Mucha gente piensa que los viejetes en la peluquería o en cualquier trabajo de cara al público no solo no dan sorpresas sino que conversar con ellos te absorbe la energía de alguna manera. Mentira, mentira y mentira. A todo el mundo menos a un niño con sus padres al lado se le puede sacar provecho. Los niños con sus padres al lado se comportan como si fueran subnormales y los adolescentes se anulan a sí mismos. Todos estamos dispuestos a ser comprensivos con los niños y con los adolescentes pero los viejos y su maldita costumbre de relatar enfermedades vuelven loco a casi todo el mundo. Estúpidos. Un viejo habla de enfermedades porque es lo que se espera de él pero en cuanto le tiras un poco de la lengua puedes pararte, escuchar y disfrutar.
Esta historia del viejete del chiste es de verdá de la buena pero no fue trapecista sino boxeador. Tiene 89 años y esas fueron las primeras palabras que salieron de su boca la primera vez que le corté el pelo. Se tiñe el pelo y el otro día lo vi diciéndole porquerías a una chica de a veinte en al bus y la chica sonreía a pesar de no tener pinta de puta. Así que algo bueno estaba contando el viejo. A mí el viejo me dice siempre que tarda mucho en correrse y las deja a gusto y contentas. Me explicó que cuando eran niños de 12 años se follaban todos a la hermana de once años de uno de los del pueblo, que jugaban a eso ( y yo pensaba en nuestros parientes los bonobos) También me cuenta que él no quiere saber nada de sesentonas con las tetas en el ombligo y que el chocho ya no les huele bien para comérselo. Luego está su problema con el viagra: Desde que notó que solo se empalmaba durmiendo y en la cama y que al moverse para follar a su última compañera, se le volvía a poner morcillona y, finalmente, perdía la erección necesaria para penetrarla, decidió pedirle viagra al médico. Este se lo puso difícil por lo de su presión arterial y sus dos infartos y tuvo que recurrir a su nieto, que sabía donde pillar. Ahora me dice que solo toma la mitad de la pastilla porque si no empieza a nublársele la vista y ve en blanco y negro. O en escala de grises. Yo le digo que se tome un cuartillo de viagra y que se mire la tensión. Y él se queda contento al ver que me lo creo todo y yo tengo algo jugoso que poner aquí, sea verdad o sea mentira. Picad en la imagen
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