; un condón lleno de sanex pegado al techo con pegamento; dibujos pintados con ceras MANLEY en los azulejos de las paredes por las visitas que se emborrachaban en mi casa. Dos gatos vivos y una jineta disecada con un puro en la boca y una muñeca entre las piernas, colillas, restos de comida y botellas y vasos de vino con moscas encima de la mesa. En el fregadero: platos y vasos con comida fosilizada; en las sillas uno o dos amigos beodos. Esto acurrio durante un invierno largo de delirio alcohólico en que mi casita de pueblo ejercía un magnetismo sobrenatural sobre algunos borrachos y frikis de Navelgas, Gijón y parte del extranjero. Un invierno intenso. Tanto es así que me cuesta creer que ahora me esté poniendo nervioso ese único tenedor sucio en el fregadero y un libro que asoma un poco más que los demás en la estantería (además, tiene el lomo de color tierra siena tostada mientras que los demás son tierra siena natural).
Pues eso, Ppin se reconcentraba en la música como si estuviera asistiendo a una velada de música de cámara en la mansión de la condesa y me hacía pensar : “joder, que poca solidaridad tiene este chaval, en vez de estar eructando, tirando pedos y riéndose como un subnormal con nosotros se dedica a tocarnos los cojones con Brahms”. Se la dedico:




viernes, 6 de noviembre de 2009

Y NÚMERO 20


En este número hay mucho autobús porque en los autobuses ocurren cosas espantosas y cosas divertidas y costumbrismo anodino y surrealismo fantástico y conversaciones de ascensor y confesiones íntimas y a veces una chica se queja a su novio a través del móvil de que ella plancha y él no, delante de tus narices, y cuando cuelga te mira y sacude la cabeza buscando complicidad, como si a ti te importara una mierda, teniendo en cuenta que no te compras camisas para no tener que plancharlas; y otras veces una señora quiere que sufras con ella el mal tiempo que no acompaña a la estación.
Pero no nos quejemos de vicio: a veces una joven espectacular roza su rodilla de manera poco natural con la tuya al sentarse al lado y luego no solo no la quita, sino que abre las piernas como si tuviera en medio los cojones de un burro; y su muslo se aprieta contra el tuyo mientras hace como que revisa los test de autoescuela, mordisqueándose el labio inferior con los dientes superiores, convirtiendo el viaje en un amago de sexo inocente y sin resolver, como aquellos tímidos acercamientos con tu compañera de pupitre.
Y no, no le vas a decir ni mu. PICAD EN LA IMAGEN

martes, 3 de noviembre de 2009

EN TIEMPO INVERNAL DAN GANAS DE CHUPARSE LA POLLA A UNO MISMO.

No creáis que es una afirmación baladí. Pensad en un soltero entrado en años y feo como un demonio, sin nadie que le felicite cuando hace bien los espaguetis o cuando ha puesto la lavadora el solito y ha planchado su propia camisa. ¿De qué sirve cocinar bien o planchar o ducharse todos los meses si no tienes a nadie que te felicite por ello? Es como lavarse los dientes. ¿Qué sentido tiene hacerlo si nadie va a meter la lengua en tu boca? Y ya no digo nada de frotarse el glande y el ojete con la esponja; ¿Para qué? ¿Qué sentido tiene limpiar algo que nadie va a tener que chupar? Así que, llegado el invierno, lo que hace nuestro amigo imaginario, feo y solitario, es mirar como los copos caen lánguidamente sobre la ciudad y pensar que no hay ninguna razón para ducharse ni para hacer la comida ni para cambiarse de calzoncillos ni para vivir, porque nadie se la va a chupar nunca. Pero el instinto de supervivencia pone una nueva meta ante él, un reto imposible, una motivación chiripitifláutica que vuelve a darle sentido a su vida: Tiene que chuparse la polla a sí mismo; pero para eso la polla ha de estar limpia, y para ello tendrá que ducharse, lo cual le obligará a cambiarse de ropa y poner una lavadora nueva y después le entrará hambre y tendrá que prepararse una buena comida. Y así, nuestro amigo habrá encontrado una nueva razón para vivir. ¿Quién sabe? A lo mejor alguien lo graba desde el piso de enfrente y lo cuelga en youtoube y se convierte en una atracción de Internet y todo el mundo lo reconoce por la calle y le quieren dar un par de besos y sacarse una foto con él. ¿Quién no querría tener entre sus amistades a alguien que sabe chuparse la polla? ¿Quién no querría por amigo a alguien tan glamuroso?
Ustedes perdonen, algo tenía que escribir para ilustrar el chiste y tengo gripe y fiebre con alucinaciones nocturnas. Pueden no reírse si quieren. Pueden vomitar. Picad en la imagen, son dos páginas.
Mientras, voy a ver si me llego a la polla con mi boquita, aunque no nieve todavía. Y si eres mujer y quieres impedir que me destroce los riñones y la espalda, entra en comentarios y pon tu teléfono(¡Está limpia!). Tienes 30 segundos desde ahora mismo. 1, 2, 3, 4…(ay)

domingo, 1 de noviembre de 2009

RECOGIENDO SETAS EN NAVELGAS

ESTOY RECOGIENDO SETAS EN NAVELGAS, La de la foto tiene toda la pinta de contener enanitos, que dios me perdone. Tenemos guias y habrá menús de degustación. Para saber más:
museo del bosque, o picad en la imagen

viernes, 30 de octubre de 2009

UN ESPASA POR EL CULO.

Cuando mi amigo Pablo ganó un concurso de relatos se le fue la olla. Repentinamente añadió sinónimos rebuscados a su conversación y sus gestos se amaneraron; se compró una gafas de pasta que no pegaban con las venillas rojas que decoraban sus mejillas; aprendió a mirar intensamente y comenzó a opinar en alto sobre todas las cosas, más allá del bien y del mal, y a comportarse, en general, como si tuviera un tenedor metido en el culo. Pero a mí no me engañas amigo, he visto tu colección de Harry Dickson y te vamos a meter un diccionario espasa por el culo.

jueves, 29 de octubre de 2009

EL MUSEO VAQUEIRO, EL ESQUIZOFRÉNICO DEMENTE Y SU ANCIANA MADRE
















Estos son los bocetos que realicé hace 10 años para el museo vaqueiro de Asturias. Fue un encargo que me hicieron aunque después se olvidaron de considerar la posibilidad de pagarme. De aquella vivía de alquiler en un edificio viejo de 3 plantas, yo ocupaba el bajo derecha y al entrar allí todos los días se podía oler a todas las personas que se murieron o vivieron en él porque no corría una gota de aire. Había un rincón que a veces olía a orina y yo estaba convencido de que era el alma de un muerto que se manifestaba de esa manera. Solo había una ventana que daba a la calle en lo que supongo que algún día fue el salón, no había pasillo y después seguía otra habitación y otra y después la cocina (triste, triste cocina). Luego estaba el baño, separado de la cocina por una cristalera traslúcida. Había en él una pequeña rejilla y a través de ella se veía la chabola del patio en la que vivía un esquizofrénico con su anciana madre. También había en el baño una pequeña uralita traslúcida en el techo que estaba sucia y la luz que proyectaba no le animaba a uno a lavarse.
Pues ahora os voy a contar lo que hacía el esquizofrénico, a parte de pegarle cachetes a su madre(se oían ruidos y lamentos como de psicópata golpeando a una mujer mayor ), también tenía la laboriosa costumbre de pintar compulsivamente todo lo que se encontraba en su propiedad. El suelo del patio, la chabola y hasta los cubos de fregar. Pero un día, su insensata avaricia de brocha gorda me afectó de una manera muy estúpida.
Teniendo en cuenta que la uralita traslúcida de mi baño daba a su patio, ya puedes adivinar lo que le ocurrió a ese pequeño foco de luz que me despertaba por las mañanas cual mudo canto de gallo. Eran las cuatro de la tarde y yo seguía en la cama revolviéndome, esperando que la luz entrara sucia y triste pero luz al fin y al cabo. La noche más larga. El caso es que solo tenía que levantarme y abrir la persiana del salón para descubrir el milagro de un nuevo día con sus señoras que van a la compra y sus bares abiertos, pero me costaba despegarme de las sabanas; había una botella llena de vino en el suelo y tabaco, así que tampoco había una necesidad urgente de salir de la cama. Descubrí la uralita pintada de negro a eso de las cinco de la tarde mientras orinaba mirando al techo en pagana plegaria, buscando la luz. El imbécil había decidido ampliar su territorio y entrar en el mío, cubriendo de pintura el único foco de luz que había en la casa y alargando tortuosamente la noche.
Bueno, otra vez se me ha ido la olla; yo a lo que iba es a lo complicado que es vivir de un trabajo como la ilustración o el diseño gráfico, ya que la persona o entidad que te lo encarga puede pensar que dibujar es algo lúdico que se hace siempre por placer (os puedo asegurar que a mí no me interesa especialmente dibujar vaqueiros de alzada o mineros empujando cajas(otro trabajo de supervivencia que sí cobre), y no sienten remordimientos de conciencia cuando les haces un trabajo y deciden no pagarlo.
A mí me parece que el vaqueirín había quedado resultón.

lunes, 26 de octubre de 2009

LA MESA DE TRABAJO Y LOS LADRONES DE LÁPICES





Pues yo no voy a ser menos, no entiendo a que se debe esa manía de los dibujantes de enseñar su mesa de trabajo pero me apunto a la moda. Esta es la de la trastienda de la peluquería, donde hago la mayoría del trabajo de LOS SAPOS CIEGOS. Esas colillas de lápices que veis ahí son los que voy desechando cuando pierden el punto de apoyo y se queda el extremo trasero flotando en el aire. Les pongo la fecha y los dejo en la cestita, sujetando mis tarjetas de visita. El caso es que antes los ponía encima del tocadiscos, a la vista de los señores clientes, para que me preguntaran y hacerme el interesante explicándoles que dibujo cómics y patatín patatán, pero resulta que muchos se creían que los dejaba allí como si fueran el pincho del bar y me pedían un par de ellos o los cogían sin preguntar olvidándose sin embargo de coger una tarjeta, incluso uno se lo puso directamente en la oreja delante de mis narices y sin asomo de vergüenza…¡Y los niños!¡cualquiera le niega un lápiz a un niño!; así que ya no hay lápices para nadie. Los tengo ocultos en mi mesa de trabajo y solo unos pocos elegidos tienen acceso a esta deliciosa anécdota de mis manías de artista.
Es que la gente es muy ladrona y con mucha cara. El otro día un chavalete de 10 años aprovecho para robarme el “fotogramas” de este mes mientras le cortaba el pelo a su amigo. Se le veía muy formal y hablador y sonriente y pensé que si algún día tenía un hijo me gustaría que fuera como él. Pero luego advertí por el rabillo del ojo un gesto raro y una risa en su amigo al que estaba igualando las patillas y después comprobé la falta de la revista. Cuando vuelva la próxima vez le voy a romper todos los dientes de la boca( sin preguntar, según entre por la puerta y por sorpresa) y después le voy a regalar el resto de fotogramas atrasados, a ver que le parece el regalito. Y si resulta que no había sido él por lo menos tiene una colección de fotogramas atrasados.