miércoles, 17 de marzo de 2010

LO QUE SABÍA LA NIÑA DEL AUTOBÚS SOBRE EL CONDUCTOR DEL AUTOBÚS


Me levanté desganado un día y se me ocurrió crear una unidad terapéutica para alcohólicos. Solo alcohólicos. Los yonkis parecen subnormales y acaban robándote algo y los cocainómanos que los aguante su puta madre con sus acelerones y decelerones mentales. Un día, un amigo que se metía rayas hasta por las orejas me habló apasionadamente del privilegiado clima que disfrutamos en Asturias durante ¡45 minutos!, pero luego cayó en un largo letargo de dos horas, durante el cual se lamentaba, con una especie de letanía, de que el coche recién adquirido le hacía un "tikitiki" en el motor desde que se lo prestó a su ex. Y la pregunta es esta:¿ Las drogas, dependiendo de la clase que sean, atraen selectivamente a según que tipo de imbéciles o, por el contrario, los convierten en ese tipo de imbéciles provocándoles esas características que los definen a causa de las características que definen al tipo de droga? O, lo que es lo mismo: ¿El imbécil nace o se hace? Pero me voy del tema. Una unidad terapéutica para rehabilitar alcohólicos. Me subí al autobús con esa idea en la cabeza; un nuevo proyecto que arrojara una nueva luz sobre la tortuosa vida de esos putos borrachos que ensucian los bares, los despachos de abogados, las oficinas de recaudación pública, los servicios de radiología de los hospitales del mundo occidental, las cocinas de los asilos de ancianos y todo lo demás. El autobús iba lleno y una madre amorosa que sonreía en todas las direcciones sentó a su niña de 6 años a mi lado. Era una niña de estas espabiladas:
-Tienes un pendiente en la oreja – me dijo, y le dio un toquecito con su dedito para que se meneara. La madre no dijo nada, así que probablemente estaba separada y buscaba un hombre que la montara, utilizando como gancho a su hija de corta edad.
- Oye niña, ¿tú crees que a los conductores del autobús los apagan al salir del trabajo y los vuelven a meter en la caja o los dejan en una sala de espera haciendo como que conducen hasta que les vuelve a tocar su turno?- le dije, muy serio y mirándola con firmeza a los ojos.
- Están pegados al autobús con tornillos. Por dentro tienen maquinaria y cables que van directamente al motor y a las ruedas.- dijo la niña
- Vaya…
-Y el autobús lo dirigen con el pensamiento.
-¿Entonces para qué mueven el volante y cambian las marchas?
- Eso es para disimular, para que no nos asustemos.
- Jolines, con lo normales que parecen. Ya no vuelvo a subirme en un autobús, que me da miedo.
- ¡¡Pero si no hacen nada, tontorrón!!
Me quedé un rato callado y luego se me ocurrió otra cosa
- Oye niña, tú que pareces lista, quiero crear una unidad terapéutica para rehabilitar alcohólicos y no se como promocionarla, ¿Tú que opinas?
-¿Qué es un alcohólico?
-Borrachos
- Como el conductor del autobús, que siempre huele a vino y a veces parece que se va a quedar dormido.
- ¿Este conductor?
-Sí
- ¿Pero no está lleno de cables y hierros?
- Ay, Mama, vamos a cambiarnos de sitio que este señor está como una regadera.- dijo, y se puso a hacer pucheritos.
Joder, las mujeres son raras y misteriosas incluso antes de ser mujeres.
Ví por el retrovisor que al conductor se le cerraban un poco los párpados.
Tenía la cara bastante colorada.
Picad en la imagen, que es un chiste basado en una historia real, ocurrida en mi Andorra del alma.

2 comentarios:

Mamen dijo...

Alucino con tus historias...jajaj das miedo.
Buenísimo
Yo no te puntuo, directamente me convierto en seguidora.

javiguerrero dijo...

pues gracias Mamen, no te asustes que es ficción, ya hace 6 meses que no ecucho las voces.