miércoles, 31 de marzo de 2010

COMO LOS SAPOS CIEGOS Nº 31


Este número tiene muchas cosas, así que prescindo de ennumerar de qué va. Pero nada que ver con la semana santa, ni con la sábana santa, ni con autoflagelaciones místicas y encapuchados espantosos . A mi me hizo gracia el del camarero tonto. En serio. Vaya risa. Y creo que después voy a estar de vaciones cuatro o cinco días. Sin ordenador, sin móvil, con mis crucifijos, mis clavos, mi látigo y mis cadenas.

martes, 30 de marzo de 2010

NIÑOS FOLLANDO

Si has llegado hasta aquí usando las palabras clave NIÑOS FOLLANDO, a lo mejor eres uno de esos imbéciles que de pequeño se empalmaba con las bragas de Heidi y de mayor también. Si es así deberías saber que lo suyo es que los niños se dediquen a jugar y a estudiar y no a trabajar en la mina ni ha participar en sesiones de ponografía ni a chupar pollas, por mucha hambre que tengan, así que deberías buscar salida a tus fantasías en los cómics japoneses o cogerte unos videos de CHICHO TERREMOTO, que se pone como una moto cuando ve las bragas de no se quien pero, como eran dibus para niños, en vez de sacarse la polla jugaba al baloncesto.
Ya llegó otro amigo tuyo a una entrada de mi blog que se llamaba "LOS NIÑOS DE MI PUEBLO JUGABAN A FOLLAR EN VEZ DE A LOS MÉDICOS" mediante el uso de esas palabras clave en concreto (las que dan título a este post), algo que descubrí buscando los enlaces a los sapos ciegos en google; es por eso que me dio por publicar esta entrada, pese a que el cartel de la campaña que lo ilustra me parece feo y el lema un tanto pueril ("golpear esas cibebusquedas").
Para contrarestar tanto mal gusto, Y SI NO HAS LLEGADO AQUÍ BUSCANDO PORNOGRAFÍA si no a reirte un poco, pica en la imagen de abajo, que te lleva derechito a una historieta mía en la que gana el bueno.


PD. Lo que puede ser inquietante es que el número de visitas se triplique con este post. Mañana veremos.





sábado, 27 de marzo de 2010

DOS O TRES CERDOS BORRACHOS CON CUADROS DE PAYASOS




Tenía el vino y el tabaco pero la tele no funcionaba así que llamé al 112 porque había un niño que parecía perdido en el portal de enfrente. Tenía una mochila gigantesca y se le veía nervioso. ¿Qué coño hacía un niño de unos 6 años con una mochila gigantesca sólo en la calle?. Me dijeron que mandarían una patrulla. Resultó que los policías que salieron del coche también eran niños de unos 6 años y me pregunté si no los habrían mandado para que no se pusiera nervioso. A lo mejor tenían una patrulla especial de enanos que se hacían pasar por niños para estos casos o algo así. Me metí casi un cuarto de litro de vino de un trago. Luego los enanos policías y el niño miraron para arriba y de otro portal salió otra niña de unos 6 años que se metió en un renault clio y se fue con él. Me concentré muy intensamente en lo que estaba pasando hasta que llegué a algunas conclusiones: Podía ser que los niños se hubieran hecho con el poder y yo fuera el único adulto vivo sobre la tierra; podía ser que hubiera bebido demasiado vino e incluso que estuviera completamente borracho; podía ser que no estuviera en mi casa del 3º D en Gijón sino en la de alguien que vivía mucho más alto y los niños no fueran niños ni los policías enanos. ¡Podía ser todo a la vez!. Me concentré un poco más. Decidí descartar la primera opción porque, vamos a ver, ¿quién había enseñado a conducir a la niña?. La verdad es que aquella no era mi casa ni por asomo, había cosas familiares, papel del culo encima de la televisión, botellas de vino vacías y llenas por todas partes, los ceniceros llenos, esqueletos de manzanas y huesos de costillas, olor a basura y a cerrado, pero no era mi casa porque las paredes estaban de amarillo y a mí jamás se me habría ocurrido pintar las paredes de ese color. ¡Y un cuadro de payasos!
Los polis enanos se fueron y el niño de la mochila se quedó. Decidí usar el teléfono y llamar a la última persona que recordaba haber visto esa noche. Tenía la boca seca. tuuuuuu....tuuuuuu:
-Por lo menos estás vivo hijoputa- me dijo la voz de Miguelito.
-Estoy en un sitio muy raro y creo que muy alto.
- Ya, estás en casa de mi hermana y mi cuñado.
-Yo no conozco a tu hermana ni a tu cuñado.
-Ahora sí, estás en Avilés. No intentes acariciar al perro. Y son las 12 del mediodía.
-....
-Venga, hasta luego, y no me preguntes más que yo tampoco me acuerdo...Es un piso 12.
Y colgó. Ajajá...Ahora todo encajaba.
Apuré el vino que quedaba y, depués de saltar al pitbull del pasillo, con mucho cuidadito y sin hacer ruido, abrí la puerta como un ladrón y me fui.
Al cruzar la calle me topé con el niño, que había crecido y ahora parecía alguien que esperaba a alguien .
Miguelito me enseñó unos meses después una foto de mis anfitriones. ¡Menudo par de cerdos borrachos!(y con cuadros de payasos)

jueves, 25 de marzo de 2010

LAS PELUQUERÍAS Y LA NOVELA NEGRA SE LLEVAN BIEN

-Joder qué invierno, que no se acaba nunca
Lo dijo casi antes de sentar el culo en el sillón, sin darme tiempo a ponerle la capa ni a preguntarle cómo lo quería, el gilipollas. Hice girar las tijeras en el anular como un revolver poniendo mi cara de palo y le pregunté por el corte de pelo
-Como siempre…Pero es que ni primavera ni otoño ni nada, menudo invierno de mierda.
-Pues yo no he notado nada- dije
- Joder, todo el invierno lloviendo, siempre lloviendo , siempre lloviendo y el frío húmedo que se te mete en los huesos…¡dice que no ha notado nada!.
- Pues a mí me parece que hemos saltado del otoño a la primavera casi sin enterarnos
- ¿Pero qué estás diciendo joder? No había pasado tanto frío en mi vida.
Le sujeté la frente con una mano y le puse la tijera en el cuello mientras le decía al oído, así, muy suavecito:
-Repíteme algo más sobre el invierno, te reto.
El tío estaba que se le salían los ojos de las orbitas, (qué risa)
-Quequequequé?
-No(pronúnciese como Anibal Lecter al responder a los planteamientos de Clarice sobre el asesino travestido). “Qué” no. ¿Cómo hemos tenido el invierno?
-…templado?
-no. Templado no. ¿Cómo hemos tenido el invierno?
- ¿No hemos tenido invierno?
-Así me gusta-, dije, y le metí la lengua en la oreja, humedeciendo la espesa mata de pelo que se cobijaba en ella.
Le solté, pero el tío seguía paralizado, mirándome con ojos como huevos y los huevos de corbata.
-Era broma tontorrón-, le dije ahora
Empezó a reírse y a relajarse (la risa es buena).
-Joder, me habías asustado ¿pero me vas a terminar de cortar el pelo sí o no?
- Claro coño, no te voy a dejar salir a medias.
-Ja ja, es que eres la hostia.
-Pero nada de invierno a partir de ahora
-JA JA JA…
PICAD EN LA IMAGEN, SON NO SÉ CUANTAS PÁGINAS QUE TIENEN POCO QUE VER, PERO HACEN GRACIA.

martes, 23 de marzo de 2010

LA FICCIÓN Y LA REALIDAD, JUNTOS DE LA MANO. UNA HISTORIA DE TERROR.


el cartel, enlaza con mi historieta de semificción
Comosellame, personaje ensangrentado

La noticia, pica y leela entera

Hace unos meses publiqué en el nº 24 de los sapos ciegos una historieta de humor inspirada en unos carteles que veía todos los días desde el autobús, en los que un gijonés con las facultades mentales claramente perturbadas denunciaba públicamente, mediante cartulinas pegadas a las persianas de su piso bajo, las torturas telepáticas a las que era sometido por una mujer con poderes mentales de Avilés. Hice una historia de humor, pero tenía preparado un final de humor negro en el que uno de mis personajes aparecía ensangrentado y con un ojo colgando de la oreja después de haberse cargado a la pitonisa. Finalmente usé ese dibujo de “comosellame”(el personaje que parece un plátano) ensangrentado para otra historia absurda en el número 29 de los sapos ciegos. Pues hoy la ficción se mezcla con la realidad, desprovista ahora de la vis cómica. La pitonisa real en la que me inspiré en su momento se debate entre la vida y la muerte, apaleada por el loco que, armado con un hacha y un mazo, me ha convertido en clarividente.
Si picáis en la imagen de arriba, tenéis la historia entera que publiqué.
En la del medio, la historia absurda que hice con mi personaje ensangrentado, meses depués de desechar una segunda parte de la anterior.
En la de abajo, la noticia, que enlaza con la noticia entera, publicada hoy en la Nueva España.
Una historia de terror, amiguitos, la realidad supera nuevamente a la ficción y materializa la historia gore que yo obvié.
¿Verdad que si leéis ahora mis dos historias seguidas, a sabiendas de lo ocurrido, cruzan la linea del humor absurdo y se pasan al negro más negro?

lunes, 22 de marzo de 2010

LAS PUTAS GAFAS DE DISEÑO

Le pedí al compañero de piso las gafas de diseño con montura azul para ir a la entrevista de trabajo. El trabajo consistía básicamente en pasarse las noches rascándose los huevos en un hotel de mierda. De niño nunca respondía cuando me preguntaban qué quería ser de mayor porque no sabía que existía un trabajo así, pero era eso justo lo que quería, por delante de payaso y-o abogado incluso. Pero estaba que daba asco de una borrachera muy larga que se había iniciado semanas atrás celebrando con una amiga la adquisición de un colchón visco-elastic de 1000 euros a pesar de deber 6 meses del alquiler y tener requisado el coche en el taller; y no me quedaba ropa limpia ni planchada, así que me puse una camiseta de Guinness y encima un abrigo muy elegante que alguien se había dejado allí y encima de la cabeza una gorra de bacardí, y en la cara las gafas de montura azul que hacían un bonito contraste con las mejillas coloradas y los ojos sanguinolentos. Y en la sien izquierda una gota perenne de sudor que no desaparecía nunca. Y el picor. Hacía meses que me picaba el cuerpo todo el rato y sin parar, de manera muy violenta. Me tomé tres o cuatro chupitos de orujo de hierbas para templar el cuerpo y caminé parando a rascarme de vez en cuando. Me rascaba los tobillos y entonces el picor se desplazaba a los huevos y me rascaba los huevos y el picor mudaba al cuello y me rascaba el cuello y el picor se esparcía por los huevos, los tobillos, el torso y las manos. Ni siquiera otros dos chupitos de orujo consiguieron calmar el picor.
La entrevista no era en el hotel, de allí me mandaron a las oficinas donde me atendió una psicóloga de recursos humanos. Se notaba que era psicóloga porque la sonrisa parecía que se le salía de la cara y me miraba a los ojos como si pretendiera que nuestros corazones se hicieran uno allí mismo y para siempre. Era de mi quinta pero estaba más buena. Desde la puerta del despacho pude ver unas piernas muy largas debajo de la mesa y enseguida me vinieron a la cabeza imágenes turbadoras en las que yo le practicaba sexo oral a cambio del puesto de trabajo, pero luego me di cuenta de que le faltaban unas gafas y un moño para completar la fantasía y deseché la idea.
-¿Qué tal? – me dijo
- De puta madre, ya no escucho las voces.
-…
-Es broma-, le dije, y se rió con esa franqueza simulada que se le da tan bien a esta gente.
Luego me preguntó por qué quería ese puesto y le expliqué que siempre había querido un trabajo así, desde pequeñito, mientras me rascaba violentamente los sobacos, los huevos, las axilas. Vi como seguía mis manos rascadoras con la mirada y me sentí en la obligación de explicarle el problema. Se lo expliqué.
-…Y casi siempre empieza por los huevos, pero ya hace tiempo que no se me quita hasta que no estoy beodo. ¿Tú crees que será algo de nervios o que estoy mal follao o alergia a algo? Porque en el último trabajo en una cocina me bebía la ginebra esa mala que usan los camareros para limpiar los cubiertos y parece que se me quitaba un poco, pero un día me dio un telele y se me quedo la boca torcida así (hice el gesto) y las manos crispadas así (hice el gesto) y en el hospital lo achacaron a un ataque de ansiedad y una enfermera me dijo que olía a vino a pesar de que ella tenía los dientes marrones y le apestaba el aliento; pero luego me fui a Córdoba una semana y dejó de picarme y después, al volver, fue poner un pie en Andorra y empezar a picarme otra vez, empezando por los huevos, como siempre y ahora, al entrar en el despacho, fue ver tus piernas y empezar por los huevos otra vez, pero muy violentamente, oye, y luego los sobacos, ya sabes…
Hubo un silencio de unos segundos o una horas.

Cuando entré en casa, el compañero estaba sentado comiendo macarrones con tomate.
Le tiré la gafas delante de su vaso de vino.
-Estas gafas son una mierda, solo a mí se me ocurre ir a una entrevista de trabajo con unas gafas de montura azul.
Y luego me fui a mi habitación farfullando “ñañaña…mierda de gafas…ñañaña”

viernes, 19 de marzo de 2010

COMO LOS SAPOS CIEGOS Nº 30


Hola amiguitos:El número 30 contiene un dardo envenenado, zoofilia, una nieta espectacular y un viejo senil, esquizofrénicos, autobuses y tres niñas listas. Y DANGEROUS MAN más pulcro que nunca.

miércoles, 17 de marzo de 2010

LO QUE SABÍA LA NIÑA DEL AUTOBÚS SOBRE EL CONDUCTOR DEL AUTOBÚS


Me levanté desganado un día y se me ocurrió crear una unidad terapéutica para alcohólicos. Solo alcohólicos. Los yonkis parecen subnormales y acaban robándote algo y los cocainómanos que los aguante su puta madre con sus acelerones y decelerones mentales. Un día, un amigo que se metía rayas hasta por las orejas me habló apasionadamente del privilegiado clima que disfrutamos en Asturias durante ¡45 minutos!, pero luego cayó en un largo letargo de dos horas, durante el cual se lamentaba, con una especie de letanía, de que el coche recién adquirido le hacía un "tikitiki" en el motor desde que se lo prestó a su ex. Y la pregunta es esta:¿ Las drogas, dependiendo de la clase que sean, atraen selectivamente a según que tipo de imbéciles o, por el contrario, los convierten en ese tipo de imbéciles provocándoles esas características que los definen a causa de las características que definen al tipo de droga? O, lo que es lo mismo: ¿El imbécil nace o se hace? Pero me voy del tema. Una unidad terapéutica para rehabilitar alcohólicos. Me subí al autobús con esa idea en la cabeza; un nuevo proyecto que arrojara una nueva luz sobre la tortuosa vida de esos putos borrachos que ensucian los bares, los despachos de abogados, las oficinas de recaudación pública, los servicios de radiología de los hospitales del mundo occidental, las cocinas de los asilos de ancianos y todo lo demás. El autobús iba lleno y una madre amorosa que sonreía en todas las direcciones sentó a su niña de 6 años a mi lado. Era una niña de estas espabiladas:
-Tienes un pendiente en la oreja – me dijo, y le dio un toquecito con su dedito para que se meneara. La madre no dijo nada, así que probablemente estaba separada y buscaba un hombre que la montara, utilizando como gancho a su hija de corta edad.
- Oye niña, ¿tú crees que a los conductores del autobús los apagan al salir del trabajo y los vuelven a meter en la caja o los dejan en una sala de espera haciendo como que conducen hasta que les vuelve a tocar su turno?- le dije, muy serio y mirándola con firmeza a los ojos.
- Están pegados al autobús con tornillos. Por dentro tienen maquinaria y cables que van directamente al motor y a las ruedas.- dijo la niña
- Vaya…
-Y el autobús lo dirigen con el pensamiento.
-¿Entonces para qué mueven el volante y cambian las marchas?
- Eso es para disimular, para que no nos asustemos.
- Jolines, con lo normales que parecen. Ya no vuelvo a subirme en un autobús, que me da miedo.
- ¡¡Pero si no hacen nada, tontorrón!!
Me quedé un rato callado y luego se me ocurrió otra cosa
- Oye niña, tú que pareces lista, quiero crear una unidad terapéutica para rehabilitar alcohólicos y no se como promocionarla, ¿Tú que opinas?
-¿Qué es un alcohólico?
-Borrachos
- Como el conductor del autobús, que siempre huele a vino y a veces parece que se va a quedar dormido.
- ¿Este conductor?
-Sí
- ¿Pero no está lleno de cables y hierros?
- Ay, Mama, vamos a cambiarnos de sitio que este señor está como una regadera.- dijo, y se puso a hacer pucheritos.
Joder, las mujeres son raras y misteriosas incluso antes de ser mujeres.
Ví por el retrovisor que al conductor se le cerraban un poco los párpados.
Tenía la cara bastante colorada.
Picad en la imagen, que es un chiste basado en una historia real, ocurrida en mi Andorra del alma.

lunes, 15 de marzo de 2010

UN ACTO CULTURAL PARA PEPE EL FERREIRO, PATOS FOLLANDO Y LA CHICA TRISTE




De vez en cuando me voy a Oviedo para hacer como que estoy de vacaciones en una ciudad desconocida y poner cara de turista interesado en todo, mirando intensamente los edificios y los bancos de los parques. A veces me paro delante de algo que me llama la atención y me sujeto la barbilla con los dedos pulgar e índice y digo “uuhmm” asegurándome por el rabillo del ojo de que alguien me observa. Si miras bien, ningún día será desperdiciado, aunque te pases 6 horas sentado en un banco comiendo pipas, te puede ocurrir que una chica pase por allí chupando el mango de un paraguas. ¿Que no? Mi recuerdo más intenso de mis únicas vacaciones en Bilbao es el de una chica que caminaba chupando distraídamente el mango del paraguas (¡chupándolo distraídamente!). Nunca más volví a ver a nadie hacer algo semejante pero estoy siempre alerta porque ahora tengo la cámara del móvil para inmortalizarlo y que nadie ponga en duda mi cordura. En Bilbao también vi una chimenea escupir fuego mientras cagaba en el vater de un restaurante de Sestao y una chica de un bar manifestó sentir envidia de mí al ver una flauta asomando en un bolsillo de mi mochila; le ofrecí mi flauta (yo no sabía tocarla, era un regalo para alguien) y le dije que se la quedara, pero dijo que no porque, al parecer, la chica me había adjudicado un espíritu aventurero del que en realidad carezco, al asociar la flauta y la mochila con una vida a salto de mata, en constante lucha con la adversidad, y era eso lo que envidiaba.
Pero ayer lo que hice fue ir a Oviedo con mi agenda de actividades un poco más planificada. Lo primero, un acto cultural en apoyo a Pepe el Ferreiro, a las 12 de la madrugada. Flautas, violines, poesías y cómicos. Luego me puse el sombrero de copa amarillo desplegable que llevaba en mi mochilita, porque iba a conocer a la salida a una señorita del internete, y ese es el complemento que uso para esas ocasiones. Me había olvidado la margarita de plástico para el ojal de la chaqueta pero me reconoció igual.
-Eres más guapa que en tu foto de perfil- le dije, adulador.
-teniendo en cuenta que en la foto sale una manzana no sé como tomármelo- (estas mujeres, siempre confundiéndome con sus astucias, solo por joder)
Me despisté un momento, centrando mi mirada en un niño que había 20 metros más allá. Iba con pantalones cortos y unas medias amarillas hasta las rodillas y peinada su ondulada cabellera amarilla de raya al medio. Agudicé el oído para ver si era extranjero. La madre parecía de aquí. Pobre niño; menuda camada de hostias debía llevar todos los días en el recreo. El caso es que, cuando volví en mí, mi cita a ciegas había desaparecido.
En el parque de San Francisco había patos y, mirando a los patos, una jovencita de lánguida mirada que parecía haber llorado alguna vez durante la última semana. Me acerqué disimuladamente, pasito a pasito y de lado, cual cangrejo despistado, mirando al cielo, mirando a los árboles, mirando a los patitos, mirando la hora, mirando mensajes en el móvil…Cuando estuve a la distancia adecuada dije, a viva voz:
-¿CÓMO HARÁN LOS PATOS PARA FOLLAR?
La chica no dijo nada y siguió en su papel de persona de lánguida mirada que ha llorado en la última semana.
- PORQUE DEBE SER COMPLICADO FOLLARSE A UNA PATA SIN USAR LOS BRAZOS.
- Y a un pez- dijo, sin mirarme. Y se fue.
A lo mejor no había llorado en la última semana y su mirada no era lánguida, sino que su cara era así.
En las imágenes, Un momento de la actuacion de la pequeña compañía de los nenos enormes, en el acto cultural; los patitos que sembraron mis dudas y uno de mis chistes de subnormales hablando con extrañas. Picad en el chiste que es muy gracioso.


sábado, 13 de marzo de 2010

EL NIÑO QUE APUNTABA MANERAS



¿Sabéis por qué en mi cestita de los lápices hay el mismo número de lápices ahora que hace 6 meses? Porque los niños son unos ladrones que me los roban con el consentimiento de sus padres. ¿Cómo voy a conseguir un millón de lápices gastados para mi catedral de lápices gastados si los niños se los llevan? Pero, aún en el caso de que mi intención no fuera hacer una catedral de lápices y solo los colocara en esa cesta a modo de instalación artística o como homenaje al montón de estupideces que han escupido en su corta vida ¿No tengo derecho a tener mi cestita de lápices a la vista sin que los condenados niños piensen que son piruletas y los cojan sin pedir permiso? De acuerdo, el otro día le di uno a un niño gitano de unos 10 años, muy simpático, porque, al preguntarme por ellos y yo explicarle mis motivaciones, se dedicó a colocarlos en posturas graciosas para que pareciera que había más. Dijo: ¡Ala, qué guay, los afilas antes de meterlos en la cesta! Los colocaba desafiando las leyes de la gravedad, haciendo equilibrios imposibles. Me emocionó el mimo que puso en la tarea y a punto estuve de regalarle una de las piruletas que tengo escondidas para los clientes vip si no fuera porque me cuestan 5 céntimos y el niño solo se corta el pelo cada seis meses. Luego ya no me pude resistir y tuve que ofrecerle una porque tuvimos una conversación en la que ya mostraba rasgos de genialidad. Lo decía todo mirándome a los ojos y abriéndolos mucho y era, en general, muy expresivo. Cuando le pregunté cómo quería las patillas me respondió :
- !AAAH, Patillas!, ¡cómo odio esa palabra!
- ¿Por?- , le pregunté.
- No sé, uf, patilllas, qué mal suena- puso cara de que alguien estuviera arañando una pizarra en su presencia- patillas, patillas, patillas, que palabra más fea, la odio. ¿Y tú cuánto ganas al mes?
- Joder no sé
- ¿Cuántos cortes al día?
- …
- Por lo menos tienes que sacar dos mil euros para tener un sueldo curioso, porque si no, paga autónomos, luz... ¿ el local es tuyo?
- Eh…no.
- ¿No me quieres decir cuanto ganas? Haces bien.
- …
- Bueno, ya está de puta madre, ahora hazme unas rayitas con la máquina y nos vamos cagando hostias.
Me pagó y cuando le ofrecí las piruletas me dijo que no le gustaban los dulces. Le di un lápiz que tenía fecha de diciembre de 2008 y me dijo que lo guardaría y me deseó suerte con mi catedral.
En las imágenes, un chiste de niños listos y mi cestita de los lápices.

viernes, 12 de marzo de 2010

EL CHAT DE FEISBUK

Ya sabéis lo que pasa con el chat del feisbuk, que enseguida se pierde la sincronización y aparece un texto contestando algo que escribiste cuatro intros más arriba. Así, el otro día, mantenía una conversación con una amiga sobre cosas de tener pareja o no tenerla y la edad o algo así (no recuerdo bien). Y salieron estas dos frases seguidas:
-Javi dice: A mí lo que me gusta es que me feliciten cuando hago bien los espaguetis y me la chupen después
-X dice: Tú lo que necesitas es una madre.

A partir de ahora voy a copiar las conversaciones. En la imagen, un chiste de frases absurdas, aunque no tenga nada que ver.

martes, 9 de marzo de 2010

LA CHONI Y JOEL-PETER WITKIN



La recepcionista se llamaba Choni y parecía una de esas analfabetas que viven en caravanas en las películas o esas que salen en los documentales sobre barrios marginales en los extrarradios; sin embargo, su abuelo era el dueño de ese hotelito de 3 estrellas y de otros dos. A mí me tocaba trabajar de ayudante en la cocina con su madre, que era una señora que se reía y maldecía como un camionero, viuda de un pequeño señor enjuto y tristón que había en una foto que amarilleaba en la puerta de la nevera de la carne. La Choni entraba muchas veces con los 4 niños en la cocina y estaba preñada otra vez a pesar de su aspecto famélico.
“Mira, a este le han arrancado los brazos”, le dijo un día a la mediana de sus hijas, de unos 4 años. Estaban sentadas al lado de la pica de los platos, la niña sobre las rodillas de la madre, y hojeaban algo.
“¿viste qué montón de tripas”
“chof chof, ja ja”, decía la niña
Intenté averiguar qué coño miraban, pero no estaban en mi campo de visión (ni siquiera a través del reflejo de enorme cuchillo de carnicero que colgaba en la pared delante de mi cabeza era capaz de adivinar a qué se referían).
“¡Eh, a este le está dando por el culo un perro!”
“Mamá, has dicho un pecao”
“perro no es un pecao”
“ja ja, qué tonta, perro no, lo otro…has dicho un pecao”
“ Ay mira, uvas..., moras...,un pulpo…¿ves al niño muerto?”
“no está muerto, está durmiendo”, dijo la nena.
“y ese trozo de brazo ¿también está durmiendo?”
“el niño está durmiendo” y la nena empezó a hacer pucheritos.
La madre cogió a la niña y mirándola muy de cerca a los ojos le dijo:
“El niño está muerto, ¿vale?”
Yo callaba como un zorro mientras miraba de reojo y pelaba manzanas dejando caer las mondas en un bote de plástico.
“¡NO HAY NINGÚN NIÑO MUERTO, ESTÁ DURMIENDO LA SIESTA!”.
La Choni posó a su hija en el suelo de forma muy violenta
“¡Eres una niña estúpida!” le gritó. Y la dejó plantada ahí sola, llorando desconsoladamente. Al pasar a mi lado, arrojó el libro en el bote de las mondas.
“¿ Y A TI NO TE DA VERGÜENZA ESTAR PELÁNDOLE LAS MANZANAS A MI MADRE, A TU EDAD?” , me dijo sin mirarme (35 años, yo no me veía tan viejo para pelar manzanas). Luego se volvió, antes de salir de la cocina, y me gritó, señalando el bote:
“¡¡JOEL-PETER WITKIN, YA QUE TAN INTERESADO ESTÁS!!”
El libro que reposaba sobre las mondas era, efectivamente, un libro de bolsillo del fotógrafo Joel-Peter Witkin. Pues no era tan palurda como parecía. Ni yo tanto como ella creía.
A partir de aquel día, cada vez que veía a la Choni, con su barrigota desproporcionada, me daba por pensar que no estaría mal meter mi brazo en su culo delante de sus hijos. Ella hacía como que no había pasado nada.
La fotografía es de Witkin y está escaneada del libro que reposó en el bote de las mondas (quizás por eso un tanto desmejorada) y el cómic consta de 4 páginas.
¿Veis al niño muerto? Está muerto de verdad. Y todo lo demás.





domingo, 7 de marzo de 2010

UN BUITRE DEL TAMAÑO DE UN CERDO

Una de las enfermeras tenía gafas de montura roja con ojos verdes y la otra nariz chatita, culo respingón para servir el te y hoyuelos en los mofletes. “Buenas noches, ¿necesitas algo?”. Siempre venían a eso de las diez a darme las buenas noches y preguntarme si necesitaba algo. “Pues quiero que se acabe el hambre en el mundo y que todos los seres humanos posean una vivienda digna”. No se rieron porque pensaron que deliraba. Si dices un chiste durante la agonía de la muerte nadie se ríe porque sus pensamientos no están en el contexto adecuado, y no se paran a pensar que a lo mejor hace un año eras un payaso graciosísimo y que lo que te hace falta en ese momento es que dejen todos de arquear las cejas hacia arriba y la boca hacia abajo. Piensan que deliras.
Más tarde, a eso de las 12 de la noche, vinieron las dos enfermeras cuarentonas con sus cuerpos duros y sus rasgos angulosos de dóminas malvadas. Una se ponía a un lado de la cama y la otra al otro. No recuerdo lo que venían a hacer porque estaba muy concentrado en la distancia que había entre sus coños y mis manos. Llevaban esos pantalones semitrasparentes blancos que llevan ahora (mucho mejor que el traje de enfermera de las películas de putas, en mí opinión), que se deben bajar con facilidad de un manotazo. Yo estaba crucificado de goteros y con una sonda en la nariz, pero la distancia entre mis manos y los coños era poca y eso me hacía sufrir. Si alargaba las dos manos a las dos entrepiernas ¿serían capaces de negarle ese pequeño capricho a un pobre enfermo agonizante? Decidí pedirles permiso y como me dijeron que no les pedí una paja. Ni una paja ¿os lo podéis creer?
“¿Le vais a negar una paja a un enfermo terminal?”. Ahora que estaba hablando en serio les dio por reírse, a las hijas de la gran puta.
Por la mañana vino ha limpiarme la herida una que estaba haciendo prácticas, jovencita y alocada.
“Si me vas a hacer daño tienes que susurrarme antes al oído que he sido un niño muy malo y me vas a tener que castigar”, le dije
Me agarró la oreja y me dijo al oído lo siguiente:
“ Te la chuparía, abuelo, pero con la sonda puesta me da no sé qué”
¡Que dulce y sensible era! Tenía la voz ronca y espalda de nadadora. Estuve por provocar un accidente con mis intestinos para que me limpiara el culo pero luego pensé que eso mataría el amor y que probablemente ni siquiera a mí me pondría palote. El amor y los excrementos nunca deben compartir mesa.
El imbécil de la cama de al lado quería hacerse el gracioso también y, como era joven y no agonizaba, le reían las gracias y me quitaba todo el protagonismo. Solo sabía decir chistes que ya llevaban años circulando por ahí y frases hechas. Nunca improvisaba. Encima era argentino y las ponía calientes como perras. No se puede competir con los argentinos. Luego no sé qué pasó por la tarde que se lo llevaron a toda hostia y se murió. No voy a decir que me entristeció la noticia.
Por la tarde se posó un buitre en el alfeizar de la ventana. Estaba a huevo. Agarré la botella de zumo y le tiré a dar al pajarraco (mi sobrina siempre me traía zumo a pesar de que yo no podía beberlo). Se libró de milagro. Ahora aprendería a no molestar a los enfermos terminales. Se me había salido el gotero y chorreaba sangre por el brazo. Cuando vino el enfermero de las manos peludas y vio lo que había, se me quedó un momento mirando con cara de susto. Yo debía tener un aspecto extraño, con los mechones dementes en la cabeza y a saber qué mirada: “¡¡ QUE VUELVA A POR OTRA JODER, ERA UN BUITRE DEL TAMAÑO DE UN CERDO!!"
No me creyeron pero tampoco me ataron. Luego, ya de noche, me incorporé un poco. Hice como que fumaba llevándome las manos a los labios y me dejé el cigarro imaginario en la boca. Era un bisontes sin boquilla de los que gastaba cuando me iba a segar a los 20 años . La guadaña cortaba la hierba limpiamente y el olor de esta se mezclaba con la del cigarro que colgaba en mis labios. En aquel castaño, el buitre. Y así me encontraron de mañana, con la colilla del cigarro imaginario en la boca y muerto y bien muerto. Ahora sí que alguien iba a tener que tocarme la polla, aunque solo fuera para quitarme la sonda.
En la imagen, una de viejos. Son 4 páginas

jueves, 4 de marzo de 2010

EL AUTOBÚS Y LA PRIMAVERA

Me siento en mi sitio de siempre del autobús y empiezan a entrar los nuevos viajeros en las siguientes paradas. Según se va llenando los voy catalogando y adivinando donde se van a sentar. En donde me siento yo nunca se sientan las viejas porque les queda muy lejos el timbre y hay que subir un peldaño y además les quedan los pies colgando, pero si aparece un tío enorme suele gustarle ese sitio porque le caben las piernas sin tener que poner las rodillas a la altura del pecho. Siempre sufro cuando entra uno grande porque, aunque vaya el autobús vacío, es fácil que quiera el asiento contiguo al mío y estos tipos tienen tendencia a abrir las piernas como si el tamaño de los huevos no les dejaran cerrarlas. Dicen que esos hombres que no tienen reparo en rozarse con las piernas de otros hombres tuvieron una infancia mísera, en pisos pequeños con muchos hermanos, y por eso el contacto físico les parece normal. Por ahí viene uno grande que casi toca con la cabeza en el techo. Lo dicho, se sienta a mi lado y me arrincona con sus piernas contra la ventanilla. Huele a vinazo y tabaco el muy cerdo, seguro que dormía con 3 hermanos en la misma cama y tuvo con ellos sus primeras experiencias sexuales. Todos esos niños sodomizados por el gigante maloliente que se sienta a mi lado, me gustaría conocerlos para reconocer la verdad en su cara y explicarles que ellos no tuvieron la culpa, que dejen de hacer mamadas por las estaciones. Saca un libro de….de…¡de Sartre! ¿Pero qué coño hace con esa pinta leyendo a Sartre? Y encima va por el final. Es la Nausea. Ahora retrocede a las primeras páginas. Joder, yo hacía lo mismo, saltaba de un lado a otro evitando los pasajes soporíferos. ¡Qué miserable! Puedo comprender que un tío sin cultura sodomice a sus hermanos pero un tipo de letras debería meter la polla solo en cuerpos adultos y sin relación de consanguinidad. Casi me atrevo a preguntarle cómo es que una persona que lee a Sartre se dedicó durante la adolescencia a sodomizar a sus hermanos sistemáticamente; pero mi sentido arácnido del peligro me advierte de que puede no ser sensato hacerlo. Finalmente decido ponerle un cebo y le digo:
-¿Por qué lo hizo? Solo eran unos niños.
Se me queda mirando
-Eran unos niños- le digo, inyectando mi mirada de sabio gurú en sus ojos.
Se levanta y se sienta en otro lado. Qué risa, las rodillas le llegan al pecho.
Ahora entra una rubia de tres pares de cojones. El autobús va casi vació y va la tía y se sienta a mi lado. Abre las piernas como si tuviera huevos y aprieta su muslo contra el mío. Esta vez no me aparto. La miro de reojo varias veces. Luego la miro directamente para examinar su perfil y cuando me mira por el rabillo del ojo disimulo levantando mucho la cabeza como si estuviera examinando el contenido de un escaparate de los chinos que hay afuera y arqueando las cejas exageradamente. Saca un libro y mueve los labios mientras lee (¡qué palurda!, encima es uno de Ruiz Zafón). Tiene un hilillo de saliva que une el inferior con el superior. Uhhmmm. Dejo caer mi mano muerta sobre su muslo. Se levanta y se cambia de sitio. ¡Qué tontorrona! Cuando se acerca mi parada, me levanto y me acerco a la puerta. Un yonki esta discutiendo con un gordo macarrilla en el descansillo de la mitad del autobús. Le dice que le va a matar y le da dos cates. El gordo ni mu. Le da dos cates más. Me bajo, pero antes de que cierren la puerta introduzco la cabeza un momento y grito : “¡¡MATA A ESE YONKI HIJODEPUTA JODER!!¡¡MÁTALO!!. Y salgo corriendo partiéndome el culo por si el yonki se baja y viene a por mí.

En la calle huele a primavera, aspiro profundamente y emito una ancha sonrisa de felicidad absoluta. ¡Qué hermosa puede ser la vida y cuántas sorpresas te depara!
En la imagen, un chistecito de autobuses que no tiene que ver pero es muy gracioso y es casi una historia real

miércoles, 3 de marzo de 2010

NÚMERO 29 DE LOS SAPOS CIEGOS Y 43 AÑOS DE VIDA DEL AUTOR

Hola amiguitos, como reza el título, hoy mismo he cumplido 43 años y 3 nuevos pelos adornan mis orejitas y los huevos me cuelgan un milímetro más. Las encías parecen haberse retraido un poco dejando a la vista algo de la raiz de mis dientes en estas dos últimas horas, noto el aliento más rancio y profundo(como si procediera del averno) y he olvidado el nombre del actor que interpreta al pistolero negro en " Sin Perdón", a la vez que he recordado donde escondí el madelman trampero del brazo roto cuando tenía 7 años, perdiéndolo para siempre. Sin embargo, como pódréis comprobar, mi cerebro sigue pensando que tiene 15 años o incluso menos, y pierde el tiempo inventando chistecitos y provocando erecciones inesperadas cuando la rubia alta de las gafas grandes se sienta a mi lado en el autobús rozándome con la rodilla (ella es 20 años más joven, pero mi cerebro dice: oh, esta chica tan mayor me ha rozado con la rodilla, debe tener ganas de polla); en vez de dedicarse (mi cerebro) a montar una ONG o una cadena de restaurantes o emprender una campaña contra el uso indiscriminado de la comic sans o de las grasas hidrogenadas en las galletas, así que, para celebrarlo, ahí está un número nuevo de los sapos ciegos, que incluye
infidelidad, esperma, mal tiempo, buena cara, Bertrand Russell (premio para el que lo pille), misoginia, putas, surrealismo y sangre gratuita e innecesaria.

lunes, 1 de marzo de 2010

A LO MEJOR ALGUIEN VIO A ALGUIEN CHUPÁNDOLE LA POLLA A ALGUIEN

Yo sabía que se estaba follando a alguien que no era yo y no sabía como comunicarle mis sospechas con cierto tacto (cabía la posibilidad de que no fuera cierto) :
“ Cariño, ayer alguien vio a alguien chupándole la polla a alguien”, le dije con mi tonillo musical de comedia de situación.
“¿Ah sí; en dónde?”
´”Pues no sé, ese alguien no está muy seguro” le dije. Vaya gambada.
“ A lo mejor a ese alguien le importa una mierda que la otra persona estuviera chupándole la polla a esa otra y por eso no se acuerda o a lo mejor se lo inventó”
“ A lo mejor se quedó tan impactado por la imagen que todo lo demás desapareció de su memoria” dije, con el retintín de antes. JA! ¡Chúpate esa!
“ A lo mejor ese alguien no vio nada, porque si hubiera visto a alguien importante en su vida haciéndole una mamada a un desconocido recordaría perfectamente el lugar y las circunstancias en que había ocurrido y jamás se le olvidaría ni aún en el lecho de muerte”,dijo ellla, imitándo mi soniquete.
“ A lo mejor fue detrás de un contenedor”, aventuré, viéndome atrapado.
“Entonces no era yo”,sentenció.
Se quedó unos segundos recapacitando y analizando lo que acababa de decir y se puso colorada como un centollo. Menuda puta.