domingo, 17 de agosto de 2014

Otra entrevista de trabajo



—Buenos días
—Buenos días, siéntese por favor. ¿Qué tal?
—Bien, porque pensaba que la sangre que cagaba era un cáncer de colon y es de las almorranas. Fui al médico hoy y me dijo que tenía unas almorranas como serpientes. Llevaba toda la semana haciendo los preparativos para dejarlo todo en orden antes de que viniese dios y me llevase. Las revistas de putas fueron todas a la basura y como no tengo internet en casa ahora tengo que cascármela de imaginación. Ya no recordaba la última vez que me había hecho una paja sin una de esas tías de las revista delante y fue gratificante, porque pude imaginarme a la frutera que está como un queso orinándome la cara y si no me hubiera deshecho de las revistas nunca se me hubiera ocurrido. Además, caí en la cuenta de que a las putas de las revistas las tenía tan vistas que era como cascármela pensando en mi hermana. Ahora se abre un universo nuevo sin explorar en mis placeres solitarios. Puedo pensar en quien me de la gana. Puedo pensar en follarme a las infantitas, pero no a las de ahora, que son unas nenas, sino a la pequeña de las de antes. La Infanta Cristina. O a Elena. Es que les rompía el culo a las dos. La idea es coger a la mayor, por ejemplo, y metérsela por el culo y que se ponga a chillar como un cerdo cuando va al matadero, con media lengua afuera y las venas del cuello a punto de reventar, ¡¡AHIIIIIIIIIN, AHINNNNNN!!, así, ¡AHINNNNNN! ¿Se lo imagina? Y luego coger a la otra. A la otra me la imagino más de maullar. ¿No ha visto usted nunca unos gatos follando? Pero, bueno, no quiero aburrirle con mis manías.
—…
—… —sonrío beatíficamente y miro el cuadro de escena de amanecer con ojo femenino flotando en el cielo— ¿Tapies? —pregunto, señalándolo.
—Eh, no , una tía mía que pinta.
—… —miro el cuadro y asiento con la cabeza y luego la miro a ella—¿No me va a preguntar por mis aspiraciones económicas?
—…
Creo que no me va a preguntar. Es una de esas psicólogas tan educadas que abundan en recursos humanos y a la muy inocente no se le ocurrió otra cosa que provocarme preguntando qué tal.

2 comentarios:

Alberto Secades dijo...

...es que van provocando. Mira que preguntar ¿qué tal?

javiguerrero dijo...

bien, bien.