Como me aburría bajé al chino como hago siempre y me compré un elefante de peluche, un rollo de papel film, un destornillador, dos pelotas de colores, una pelota llena de agua con una cara sonriente dentro, 10 metros de cable, serpentinas, matasuegras, sombreritos de fiesta, 13 bombillas de colores, una colección de santos de plástico (el San Pancracio con los labios pintados parecía una Drag Queen misericordiosa) y varios frascos de cristal de diferentes formas y tamaños. Luego lo esparcí todo de forma aleatoria por el suelo del salón y solté todas las serpentinas de colores arrojándolas al aire entre carcajadas impostadas. Marisa había tenido turno de noche(¿os dije ya que es radióloga?) y estaría al caer. Cuando abrió la puerta yo ya estaba preparado, sentado sobre mi pelota gigante rosa y con un sombrerito de fiesta en la cabeza y un matasuegras en la boca.
-¡¡SORPRESA!
Tenía cara de cansada, la pobre.
-¡¡HE PUESTO CHAMPÁN A ENFRIAR!!
Se fue a dormir. A veces pienso que Marisa ha perdido la alegría de vivir.
En la imagen, una de 9 páginas sobre el aburrimiento y la diversión.
2 comentarios:
Tremendo fiestón, nenu :P Namás te faltaba esi gatu dorao que mueve el brazín. Besacos pa los dos.
Huelga decir que Mariano y Marisa son dos personajes ficticios...
Saluditos
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