Cuando fotografio una casa como esta siempre pienso en lo que me gustaría que lloviera torrencialmente durante una incursión al monte y apareciera en mí camino , que al empujar la puerta me recibiera un calendario polvoriento del 74 y que en la mesa hubiera platos y vasos con comida putrefacta y posos secos de vino, interconectados con una red de telarañas; que hubiera un cigarrillo de caldo en el cenicero, apagado sin apurar; en el suelo alguna cabeza de muñeca sucia y tuerta y su tronco desmembrado en la esquina opuesta; la ropa en el perchero esperando una orden para dehacerse y un chubasquero infantil amarillo con el gorrito haciendo juego sobre una silla, aguardando a su dueña muerta con un brillo irreal , como si esperara que por medio de algún sortilegio la niña cobrara vida reencarnándose en su interior , sacando las manitas por las mangas diminutas y riéndose bajo el sombrero porque esta de estreno y todo le hace gracia.
La idea era que esta fuera una tira de humor, pero al terminarla y releerla me pareció que no era graciosa sino todo lo contrario y decidí pintar el fondo de negro para amortajarla. Ahora si que es triste.
¿Verdad que soy tan sensible como si hubiera mamado hasta los 12 años?
Pica en la escalera para ver la tira
2 comentarios:
La tira es graciosa, quién sabe, tal vez los muertos sí tengan hambre.
El relato da miedo, yo preferiría tras una lluvia torrencial, ser recibida con una buen chimenea y pan recién hecho, eso sí, la casa de piedra me la quedo.
¿gracioso? no tienes corazón. yo es que ya lloré viendo Superman 3
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