viernes, 14 de noviembre de 2014

La gitana que pudo reinar.



Entró una gitana joven en correos y chilló:
—¡¡¿Quién es el último?!!
—Hay que coger número allí —le dijo alguien.
—¡Ya, pero ¿quién es el último?!
 
—Mira, ahí está lo de coger los números.
—¡¡Yo ya tengo el número 19, que me tengo que ir y pa dárselo a alguien que tenga el último!
—Pero si ahora van por el 17 y tu le das al que tiene el 33 tu número todo el mundo se dará cuenta de que se está colando porque ahora todo el mundo está pendiente de ti y de tu número.
—¡¡Y UNA PUTA MIERDA. PORQUE SOY GITANA NADIE QUIERE MI NÚMERO!! Y lo tiró al suelo y se fue.  
La chica que estaba intentado explicarle algo de lógica o de comprensión abstracta a la gitana era como una profesora joven, guapa y sencilla de la que se enamoran los alumnos. Recogió el número y preguntó:  
—¡¡¿Quien tiene el 20 y quiere el 19?!!  
Se escucharon risas susurradas y nerviosas. La chica empezó a descojonarse. No podía parar. Envié lo mío y ahí se quedó la paya llorando de risa acompañada por dos o tres contagiados. Yo empecé a reírme después de comprar el jamón y las doradas, de subir las escaleras de casa y de echarme un vino. El jamón está de puta madre pero casi me atraganto de la risa.

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