-Ay, Marisa, no sé cómo puedes seguir soportando a ese viejo
gato perezoso y acariciarlo de esa manera tan lasciva. Tiene por lo menos 22
años, Marisa, estas acariciándole el cuerpo a un anciano.
-Solo a una persona mezquina y miserable se le puede ocurrir
hacer esa comparación. Mira que carita tiene.
-Sí, ya sé que con todo ese pelo no se nota casi, pero debajo
hay una piel apergaminada y enferma y sus vísceras ya han empezado a pudrirse
poco a poco.
- Muy bien, es un anciano y yo soy su enfermera que lo cuida
y lo quiere.
- Oh, vaya -dije, con
retintín teatral- Yo también quiero que cuando sea viejo venga una enfermera
joven y me frote de esa manera, mientras me acurruco en su regazo ¿Crees que
podré disfrutar yo también como ese gato?
- Tú te lo pasarás mejor cuando te hagan masajes en la
próstata metiéndote el dedo en el culo para que orines.
Me quedé callado y meditabundo. Una guapa enfermera me iba a
meter el dedo en el culo cuando fuera viejo ¿Por qué no podía disfrutar de esa
experiencia ahora que todavía tenía mis cinco sentidos y era consciente de mis
actos? ¿Es que lo mejor de la vida ha de venir cuando ya no somos más que
despojos desubicados que confunden el
peine y la cuchara y orinan en cualquier sitio?
- ¿Por qué no puedo
disfrutar de esa experiencia ahora que todavía tengo mis cinco sentidos y soy
consciente de mis actos? ¿Es que lo mejor de la vida ha de venir cuando ya no
somos más que despojos desubicados que
confunden el peine y la cuchara y orinan en cualquier sitio?
- Cariño, si quieres yo te puedo meter el dedo en el culito y
el antebrazo también si te apetece.
Cuando Marisa dice esas cosas la miro y solo veo un melón o
una croqueta gigante encima de sus hombros.
-Marisa, a veces
pienso que tienes la cabeza rellena de bechamel. ¡¡Una desconocida metiéndote
el dedo en el culo!!¡¡De eso se trata, Marisa, no del dedo en el culo!! Para
que me lo metas tú ya casi prefiero metérmelo yo y acabo antes!!
Creo que no comprendió a dónde quería ir a parar porque
probablemente ella no tiene fantasías con desconocidos porque a ella lo que le
gusta más es que llegue yo harto de vino y apestando a tabaco y se la meta sin
preguntar por el orificio que se me antoje pero dudo mucho que le atraigan esos
seductores desconocidos a los que a
veces se ve obligada a radiografiar desnudos por cuestiones de trabajo.
-Marisa ¿A ti te gustaría que te metiera el dedo en el culo
alguno de esos guapos pacientes que a veces tienes que radiografiar muy a tu
pesar?
-No, cielo, yo siempre me masturbo pensando en esos ancianos
que vienen a veces con sus carnes flácidas y los huevos colgando hasta las
rodillas.
-Lo sabía. Por eso acaricias al gato de esa manera, se trata
de una desviación sexual. Gerontozoofilia. Cualquier psicólogo adivinaría que
se trata de una manera de dar rienda suelta a esos deseos reprimidos que se van
acumulando al mismo tiempo que asistes impotente al lujurioso espectáculo de
montones de esos ancianos que se desnudan ante ti a diario. Pero no te
preocupes, Marisa, mis labios están sellados y me llevaré el secreto a la
tumba, solo decirte que, dado que yo seré anciano antes que tú, tienes mi
permiso para manosearme a tu gusto cuando ya no pueda defenderme.
Marisa me miró como si mi cabeza fuera una croqueta. Unas
veces se ríe y otras simplemente mira mi cabeza como si fuera una croqueta o
una albóndiga y luego se queda pensativa ladeando levemente la cabeza sobre su
largo cuello y atravesándome con una mirada desenfocada que me hace sospechar
que sabe algo que yo no sé. El gato me miraba con una expresión parecida
mientras era masajeado lujuriosamente por Marisa y me dio la impresión de que
el también sabía algo que yo no sé.
Si queréis leer más cosas divertidas de Mariano y Marisa os podéis pillar "Mi Marisa es un ángel", un híbrido de cómic y relato ilustrado, en vuestra librería especializada más cercana y si no lo tienen es que no es tan especializada. También podéis pedírmelo a mí a javiguerrero@javiguerrero.es y os lo envío firmado y dedicado y con un boceto original a los 100 primeros por 15 euros con gastos de envío incluidos. Venga, señores, que me los quitan de las manos.
El dibujo que ilustra este relato es Jose Tomas y forma parte de la serie de interpretaciones de Mariano que algunos de los dibujantes mas irreverentes y activos del panorama se han prestado a realizar para esta pequeña campaña navideña de este amigo que os quiere.
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