jueves, 20 de diciembre de 2012

LA MAMADA DEL FIN DEL MUNDO



-Ay Marisa, es la primera vez que tengo la certeza de que el mundo se va a acabar  y no sé cómo sentirme ni qué hacer, si reír o llorar. Hay un chuletón en el congelador pero dudo que se descongele a tiempo. Todo se acaba y nuestras dudas y anhelos no significarán nada en la inmensidad del espacio sideral; se extinguirán como nuestros propios cuerpos.

-Hoy echan la serie esa del tipo ese gordo que vive con su madre, creo que es el fin de temporada. Dicen que es un final de traca.

-Marisa, por el amor de Dios, ¿es que no tienes sangre en las venas?

-Si quieres podemos  esperar el final abrazados, fundidos como un solo cuerpo, con nuestras almas comulgando  juntas y sintiendo como todas y cada una de las moléculas que nos conforman se hacen un todo de alguna manera con el universo, ahora que el fin está cerca. Pero te advierto que faltan 6 horas para las doce de la noche y es probable que el fin del mundo no sea puntual y tengamos que esperar toda lo noche y quizás parte del día. Es un abrazo muy largo.

-…

- Dicen que el gordo al final no es quien cree ser.

-¿No?

- Va a empezar enseguida. ¿Nos abrazamos o miramos primero a ver quién coño es el gordo?

- Voy a preparar un plato de queso y abrir una botella de esas que nos regaló tu madre.

-Lávate la polla que después te voy a hacer la mamada del fin del mundo.

-¿Es que tienes alguna técnica especial “fin del mundo”?

-Ya lo verás.

-Casi me alegro de que se acabe el mundo a la vez que la temporada de la serie esa del gordo que vive con su madre para que me la puedas chupar después de comer el queso y bebernos el vino.
-Qué tontorrón.

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