lunes, 6 de enero de 2014

He sido bueno




“Queridos reyes magos, haciendo caso a los consejos de todo el mundo, he reprimido mi instinto y no he sido travieso ni he hecho rabiar a mi hermana. He soportado con estoicismo sus babas y su infinito poder de destrucción, el claro favoritismo con que mis padres derrochan sus afectos hacia su persona y sus risas estúpidas y atolondradas ante sus torpes intentos de comunicarse y esos esbozos de conciencia de sí misma que ya parece tener, cuando se mira en el espejo y balbucea. He visto mi pantalla del ordenador destrozada por esas manitas infantiles que tiran de los cables que más me pueden joder la vida. No le he arrancado la cabeza de una patada y he impedido incluso que en cierta ocasión saltase al vacío desde el balcón, algo que ella me agradeció   pataleando y llorando enrabietada como si fuera yo el hombre del saco y no su hermanito que vela por su integridad. Ha cagado en mi presencia mientras yo comía mis sobaos con cacao y no he dicho nada.

Ahora bien, no quiero nada para mí, pero en premio a mi sacrificio solo quiero que a ella le aseguréis una vida triste y solitaria, que nunca conozca hombre y que al llegar  la adolescencia su cara se convierta en una máscara atroz y su cuerpo adquiera dimensiones surrealistas. Que acabe su larga pero infinitamente triste existencia en un viejo pisito de un barrio pobre rodeada de cientos de gatos que se alimentarán de ella cuando fallezca en el olvido. Gracias de antemano”.

Raulito Sejodan

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