viernes, 9 de marzo de 2012

MARIANO Y MARISA SE AMAN


Siempre pensé que la chicas guapas no se tiran pedos o si lo hacen no huelen y mi Marisa ha alimentado esta creencia no dejando jamás ningún rastro olfativo de los gases de su intestino grueso y ni aún después de encerrarse en el baño y escuchar yo claramente esos plops y esos prrreps he conseguido saber cómo huelen sus excrementos al aspirar con la cabeza en la taza después de salir ella; llegando a sospechar incluso que su organismo angelical los convierte en materia esponjosa, rosada y perfumada o que quizás ni siquiera caga y tiene una cinta grabada con ruidos de defecación para ocultar su naturaleza etérea y celestial. Pero hace dos noches vino un poco borracha de una reunión de radiólogas (¿os dije ya que es radióloga?) y ya en la cama los dos se tiro un pedo de esos que hacen "fffffffff". Mis ojos se anegaron en lágrimas de la emoción. Metí la cabeza entre las mantas y , efectivamente, aspiré el pedo más infecto y maloliente que haya llegado jamás a mi nariz, pero lo hice lleno de amor y alegría por comprobar cómo Marisa se humanizaba en mi presencia y se hacía más accesible (porque no hará falta que os diga que convivir con una persona etérea de inteligencia penetrante puede ser complicado para un tipo como yo). Estuve un rato abanicando con la manta y aspirando hasta que ya no quedó nada; pero esa sensación siempre estará grabada con huella indeleble en mi mente, ligada a un intenso sentimiento de amor imperecedero.
Mi Marisa es un Ángel.

4 comentarios:

Idus_druida dijo...

Cuando amas realmente a una mujer, nada de ella te debe dar asco. Mi último amor data del 95. Tenía hacía ella ese sentimiento absoluto de posesión. Llegando oníricamente a la fagocitación en su amplio sentido. Era muy aficionado hacerle el griego, para lo cual, previamente le hacía sitio con mis dedos en su ano, hasta que mi lengua, en sus tres cuartas partes, se introducía en su culo, la masajeaba largamente, y su placer y relajación era tan grandes, que al final me respondía agradecida con un largo pedo, que por su densidad y putridez parecía de textura oleaginosa. He de decirte, que me embriagaba aquel olor mientras en mi boca saboreaba su mierda. También he de decirte que jamás me marche de inmediato al baño hacer gárgaras. Ese sabor era mío, y permanecía en mí, porque yo la amaba mucho, y cuando amas mucho, nada del objeto amado tiene desperdicio. Luego probé su lluvia dorada, pero no era igual, deseaba beber sus orines, pero nunca se lo dije, tenía miedo que me dejase por degenerado.
A mí, mis propios pedos no me ofenden, y ella era mía.
Perdona por la largura. Has refrescado mi memoria, y si no te lo cuento reviento.
Un saludo.

javiguerrero dijo...

Ay, el amor no es como nos lo contaron en Casablanca o en Tarzán de los monos. Amar es no tener que decir nunca:"lo siento, he comido fabada"

Anónimo dijo...

en japon un tio ha inventado unas pastillas que si las tomas, tu mierda no huele, siempre he creido que el que las introduzca en occidente se hara multimillonario.

crisis??, what crisis....lo que hacen falta son buenas ideas.

javiguerrero dijo...

Efectos secundarios. Seguro que tiene efectos secundarios. Además, leer un libro de poesía sentado en la taza del vater no sería lo mismo sin el olor de la mierda inundando el baño.