La sobrina de Marisa viene siempre en verano a pasar unos días y es una rompegüevos. El primer encuentro ya fue un desencuentro, me quitó la película porno de heces y orina y puso el canal disney. Yo no tenía la polla afuera ni nada pero tampoco sabía que estaba la nena por casa porque supuse que había acompañado a Marisa al super. Me dio un susto de muerte. La imagen del pato Donald sustituyó de improvisto a un zurullo así de grande que una señorita muy guapa engullía con regocijo. Me volví y allí estaba esa hija de Satanás con el mando a distancia en la mano y una sonrisa tonta. Os preguntaréis por qué veo esas cosas y si es que me excitan y os contestaré que no, que no me excitan, pero siempre intento averiguar algo en el gesto o la mirada de las bellas protagonistas que me explique por qué coño, con esos cuerpos y esas caritas de muñecas, se cagan unas a otras en la boca y en las tetas y en la espalda si ya podrían ganar dinero suficiente comiendo pollas o tomando por el culo. Busco sus miradas e intento detectar algún rasgo de subnormalidad en ellas. El caso es que la nena tiene yá sus 14 años bien cumplidos y a esa edad suelen ser muy malas y no piensan más que perrerías, así que le advertí que si le contaba algo a Marisa del video porno le rompía todos los dientes de la boca. ¿Pues sabéis que hizo? Soltó unas risotadas como si no se creyera nada y me dijo que qué iba a romper yo con esa cara de pazguato. ¿Os lo podéis creer? Me acababa de conocer y ya había decidido que no solo no era peligroso sino que además era imbécil. Ni que decir tiene que le contó a Marisa lo del video y para mas joder, lo hizo llorando, como si le hubieran traumatizado las imágenes. Durante la cena, lo contó, la hija de la gran puta. Marisa me miraba con una mirada que era la madre de las miradas sorprendidas.
Me dijo " tenemos que hablar" y ya no dijo más en 4 días. No lo entiendo, si teníamos que hablar ¿a qué venían esos 4 días de ostracismo cruel? Se compinchaba con su sobrina y se reían como si estuvieran en el país de las gominolas, pero a mí no me hacían ni caso. Entonces decidí hacer una demostración de lo que era capaz. La nena tenía la costumbre de bajarle cuencos de leche a un gato solitario que había en el solar de enfrente. No os voy a explicar cómo lo hice, pero la tercera noche de silencio de mi Marisa, la nena se encontró al gato muerto el solar. Cuando subió con su cara de niña a la que se le ha muerto un gato yo le pregunté a Marisa, con una sonrisa bondadosa, que por qué no adoptábamos a ese minino abandonado al que la niña tanto cariño tenía, haciendo ver que no sabía nada de lo ocurrido.
La niña me miró con ojos asustados y casi me enterneció con esas lagrimas que los anegaron sin llegar a deslizarse por sus mejillas.
Al día siguiente, estaba la tontita mirando una peli de disney y la sorprendí poniendo un video en el que una señorita le meaba en la boca a un viejo.
-¿Qué?- le pregunté.
-Nada.
Y salió de la habitación
¿Qué coño hace una niña de 14 años viendo el canal Disney?
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