jueves, 8 de abril de 2010

A TOMAR POR EL CULO LA MERMELADA Y EL MICROONDAS


Aunque pienso que suicidarse es un acto de snobismo imperdonable, una vez estuve a punto de hacerlo. El problema es que la única cuerda decente que tenía a mano (pretendía ahorcarme) era de color azul. No me apetecía una mierda que me encontraran con la cara descompuesta colgado de una cuerda azul. Luego también influyó la elección de la ropa, no tenía en ese momento ninguna camisa que combinase con el único pantalón que tenía limpio, que era de color crema, y una camiseta negra no me parecía adecuada porque era lo que llevaba casi siempre puesto. Una de las camisas limpias y planchadas era azul con rayas amarillas (espantosa) y no consigo recordar quien fue el imbécil que me la regaló, aunque en estos casos suele tratarse de familiares cercanos. La otra camisa tenía bordados vaqueros y da igual de qué color era. Podía ir a la tienda a comprarme una camisa para la ocasión, (o un pantalón para las camisas) pero una de las razones que me impelía a suicidarme era la falta de dinero y de ganas de trabajar. Desde un cuarto piso no me apetecía tirarme porque no era una apuesta segura y no quería pasarme el resto de mi vida salivando en una silla de ruedas o quizás en peor situación. Justo cuando andaba hurgando en el baño en busca de cuchillas, en un cambio de estrategia, mientras analizaba por el rabillo del ojo la comodidad de la bañera, llamaron al timbre y era la policía.
- Buenos días, alguien ha tirado un bote de mermelada desde una ventana de este edificio causando destrozos en un vehículo que se encontraba estacionado, y agradeceríamos que nos dejara inspeccionar la habitación que da a la calle
Les pregunté que por qué creían que la mermelada había sido arrojada desde mi piso y me dijeron que calculaban que solo desde el cuarto se podía haber causado ese destrozo, dado que en el 3ª no vivía nadie y no había más pisos encima.
- Jolines, vaya preparada que está la policía de ahora.- dije (no se rieron)
Nos asomamos los tres a la ventana y me miraron como si yo fuera el intruso y sobrara en mi ventana. En el alfeizar de la ventana del segundo piso había tres botes de algo susceptible de ser mermelada y así se lo hizo saber el policía gordo al calvo delgado.
- No, esos son de miel de la granja San Francisco y el bote era de mermelada de Mama Luisa
Así fue como adiviné que el policía calvo delgado tenía más mando que el gordo y era el que había elaborado la teoría de que necesariamente el tarro de mermelada procedía de mi habitación, en el cuarto piso, y no estaba dispuesto a retractarse aunque un televisor saliera despedido de la ventana del segundo piso. El policía calvo delgado se quedó mirando al cielo profundo unos segundos y luego me pidió fuego. Dijo “Vamos” y “Perdone las molestias” y se fueron.
Dos horas más tarde estaba yo asomado a la ventana y calculando si arrojarme al vacío causaría mi muerte instantánea, dado que un tarro de mermelada había causado semejante destrozo en un coche desde el segundo piso; cuando un microondas salió despedido de la ventana del tercer piso a una velocidad de muerte. Esta vez no había ningún vehículo debajo ni persona alguna. Joder, yo también pensaba que en el tercero no vivía nadie. Ya dentro, se me ocurrió pensar que si hubiera tenido una cuerda del color adecuado y una camisa blanca, me habría perdido todo el espectáculo. Luego estuve pensando un rato en vino y tabaco y en la forma de conseguirlo, hasta que mi mirada perdida se encontró con un billete de 20 euros haciendo de marcapáginas de “Alicia en el país de las maravillas”.
De camino al bar, me paré un ratito en el tercero y puse mi orejita en la puerta:
-Me voy un rato al baile y luego vuelvo-gritaba una vocecita de vieja
Dejé trascurrir un minuto.
-Me voy un rato al baile y luego vuelvo a por el sombrero…
- Me voy un rato al baile y luego vuelvo a por el sombrero…
- Me voy un rato al baile y luego vuelvo a por el sombrero…
Seguí mi camino. ¡20 euros, vaya suerte!
En las imágenes, dos chistes de suicidios malogrados.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Siento ser tan poco original con el comentario, pero que bien escribes joder!

javiguerrero dijo...

Yo tampoco soy muy original: La policía Andorrana entró un día en mi casa para inspecionarla asegurando que desde ese inmueble se había arrojado un bote de miel de la granja de san francisco(dijeron la marca). Al decir la marca me taladraron con la mirada como si esperaran que rompiera a llorar(me volví para que no me vieran la risa). Pero no me estaba suicidando sino comiendo espaguetis con almejas y vino de rueda. Miraron por la ventana y se fueron.
Y yo no tiré ningún bote de nada.
Y gracias Juarma

Mamen dijo...

jaja..Excelente

Anónimo dijo...

¡Qué bueno, tío! Ahorcarse con un bote de la granja san francisco desde un cuarto, es genial nen, bueno bueno.
¡Cómo mola la policía!

javiguerrero dijo...

pues prueba a suicidarte metiendo la cabeza en el microondas con una cuerda azul, esa es la hostia.