jueves, 6 de noviembre de 2014

Brandenburgo y Burroughs


—En cuanto  llegues a casa haces un pis y a cambiarte rápidamente, que si no hoy no se juega con la wwe —le dijo la madre al niño.
—Acabo de hacer pis, mamá.
—Da igual, pues lo haces otra vez.
—Y no tengo ganas de jugar con la wwe.
—¿La vamos a tener ya, tan temprano? A mear, a cambiarse y a jugar con la wwe.
—Es que estoy justo ahora terminando con “El almuerzo desnudo” y ardo en deseos de sentarme en el viejo sofá y sumergirme en la lectura, bien acompañado por los acordes juguetones de los Conciertos de Brandenburgo.
—¡¡Te doy una patada que te arranco la cabeza!! ¡¿A tu madre, le vas a decir tú “acordes juguetones”?!
El niño se soltó de la mano de la madre, corrió hasta la esquina, se volvió y gritó:
—¡¡BRANDENBURGO Y BURROUGHS!!
—Yo no sé qué voy a hacer con este niño, la verdad —le dijo a la frutera que fumaba en la puerta.