viernes, 4 de marzo de 2011

PELOTAS DE COLORES

-¡¡MARISA , MARISA, HOY ME HE SUBIDO ENCIMA DE UNA ENORME PELOTA ROSA!!
-Enhorabuena, cielo, seguro que estabas muy simpático y te lo pasaste muy bien.
-¿No quieres saber por qué?
- Es de todos sabido que en el gimnasio de rehabilitación suelen colocar hemipléjicos encima de enormes pelotas amarillas para reírse de ellos , pero me sorprende que a ti te haya tocado una rosa ¿no te quejaste?
-¡¡¿AMARILLAS?!!¡¡¿ME ESTÁS DICIENDO QUE TIENEN PELOTAS AMARILLAS Y ME SUBIERON ENCIMA DE UNA ROSA?!!
-...
- ¡¡HIJOS DE PUTA!!
Debí sospechar que Marisa se reía de mí, pero yo no soy persona suspicaz cuando se trata de pelotas gigantes de colores y me quedé rumiando el trato marginal que había recibido en el gimnasio. La verdad es que la fisioterapeuta tenía unos bonitos ojos verdes de mirada responsable y nada hacía pensar que albergara malas intenciones al colocarme encima de una pelota rosa guardando las amarillas en el almacén. Tampoco me pareció que nadie se riera en el gimnasio a pesar de mi estúpido balanceo.
A las 4 de la madrugada se me abrieron unos ojos como platos.
-Marisa, pst ¿Duermes?
-¿Si te digo que sí me lo contarás mañana?
-Marisa, esto es importante. ¿Sabes lo que creo? Creo que no nos ponen encima de las pelotas para reírse de nosotros sino para que ejercitemos el equilibrio con las caderas. Ella me sujetaba por las axilas y en ningún momento emitió sonido alguno que se pareciese lejanamente a una risa y la expresión de su cara era sincera y profunda.
- Vaya, menuda cerda, hay que tener valor para tocarte las axilas, cualquier día le voy a sacar los ojos a esa perra.
Ahora le entró la risa y me quedó claro que yo tenía razón, pero seguía sin entender por qué se había guardado las pelotas amarillas.
Dos horas más tarde volví a despertar a Marisa.
-Marisa, eh, pst, Marisa. ¿Me comprarás algún día una de esas pelotas amarillas bien grande?
Marisa no dijo nada y profundizó más sus ronquidos dando a entender que dormía.
¿A que no sabéis lo que había al pié de la cama por la mañana?
Sí, sí, sí:¡¡UNA ENORME PELOTA AMARILLA!!
Me puse mi sombrero de copa amarillo y anduve toda la mañana rodando desnudo sobre la pelota por el pasillo. Marisa sonreía y canturreaba mientras le quitaba el polvo a los libros porque le gusta verme contento. ¿De dónde la habría sacado?
Mi Marisa es un ángel.
En la imagen, una historia de varias páginas tan estúpidas como las pelotas de colores

2 comentarios:

Don_Mingo dijo...

"A lo mejor he visto yo más que tú sin ser subnormal ni nada" Me ha encantado esa frase :)

javiguerrero dijo...

"Subnormal" casa bien con todo. Siempre es gracioso en cualquier contexto..;)