martes, 18 de marzo de 2014

Alguien debería meterle un tiro en la nuca a Pocoyo


—Pues que todo me parece absurdo, eso me pasa. Ya sabes que empieza pronto todo lo malo y no se puede hacer nada para pararlo. Está ahí. Lo noto en mis rodillas, en la armonía y precisión conque me muevo con el paso de los años. Ya no recuerdo los nombres de algunos de mis personajes preferidos o simplemente he decidido olvidarlos porque los desprecio. ¿Bob esponja? ¿Qué cojones pretenden, volvernos a todos subnormales? ¿Y a Pocoyo? Joder, alguien debería meterle un tiro en la nuca y acabar con sus penurias. Solo puedo hacer una alarde de prepotencia intentando mantener la mente y el cuerpo en mejor estado que los demás durante ¿diez años más? A la mierda. No se puede envejecer con dignidad. Te voy a pedir una cosa, mamá, y espero que no se te olvide, en cuanto veas que mi risa se vuelve falsa y enseño más los dientes de abajo que los de arriba al sonreír, ahógame con la almohada. Solo te pido eso y que no vuelvas a comprar Cola cao a sabiendas de que me gusta más el Nesquick.
—Vas a llegar tarde al cole —dijo mamá, con los ojos anegados en lágrimas.
—Claro que sí, el cole, sigue obviándome. El cole me duele ¿sabes? Siempre lo ha hecho. Es sórdido. Y deja de llorar, que yo no he nacido para que te sientas realizada como madre. ¡¡Méteme las putas galletas en la mochila, cojones!!

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