miércoles, 21 de septiembre de 2011

LOS PIES DE LAS PUTAS


Mi Marisa se fue tres días a una convención de radiólogos y se me ocurrió salir a ver como estaba la noche. Le eché un vistazo a la noche y me acerqué a una chicas de entre 20 y 40 años (desde que superé la cincuentena perdí el ojo para calcular edades) que se reían y bebían en la terraza de una vinatería y les dije que tenía 30 euros para cada una si venían a mi casa y me dejaban que les comiera el coño, y van ellas y me dicen que quieren 150 cada una.
-¡¡JOLINES , COBRÁIS MAS QUE UNA PUTA!!
- Es que somos estudiantes de derecho y comerle el coño a una futura abogada no es lo mismo que hacérselo a una tercermundista analfabeta.
- Ya, es verdad. Tienen los pies todos agrietados de andar descalzas en su país y me da mucho asco. El otro día había una en el autobús que sé que es puta porque la vi salir del EROS y era muy guapa y todo pero tenía los pies hechos un asco bajo las sandalias y luego cuando volví a casa no me la puede cascar pensando en ella porque me acordaba de sus pies.
- Pues mira qué pies tengo yo de no haber dado palo al agua- me dijo la rubita de los ojos verdes.
¡Menudo pie me enseñó! Era perfecto y blanco y no llevaba pintura de uñas( detesto la pintura de uñas) pero estas estaban pulidas de pedicura. Y movía todos los deditos con mucha soltura. Me quedé mirando para él con los ojos anegados en lágrimas porque no tenía tanto dinero para comerles el coño, esperando que se apiadarán de mí.
- Me dio un ictus en agosto y tengo el brazo casi paralítico...
- ¿Te dio un ictus? Pobrecito, entonces ven al servicio de señoras y nos la metes por el culo a las tres y luego nos comes el coño si quieres, que no te cobramos nada.
-¿SÍ?- le dije a la morena con mi cara de ilusión infantil.
- ¿Quieres que llamemos a la policía?- dijo la pequeñita del pelo corto.
Antes de irme me atusé el mechón que cubre mi calva mirando mi reflejo en la cristalera de la vinatería, lo hice despacio para que las chicas no pensaran que corría asustado como una rata.
Al doblar la esquina de la manzana siguiente todavía podía escuchar sus risas.
Bah, estudiantes de derecho, a mí me ponen más las arquitectas. Además, la pequeñita de pelo corto parecía más bien cajera de supermercado y lo seguirá pareciendo aunque estudie 6 carreras.

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