jueves, 14 de octubre de 2010

JUGAR A CAMBIAR LAS MARCHAS

La primera vez que viajamos juntos lo hicimos en Alsa. Marisa estaba contenta y yo también, a mi manera, porque no soy amigo de desarrollar emociones intensas. Me senté al lado de la ventanilla e incrusté el paraguas entre el asiento y esta dejando que el mango asomara como un cambio de marchas. Cuando el autobús arrancó, metí la primera con el paraguas accionando los pedales imaginarios con los pies. Estuve un rato usando las marchas hasta que nos metimos en la autopista y ya me relajé, dejando la mano apoyado en el mango del paraguas, que iba en quinta y a veces en cuarta. Me gustaba hacer el ruido del motor con la boca, sobre todo cuando reducía a tercera y a segunda. Por el rabillo del ojo pude observar que la mandíbula de Marisa colgaba hasta su pecho y sus ojos eran inquisidores.
-¿Qué?- dije
- ¿Siempre haces eso cuando viajas en autobús?
- Claro, es lo más divertido de viajar en autobús...brrrrrrrrrruuuuuum brrrrruuuuuuuuuum.
Mi Marisa es muy graciosa y se ríe mucho, pero no sabe divertirse con las cosas que pequeñas que Dios ha puesto a nuestro alcance, como los paraguas y los autobuses.
- ¿Vas a estar así todo el viaje?
-Claro, ¿no querrás que se nos cale el motor?
-Pero es un viaje de 12 horas, ¿no querrás descansar un poco?, comer un poco de tortilla que traigo en la maleta, beber una cervecita, disfrutar del paisaje ...
- Cuando me canse, tú me sustituirás en el cambio de marchas, no es justo que yo sea el único que se divierta, ya verás que bien te lo pasas....brrrrrrrumm brrrruuuum
Mi Marisa quiso disimular unas lágrimas.
-Que era broma tontorrona, esto solo lo hago cuando viajo solo. No te puedes imaginar la cara de los desconocidos que se sientan a mi lado ¿Te lo imaginas? brrrooomm brrrrom.
Qué guapa se pone cuando se ríe y llora a la vez.
Nuestro destino para las vacaciones era una casita rural en una playa casi desierta. Era otoño y no había ni dios.
Lo primero que hicimos fue inspeccionar la playa. Al llegar a la orilla me tire como muerto y comencé a boquear como un pez.
-¿Jugamos a que yo era un delfín varado en la arena y tú te apiadabas de mí y me la chupabas?
- Los delfines no tienen polla
-Claro que sí, son mamíferos.
- Pero no boquean, eso lo hacen los peces, que no respiran aire.
-¿Jugamos a que estoy tirado en la playa y tú me chupas la polla?
Hay que reconocer que Marisa tiene la risa fácil. Es un ángel.
La historieta tiene 3 páginas.

No hay comentarios: