viernes, 24 de junio de 2011

LA IGUANA


Marisa se fue el fin de semana a una convención de no sé qué hostias de los huesos (¿os dije ya que es radióloga?). A mí me parece que ella se ofrece para todo tipo de cursos y convenciones para alejarse un par de días  de casa y sentirse normal y yo se lo agradezco porque a veces también a mí me apetece ser normal dentro de mis posibilidades y poder comportarme como una iguana introspectiva, haciendo así con la lengua de vez en cuando (imagínense una iguana y su lengua)    y mirando las cosas como si yo fuera la iguana que creó el universo partiendo de la nada. Como si yo fuese la iguana entre las iguanas. La más grande y mejor de todas las iguanas. La iguana que todo lo sabe y todo lo ve desde su infinita sabiduría. Sí, ya sé que cuando pensáis en Dios os imagináis a un señor de barba y melena blanca y venerable; pero yo me imagino a una iguana azul con una especie de cresta amarilla y no hay ninguna razón para pensar que el Dios que se encarna en mí no sea tan bueno y misericordioso como el vuestro. Así que me puse mi sombrero amarillo   que simboliza la cresta de la iguana, la alegría ortopédica y el amor incondicional por todos los seres vivos, incluidas las jirafas y los perritos de las praderas; esperando en vano que alguien se diera cuenta de todo el amor que llevo dentro y de cómo lo interiorizo con mi pose de iguana sabia que espera que alguien sepa leer en el interior de su corazón.
Así salí de casa a la hora del vermú. Cuando Marisa  no está acometo la sesión vermú olvidándome de mi hemiplejia y mis andares y movimientos torpes, celebrando el nuevo día como si estuviera estrenando el mundo que yo mismo he creado y lo observara con benevolencia disfrazado de iguana hemipléjica que se ha olvidado de sus andares.
La camarera nueva era muy risueña, antes había una medio subnormal que pestañeaba y se miraba en el niquelado de la cafetera e incluso hacía mohines con la boquita, pero la de ahora era tan natural que me apeteció explicarle algunas cosas que yo sé y vosotros no.
Probé el vino sumergiendo la lengua en él con un movimiento rápido y preciso. Ella no estaba mirando así que seguí haciéndolo hasta que se dio cuenta.
- ¿Le pasa algo al vino? Si quiere se lo cambio.
- No, es que yo bebo y como siempre así, atrapando pequeñas porciones con mi lengua  anfibia. Es que soy una iguana sabia atrapada en este cuerpo de humano.
- Pues ahora mismo iba a ofrecerle un pincho de tortilla de patatas pero le agradecería que se guardara la lengua porque tengo el estómago un poco revuelto.
- ¿Usted cree que Dios es más  como una Iguana o como un señor con barba?
- Estamos cerrando. Apure el vino, y a ser posible haga uso de las habilidades de su envoltura carnal de humano para hacerlo, ya sabe: mano-vaso-boca.
- ¡¡ERES UNA CHICA LISTA- reí- SOLO TE ESTABA PONIENDO A PRUEBA, SIEMPRE GASTO ESTAS BROMAS A LAS CAMARERAS NUEVAS. ME LLAMO MARIANO ¿Y TÚ?!!
- ¿Quiere que llame a la policía?
¿Verdad que tengo suerte de convivir con una Marisa radióloga que volverá a casa en dos días, contenta y abierta a nuevas experiencias?
En la imagen una de 5 páginas

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