Como andábamos siempre juntos no me daba mucha cuenta del efecto que producía Mario en los demás. Mario era feo como un demonio y una buena compañía para salir porque las chicas siempre me preferían en el caso de que Mario no las ahuyentase antes de que me diese tiempo a hablar. Pero no era la vertiginosa acumulación de asimetrías de su rostro lo que realmente espantaba, sino que además sus gestos parecían ir desacompasados; las ceja izquierda no quería saber nada con la derecha e iba a su ritmo, levantándose por sorpresa en medio del relato de alguna cosa insignificante de su vida doméstica y sin ninguna razón aparente; e incluso enseñaba mas dientes de un lado que del otro cuando sonreía y , en una sonrisa de 10 segundos, el peso de esta se basculaba de la comisura izquierda a la derecha de manera completamente involuntaria varias veces. Por alguna razón, la voz se sumaba a estos desatinos de su rostro haciendo lo propio. La voz era chillona y desmesurada unas veces y grave y solemne otras, pero siempre en el momento menos adecuado, esto es: chillona para los pésames y grave y solemne para los chistes. Cuando estaba completamente borracho parecía mejorar el control sobre su voz y su rostro y casi parecía una persona normal pero con los ojos asombrados. Era como si repentinamente su cerebro hubiera dejado de ocuparse de joderle la vida moviéndole la cara aleatoriamente y se centrara en todo lo que veía asombrándose de los culos y las caras y de los colores de los coches y los perros y los gatos. Pero tan asombrado estaba por lo que su cerebro le permitía ver cuando estaba borracho que no se molestaba en hilvanar conversaciones coherentes ni incoherentes. No vayáis a pensar que yo llegaba entonces a todas esas conclusiones sino que ahora, mirando desde la distancia, puedo analizar las circunstancias del pasado con cierta objetividad y atribuirle las mentiras que mi cabeza se ha inventado para darle un aire épico a mi vida. Todos lo hacemos.
El caso es que, en un momento crucial de nuestras vidas, a los 18 años, Mario hizo algo asombroso: se enrolló con la guapa mientras yo resistía los envites de la fea. La chica guapa miraba a Mario como a un puto Dios de la belleza. Sus ojos verdes se iluminaban como el coño de una perra en celo cuando estaba con él. La amiga nos acompañaba y le gustaba creer que era mi novia porque dejaba que me la chupara en los solares abandonados que frecuentábamos los cuatro. Bebíamos vino y llegado el momento le tocaba un poco el culo a la cerda fea mientras me empalmaba atisbando trozos de carne de Isabelita (así se llamaba la novia de Mario) por el rabillo del ojo. Aquella situación era frustrante. Si el monstruo se follaba a la chica guapa ¿a qué podía aspirar yo en la vida?.
Cuando operaron a Mario de apendicitis aproveché para hablarle a Isabel con franqueza y le expliqué lo de la esquizofrenia de su novio. Se me ocurrió dos días antes. Ella simuló no creerme pero algo hacía ticoticoticgrigrigrigricachabummbummbumm en su diminuto cerebro de adolescente enamorada(la nena tenía 16 años). La duda ya estaba sembrada.
Un par de meses más tarde Isabel me llamó llorando para decirme que a Mario le había dado un ataque. Habían entrado juntos en una floristería y había gritado:
- ¡¡JODER , VAYA FLORISTERÍA MÁS GUAPA QUE TIENE, SEÑORA!!
La señora se había asustado un poco pero, como era habitual en Mario cuando estaba sobrio, su cerebro estaba ocupado en mover su cara y no lo advirtió .
- ¡¡ES UNA DE LAS FLORISTERÍAS MÁS HERMOSAS QUE HE VISTO NUNCA EN MI VIDA, SEÑORA!!
Isabel había salido corriendo con lágrimas en los ojos. No sabía que Mario reaccionaba, ya desde pequeño, de forma desmesurada en las floristerías y en las tiendas de animales, por alguna razón que desconozco; así que se lo atribuyó a la falsa esquizofrenia que yo le había endosado al bueno de Mario y que todavía hacía ticoticoticgrigrigrigricachabummbummbumm en su cerebro.
Pues claro que sí. Isabelita mando a la mierda a mi amigo y se lió conmigo. Un día, en el cine, me dijo al oido:
- Pensar que me podía haber casado con ese chiflado.
Acerqué mi boca a su orejita, tirando de ella con mis dedos pulgar e índice para que entrasen mejor las palabras, y le dije:
- ticoticoticgrigrigrigricachabummbummbumm... ticoticoticgrigrigrigricachabummbummbumm
-¿Eh?- dijo, tratando de mirarme, mientras yo atenazaba fuertemente su orejita impidiendo cualquier movimiento de su cabeza con la otra mano
- ticoticoticgrigrigrigricachabummbummbumm, que no se te olvide.
Pobrecita Isabelita, qué poca suerte tenía con los hombres.
Y Mario, el bueno de Mario...bah, ni siquiera estoy seguro de que exista.
La historieta, del sr Esquizo y Kince, la niña bonita, cuatro páginas.
2 comentarios:
Ya sabes; la bella y la bestia. Las despampanantes de hoy día se "enamoran" de los fubbolistas, que muchas veces son compañeros de Comotellames. Hay que echarle valor para encamarse con el Güiza de turno, claro que los cerebros deben ser clonados. Muy buena la historieta del grupo de la barra; desde Manolo, Comotellames a Dangerous..." y quién me asegura que la orina es de ella". Acabo de cruzarme con un precioso "erizo" en la carretera, que como decía Pérez Reverte, "le estaba echando un par de huevos" para cruzarla, jugándose la vida muchas veces. Tus dibujos de los mismos son buenos. Por cierto, creo reconocer en la "tira" de la niña y el padre, un rincón de un ¿pozo? mal tapado con tablas y una bici destartalada, unas fotos, no recuerdo si de Yerbo o de algún pueblo cercano; ¿es así?. Las conversaciones con los habitantes de las zonas rurales suelen ser enriquecedores, sencillas y auténticas y nos suelen dar lecciones casi siempre. Hace muchos años, haciendo una conducción de agua por el campo, cerca de Picasent, hablé con un pastor, que me dió una lección de sabiduría sobre ovejas, inseminación artificial de las mismas, Leyes de Mendel, sobre posibilidades de que las ovejas "mellizas" paran dos corderos ... en fín, que me fuí pensando que solo sabía y no mucho, de mi profesión. Un abrazo.
P.D. No me he olvidado de las óperas; llegarán.
Mariano, en esta historia el narrador no es muy de fiar, ya sabes ticoticotigrigri...
El pozo de la foto es en realidad lo que queda de un horreo después de quitarle el horreo propiamente dicho. Ahí encima debería estar la construcción de madera, pero está la bici de mi primo de cuando éramos guajes. Una sorpresa encontrármela ahí. Respecto a las cosas que dicen los viejos de pueblo: Una vez cayó en mis manos un libro que le dedicaba 50 páginas a la importancia de la postura recta de la espalda, el ritmo armónico al caminar y muchas cosas más, pero todo ello explicado con un lenguaje muy rebuscado y apelando a la ciencia y a la psicología(la psicología no es del todo ciencia)...Mi tio Ramón(de pueblo de toda la vida) me dijo un día, al verme caminar adolescente, cabizbajo y desganado: ENGALÁNATE JODER.(se refería, claro está, a que caminara erguido y con ganas)
Le sobraron casi 50 páginas.
Un saludo
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