sábado, 22 de mayo de 2010

GIDE EN EL CONGELADOR Y MIGUELITO EN LA PUTA CALLE

Me llamó Miguel a las doce de la noche y me dijo que tenía que darle habitación durante un mes porque le habían echado de la pensión por no pagar. Como le debía 200 euros aproveché para saldar la deuda con la promesa de que al trascurrir 30 días se iría de mi casa sin excusas. Miguel siempre me andaba diciendo que le alquilara una habitación en mi piso y yo le decía que en mi piso no cabían dos borrachos a lo que él contestaba que él no era alcohólico sino politoxicómano a lo que yo contestaba que no se hiciera el interesante y que ser adicto a la codeina no te eleva a la categoría de politoxicómano y que era un borrachuzo como yo y el noventa por ciento de las personas con las que tratábamos a diario. El caso es que se instaló en mi casa y se dedicó a hacer de empleada doméstica, limpiando por aquí y por allá y haciendo la comidita para los dos. También me perseguía por la casa con sus botellas de bebida espirituosa de un euro el litro( era una imitación de coñac que conseguía que al día siguiente desearas no haber nacido). Un día estaba yo cagando con la puerta abierta para escuchar la música y se me metió en el servicio con dos vasos de vino y se puso a charlar de cosas intrascendentes y frivolidades, de lo cual deduje que provenía de una familia numerosa con muchos hermanos y poco espacio. Se me ocurrió que a lo mejor era marica y le expliqué que yo, a pesar de mi apariencia bohemia y mi vida disoluta, solía cagar en privado y que dejar la puerta abierta había sido un error imperdonable por mi parte. Se fue algo ofendido y llevándose también mi vaso de vino y me quedé allí sentado pensando que si yo fuera marica no me gustaría oler la mierda de nadie aunque inmediatamente me respondí que como heterosexual tampoco me gustaba oler la mierda de nadie. Luego olfateé el aire y me di cuenta de que la mía sí me gustaba, al igual que esos pedos en la cama que aspiraba cubriéndome con la manta. Me di cuenta de que la mierda se me estaba secando en el culo y terminé la sesión. Al día siguiente me encontré a Miguel en la cocina a las 8 de la mañana, cuando iba a trabajar, con una botella de vermú de 2 litros y un libro que andaba en el congelador de la nevera desde hacía meses, era "los monederos falsos" de André Gide. Yo había empezado a leerlo y me estaba gustando pero por alguna razón un día lo dejé en la nevera y después me hizo gracia que estuviera allí y lo metí en el congelador, acompañando a los cubitos de hielo y las porquerías que congelaba y jamás descongelaba. Cuando volví del trabajo (una cocina de un hotel) , los dos litros de vermú habían volado y el libro estaba cerrado y Miguel tenía la mirada turbia.
- Está bien el libro, el final un tanto apresurado- dijo
Le recordé que se cumplía el plazo de 30 días y que ya había alquilado la habitación, visto que no tenía intención de buscar trabajo y yo no necesitaba empleada del hogar ni me lo podía permitir. No dijo nada. Me fui a tomar unos vinos y cuando volví ya se había ido llevándose mi saco de dormir. No sé por qué abrí el cogelador. Allí estaba el libro y una notita que decía:
"Tienes el corazón helado como este libro"
Me hizo gracia, no sabía que el hombre fuera poeta. Recordé por fin la razón por la que había dejado el libro a medias, había algo en la manera de escribir de Gide que me parecía frio y distante. Me pasa muy a menudo con algunos autores franceses. Debe ser la traducción o mi ignorancia.
Miguelito, si sobreviviste al invierno andorrano con mi saco de dormir y estás leyendo esto, sal del armario de una puta vez. ¿Qué mierda es esa del "corazón helado como este libro"?.
En la imagen, un chiste de bares. Son dos páginas.

4 comentarios:

Mariano dijo...

Me gusta tu estilo narrativo, descriptivo y directo. Me da por pensar que es así como hablas cuando te relacionas con la gente, aunque lógicamente no digas todo lo que pienses, como hacemos todos.
Este relato tuyo ha hecho que lea una pequeña biografía de André Gide y una reseña del libro que mencionas, pues desconocía casi todo. No, si además de las risas vas a elevar mi nivel cultural, cosa que tampoco es muy difícil por otra parte a poco que me esfuerce. Gracias Javi, por mostrarnos tus inquietudes y hacer que nos divirtamos con tus viñetas. Un saludo

Mamen dijo...

Yo también conocía poco de Gide, sabía que habia estado en al lista de libros prohíbidos por la Iglesia, también tenía una frase suya apuntada por ahí,
"todas las cosas ya fueron dichas, pero como nadie escucha es necesario comenzar de nuevo".
Genial como siempre.
Señor Guerrero(me pongo sería) a ver si me visita alguna vez, sí, ya sé que la poesía no es lo suyo, pero escribo también otras cosas, mi última entrada por ejemplo.
Un saludo;)

javiguerrero dijo...

Bueno, gracias Mariano, no tengo muchas pretensiones literarias. Gide...tengo que terminar de leer ese libro. Salían unos adolescentes muy raros...muy...franceses...;)
Mamen, ¿por qué piensas que hay tan pocos comentarios en mi blog? Entre otras cosas, porque casi no entro en ninguno, ni los leo ni comento . ¡Es que no me gusta leer por ordenador! Si pudiera solo publicaría en papel.Alguna vez entro en el de Thornton porque habla sobre algo que me interesa o sobre lo que puedo aportar algo, pero poco más.

Anónimo dijo...

Vaya... Lo que faltaba, rompiendo viejos corazones prisioneros ajajaja.

Da mucho morbo ver a la gente sentada en la taza, yo inclusive hasta suelo hacerles fotos.



Las fotos ya las había visto, muy chéveres, las ultimas revistas muy buenas. De concursos entiendo poco, cómo va lo de la publicación en papel?

Besos...