Hace 5 años o por ahí, estaba esperando en Andorra el bus de las 3 a Lérida, como todavía eran las 2, me metí en un bar a hacer tiempo. Un tipo muy gracioso decía cosas muy graciosas mientras apuraba copas de anís a un ritmo desenfrenado. Le oí decir que tenía que ir a Lerida así que decidí no entrar en conversación, pese a que cada vez que decía alguna de aquellas cosas tan graciosas me miraba buscando mi complicidad. No deseaba que casualmente viajara en el mismo autobús que yo y se sentara conmigo a darme la brasa. Llegada la hora, me dirigí a la parada y me acerqué a mi autobús. El conductor tardaba. Cuando por fin apareció se me pusieron los cojones de corbata. El tipo gracioso ya no era gracioso. Se subió por la puerta del conductor dando un indecoroso traspiés. Me subí muy a mi pesar, pero me puse en uno de los asientos delanteros para vigilarlo por el retrovisor. Pica en la imagen para ver lo que ocurrió.
3 comentarios:
Muy bien por esa preservación del anonimato, ja, ja! lo cierto es que demasiado bueno has sido dando sólo su nombre, yo me hubiera negado directamente a subir al autobús.
´No fui tan valiente, me baje dos pueblos antes y llame a un amigo para que me viniera a buscar.
Jajajaja!!!que valor. Pásate por mi Blog, échale un vistazo. Son muy divertidas tus historias,.
Publicar un comentario