—¡Vaya janfri! —dice riéndose uno de los chavales del asiento
de al lado, en el autobús.
Se ríen los dos.
Siguen hablando. Vuelven con la expresión. Doy por sentado
que aluden a Humphrey
Bogart, pero no entiendo la asociación entre lo que puedan estar describiendo y
el actor.
—¿Me permitís que os haga una pregunta? ¿Qué quiere decir eso de janfri?
Supongo que es por el actor, pero no entiendo muy bien en qué contexto lo
usáis?
—¿Qué actor? —dice uno.
—¿Qué es contexto? —dice el otro.
—Digo que qué significa janfri, que para qué se usa.
—Vaya janfri, tío —dice uno. Se ríen los dos.
Me quedo mirando de una manera que no deje lugar a dudas. Me bajaré con
ellos y los seguiré si es necesario, pero no me iré sin una respuesta.
—Vale, se usa para todo, como “vaya jarto”. Si uno hace o dice alguna
pijada se dice “vaya janfri”, pero si hace o dice algo guay también.
—¿Y no tenéis ni repajolera idea de si tiene que ver con el actor?
—No, es como jarto.
—Joder, los chavales de ahora andáis a uvas.
—A uvas, dice, vaya janfri.
—Sí, que estáis como maniegas.
—Como maniegas, dice, vaya jarto.
Se levantan y se bajan. Menuda mierda. Me ha cabreado que usen esa
expresión y no sepan ni de dónde viene. La de jarto puedo asumirla como buena,
pero ¿“vaya janfri”? Anda y que les den por el culo. Me bajo en la plazuela. “Vaya janfri”. Veo a unos chavales de aspecto
y edad similar y me dan ganas de reventarle los dientes al que va sonriendo.
Darle con el bastón una y otra vez hasta que no le quede ni un diente en la
boca. Pisotear su cráneo hasta que se le salgan los sesos por las orejas: “¡¡VENGA,
HIJO DE PUTA, DILO AHORA ¿TE PAREZCO JANFRI AHORA O ME VES MÁS BIEN JARTO?!!”.
Golpeo una papelera con el bastón con furia y una vieja con abrigo
violeta y un perro se me quedan mirando desde la otra acera. Entro en el Toma
3, un bar librería, y pido un vino. Hay juguetes y chorradas retro en las
estanterías. Me llama la atención una. Es un spray para el aliento:
UNDERSTAND
YOUR MOTHER, pone. PIPPERMINT FLAVOR. BREATHSPRAY.
—¿Qué es esta mierda? —le pregunto de una manera un tanto seca a una chica con la que hablo a veces.
—¿Qué es esta mierda? —le pregunto de una manera un tanto seca a una chica con la que hablo a veces.
—Pues es un spray para el aliento.
—¿Pero qué pone aquí?—señalo lo de la mother.
—Entiéndete con tu madre, viene a decir.
—¿Pero cómo...?
—A ver —me lo coge y traduce el reverso—. “Por
fin, un discreto spray para el aliento que te dará respuesta a uno de los
mayores enigmas: Tu madre. Me llamo Dana Wyse y como científica,
madre e hija que soy, sé que entender a una madre es más difícil que entender
física cuántica, por eso he invertido tres años de
investigación y más de un millón de dólares de mis ahorros en este proyecto
revolucionario. ¿Los resultados? ¡Os contaré! Jamás me he sentido tan cerca de mi
madre como ahora. Acabamos de volver de una excursión
juntas por las Islas Galápagos. ¡Qué divertido!”
—¿Pero qué mierda es esa? ¿Si te echas el spray en la boca
entiendes a tu madre? ¿No tendría que ser un spray para las orejas?
—A lo mejor es para que tu madre se lo eche en la boca.
—¡¡PERO CÓMO VA A SER UN “DISCRETO” SPRAY SI SE LO TIENES
QUE ECHAR A ELLA EN LA BOCA, JODER, SE DARÁ CUENTA DE QUE ALGO RARO ESTÁ
PASANDO!!
La chica me hace un gesto apaciguador con la mano y no
contesta. Puede que la haya asustado. En realidad no tenemos tanta confianza
como para que me aguante la ira.
—Estoy hasta la polla de todas esas mierdas retro que les
gustan ahora a los snobs o hispters o gafapastas o como se les llame ahora —digo,
pretendiendo disculparme.
Sonríe y se pone a enredar con el smarthphone acercando
demasiado los ojos.
Miro el chisme.
—¡¡ME CAGO EN DIOS, ES QUE NO LO ENTIENDO!!
La chica no contesta.
La conversación se ha terminado.
Apuro el vino y voy a la Revoltosa, el otro bar librería que
hay unos metros más allá. Tienen programada una película: “Los siete psicópatas”.
—¿De qué va la peli? —pregunto.
—No estoy seguro, sé que unos quieren secuestrar a un perro.
—¿Secuestrar a un perro, y se llama “Los siete psicópatas” y
es subtitulada?
—Sí.
—¡¡A LA MIERDA!!
Camino por el muro y esquivo a un par de conocidos temiendo
que al pararme a saludar comiencen a sonreír y hablar una lengua extraña. Me
iré a casa y me quedaré allí esperando que todo sea un mal sueño y mañana
cuando me levante todo haya vuelto a la normalidad.
Enciendo la tele. Echan Casablanca en TCM.
—Siempre nos quedará Paris —dice Humphrey Bogart.
—¡¡VAYA JARTO!! — le responde Ingrid Bergman.
Estoy empezando a asustarme.
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