Estos dos no son Mariano y Marisa, sino Javi y Lucía, sin drogas ni nada, en el centro de rehabilitación del Hospital Central de Oviedo. Tampoco teníamos vino. Violar mi propia intimidad para promocionar mis cómics es super divertido.
Unos momentos de intimidad con el autor de los sapos ciegos y su encantadora compañera.
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