Esta historieta de 5 páginas ocurrió de verdad y el de la izquierda podría ser yo. He de reconocer que en ningún momento sentí empatía alguna por ninguno de los miembros de la pareja que había a nuestras espalda sino una profunda vergüenza ajena y algo de asco por pertenecer a la misma especie, raza y vecindario que ellos. Cuando ocurren cosas de estas y yo me veo obligado a presenciarlas pienso en la esterilización como recurso aceptable para mejorar nuestra sociedad. Luego dejo volar mi imaginación y me los imagino participando en las elecciones con sus votos subnormales y una profunda desconfianza en la democracia, real, falsa, manipulada o imaginada, se apodera de mí. Luego me imagino que lo importante no es que esos imbéciles puedan votar, sino que a lo mejor él es concejal de no sé qué hostias y ella no sé qué hostias de cultura y, además de tener derecho a voto, participan de manera directa en las decisiones que afectan a mi vida. Me imagino que de todos los imbéciles que puedo recordar en 15 segundos (más de diez), a los que he escuchado sentenciar idioteces públicamente, por los menos dos tercios van a ir a votar y que de las personas sensatas que puedo recordar en 15 segundos tres no votan nunca y dos sí, y la profunda desconfianza en la democracia vuelve a remover mi conciencia. Luego pienso que yo tampoco soy de fiar porque seguramente también tengo un montón de ideas estúpidas inculcadas por LA SECTA DE LAS SECTAS y haría falta un desprogramador muy fino para dejarme limpio de influencias inconscientes y pautas aprendidas.
Así que llega el día de las elecciones y voy a votar con un sudor frio en la frente, esperando que mi elección no contenga un porcentaje demasiado alto de imbéciles ni de gente descreída y escéptica como yo.
1 comentario:
Muy buena entrada Javi.
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