Cuando era joven y mi corazón galopaba era propenso a las erecciones inoportunas y ni siquiera el ajedrez era capaz de apaciguarme; ni siquiera el bocadillo de mortadela y el vaso de leche ni las clases de matemáticas ni la visión de unas manos velludas rascándose los huevos o el olor de un viejo enfermo o un encuentro con una gaviota aplastada en un cruce de caminos eran capaces de calmar mi ansiedad de culos melocotones y pezones fresones; de pies de uñas limpias y chuminos conceptuales y alientos de chicle de fresa ácida. Con la edad me fui amarianando porque así fue como mis padres marcaron mi destino al bautizarme y poco a poco fui adquiriendo los rasgos y andares de un Mariano cualquiera; pero en mi cabeza bulle todavía un adolescente estupefacto con un segundo corazón palpitando entre las piernas y a veces no puedo evitar que una lagrima solitaria corra por mis mejillas peludas al escuchar las risas adolescentes de esas pequeñas pre-putas borrachas que pueblan los parques de botellón en las noches de sábado y en como hubiera pasado mi juventud lamiendo piernas de haber nacido en el momento adecuado, 30 o 40 años más tarde. Mi Marisa advierte mi languidez y melancolía cuando se cruza en nuestro camino una de esas fiestas improvisadas a las que ya no tendré acceso y me da un pellizquito en el culo y se ofrece a chupármela en algún portal, pero ni aún así consigue aliviar el pesar de mi corazón. Normalmente suelo recuperarme espontáneamente dos o tres manzanas más allá, pero a veces ocurre que la nostalgia del dulce pájaro de juventud se traslada de mi polla a mi cerebro y se aloja allí amenazando con no irse nunca más y mi estado de ánimo entra en un bucle de añoranzas que yo alimento enfermizamente con el visionado de viejas fotos de mi infancia y adolescencia. La última vez que caí en el pozo profundo de la tristeza Marisa comenzó a preocuparse porque me pilló masturbándome mientras miraba una foto de Jane Goodall abrazada a uno de sus chimpancés. Unas lagrimas silenciosas se deslizaban por mi rostro.
- Joder, Mariano, te voy a llevar al médico, ni siquiera te has molestado en dejar de masturbarte cuando he llegado o en apagar la pantalla del ordenador al menos.
-....-(Yo callaba)
-Hubiera preferido ver pornografía gerontófila en ese monitor.
-...
-Hubiera preferido ver cualquier otra cosa.
-...- (Yo no reaccionaba a estímulos externos)
- ¡¡Y DEJA DE MASTURBARTE CUANDO TE HABLO!!
Dejé de hacerlo y me fui arrastrando los pies y mirando mi ombligo y me metí en la cama con tres mantas, a pesar de que estábamos en Agosto. Unas horas después, Marisa entró en la habitación y me preguntó si quería algo. Yo no respondía, con la mirada fija en algún punto de la pared. Podía sentir su presencia en el umbral de la puerta.
- Tráeme un bocadillo de nocilla y un vaso de colacao- dije por fin, aún a sabiendas de que no teníamos ninguna de las dos cosas.
- Idiota, la nocilla ya no existe, ahora se llama nutella.
-¡¡SI QUE EXISTE, ESTÚPIDA, LO QUE PASA ES QUE ALGUNOS ANORMALES TRAIDORES SE HAN PASADO A LA NUTELLA PORQUE NO TIENE GRASAS HIDROGENADAS Y DICEN QUE ES MÁS CASERA!!¡¡¿Y QUE ME DICES DE ESA MIERDA DE COLACAO QUE HACEN AHORA QUE NO SALEN GRUMOS?!! ¡¡UNA PUTA MIERDA, MARISA, COMO EL NESQUIK!!¡¡¿ME PUEDES EXPLICAR QUÉ ESPECIE DE MONSTRUO SIN REFINAMIENTO NI DISTINCIÓN PUEDE PREFERIR EL NESQUIK AL COLACAO O LA NUTELLA A LA NOCILLA?!!
Hubo un silencio de unos segundos muy largos. La nostalgia se había disipado.
- Ese es mi Mariano.
En la imagen, página 1 de 7 sobre erizos añorando sexo
3 comentarios:
Genial.
Yo me considero un come coños profesional. Ahora ya anciano, sólo vivo de recuerdos, de peludos moños franquistas.
Ahora digoteyounacosa, como se comian los coños antes no se comen ahora, aqullos mullidos, aquellos olores predemocráticus.
Faiseme la boca agua.
Hay, como muy bien dices, si me quitaran 30 años.
Comer comiamos antes, ahora son mariconadas, que si la puntina de la lengua, mariconaes, yo entrabalas como un caimán - perdón por las faltas- estos editores son la leche.
Na, pero estos mozinos de ahora empiezan antes porque ya les han dicho en la escuela que follar no es sucio y con doce años ya se visten para el cortejo.
Pues os quejais de viejos, pero yo os digo, que a partir de los 30 es cuando mejor se folla.
Y me gusta más la Nutiella que la Nocilla, aunque sea italiana.
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