Mi Marisa
y yo nos fuimos a caminar un rato por las afueras y a ella le entraron ganas de
cagar. Le dije que cagara detrás de unos matos y que yo siempre llevaba un
rollo de papel higiénico conmigo pero a ella si no es sentada en la taza no le
sale la caca.
-¿Y
si hay una apocalipsis y desaparecen
todas las tazas y bañeras del mundo qué haces, aguantar hasta reventar como un
sapo salpicándolo todo de vísceras y heces?, porque luego yo no pienso recoger
toda tu porquería, que lo sepas -le digo yo a veces. Pero ella se limita a
sonreír y encogerse de hombros. Ella vive en el país de las gominolas, donde
los apocalipsis y las invasiones extraterrestres no están a la orden del día y
yo tampoco quiero insistir en abrirle los ojos para no estropear ese bienestar
infantil en que vive sumida. ¡Ay, qué fácil resulta para algunos vivir como si una nube negra no flotara
siempre sobre nuestras cabezas, como si en tres de cada dos cruces de camino no
hubiera seis direcciones que llevan siempre al infierno atroz del hambre y la
catástrofe o a ese lugar donde los hombres y las mujeres viven adocenados en
casas diminutas y húmedas, esclavizados por una raza superior que se alimenta
de sus flujos corporales..! Gracias a Dios, yo tengo un sexto sentido para reconocer
las puertas falsas y los caminos trampa porque soy un superviviente curtido en
mil batallas y detecto las señales que indican el final funesto que nos espera de no
captarlas a tiempo. Una señora mayor con más de dos centímetros de pelo sin
teñir y bolsas de la compra de dos supermercados diferentes suele señalar un
camino trampa. Las señoras mayores nunca entran en un supermercado con la bolsa
de otro sino que dejan antes la primera bolsa en casa, aunque ello les cause un
trastorno en el orden del día, y lo del pelo sin teñir no lo puedo explicar,
pero es así. Un tipo de traje y corbata con un palillo masticado en la oreja
tampoco es buen augurio. Un niño que sonríe con expresión beatífica puede ser
buen o mal augurio dependiendo de si tiene una piedra en la mano(mal) o las
manos en los bolsillos(bien). Pero yo esto no se lo he contado nunca a Marisa
porque no me comprendería. Simplemente me invento fobias y tretas para que
tomemos siempre el camino correcto que, aunque no siempre lleva a esa felicidad
intensa que todos anhelamos y no está exento de contratiempos y sinsabores,
siempre evita, con toda seguridad, el infierno y la muerte atroz que acechan
por doquier. El caso es que ese día íbamos dando el paseo por el campo y
tomamos el camino de la derecha porque en el de la izquierda había un gato de
tres colores que hurgaba basura (malo malo). Ella quería tomar ese porque había
un bar a pocos metros pero yo le aseguré que el otro camino llevaba un bar muy
simpático con unos servicios muy limpios y tres jaulas con tres loros que decían
cosas muy simpáticas. Me hizo caso y a unos 200 metros encontramos el bar. Era
un restaurante y, por supuesto, no había loros, pero Marisa solo quería cagar y
habíamos evitado un final trágico gracias a mi olfato.
- Pide
un agua para llevar que en seguida salgo –dijo y corrió al baño como pudo, porque,
a juzgar por sus andares, el zurullo ya debía asomar y probablemente tocaba la
braguita. Aquello debió salir de manera muy rápida y explosiva porque solo me dio
el tiempo justo de pedir una botella de
vino de corcho y redecilla (siempre insisto en que tengan redecilla) y una
paella con bogavante para cuatro.
Cuando
Marisa volvió se le abrieron unos ojos como platos al ver los cubiertos y la
botella.
-Pensé
que ibas a tardar más, cielito, y no me gusta parecerme a uno de esos idiotas
que piden un agua para usar el baño.
En
realidad había detectado una señal negativa, una pareja sentada que leían
sendos periódicos, él el Pais y ella la Razón. Eran muy guapos pero tenían las
miradas un tanto ratoneras. El mal ya estaba hecho y si salíamos del bar antes
de que lo hicieran ellos nos esperaba una muerte atroz.
3 comentarios:
Genial, caballero.
Y sepa usted que mi novia ya es fan declarada de Mariano, y la frase sobre el pez plátano ya adorna nuestros delirios y ataques fortuitos de tontuna.
Gracias, ese era el efecto que quería conseguir. Tanto guardián entre el centeno y la gente no conoce la mejor frase de Salinger
Buen escrito, Javi.
Hoy no pongo nada de joder...
Lo del numerito que hay que poner y lo de la frasecita que hay que copiar, es la hostia, para ponerte comentarios.
Si además en infosmática ya ta superao por los hackerss
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