- Quizás lo que debemos encontrar es una carencia o un deseo frustrado que, al ser satisfecho, produzca en usted una resonancia afectiva.
- Por el amor de Dios, señor psicólogo, hábleme usted en castellano.
- En realidad no es tan fácil, si le digo que se trata de encontrar una motivación o una meta cuya consecución le produzca placer podría usted interpretarlo de manera equivocada.
- Probablemente pensará en la puta de la vecina- dijo mi Marisa. Yo ni mu porque había dado en el clavo.
- Bueno- dijo el señor psicólogo, con risa conciliadora- Podemos decir que lo que hace que el deseo sexual pueda ser considerado una motivación primaria como la sed y el hambre (Y este no es el problema de Mariano) o una motivación secundaria como la autoestima, la creatividad o la necesidad de saber, es la complejidad con que se vean representados esos deseos sexuales.
- ¡¡A MÍ LO QUE ME GUSTARÍA ES ENCONTRARME A LA VECINA EN LA ESCALERA INCONSCIENTE Y APROVECHAR PARA METERLE LA CARA ENTRE LAS NALGAS, ASÍ, SIN SEXO NI NADA.-dije- Fue Marisa la que me obligó a venir a verle, señor psicólogo, porque dice que me encuentra anodino y desmotivado desde que me dio el ictus y yo le digo que es mentira, que es ella la que ha perdido la memoria a largo plazo porque mi atención siempre estuvo dispersa y desconcentrada. Mi atención es como los tentáculos de un calamar hiperactivo, si entiende usted lo que quiero decir, pero ya era así antes del ictus, lo que pasa es que las marisabidillas del hospital donde trabaja Marisa(es radióloga ¿sabe usted?) le han llenado la cabeza de idioteces: Que si lo que me ha pasado es muy duro y tengo que encontrar un algo que llene el vacío que la enfermedad ha dejado en mi vida, que si debo mantener activos mente y cuerpo, que si una actividad mental y un deporte adecuado a mis posibilidades es imprescindible para mantener una calidad de vida...¡¡MEMECES!! No hago más que preguntarle por qué coño ahora tengo que estudiar historia del arte y hacer yoga si antes era feliz observando el recorrido de un caracol sobre la lechuga, escribiendo mis poemas introspectivos y viendo una peli de Jean Claude Van Damme al mismo tiempo, y esas cosas las sigo haciendo ahora. Vale, el otro día se me escapó un hilo de saliva frente a la televisión, pero es que estaban violando a Mónica Bellucci. No me lo podía creer, la tía se pasaba casi 10 minutos tomando por el culo y el tío que la montaba esnifaba popper para recuperarse y darle más y más. Desde entonces, cada vez que veo dos moscas enganchadas me acuerdo de Mónica Bellucci y les arrojo un vaso de agua para que la mosca violador deje en paz a la mosca Bellucci. Y luego me da por pensar que si hay una mosca Bellucci también puede haber una mosca Robert de Niro y una mosca Fofito y estuve unos días observando a las moscas y mirándolas a los ojos para intentar asociar a todas las moscas que encontraba con algún actor de cine o, ¿por qué no? con algún personaje de ficción o incluso puede que hubiera matices en la expresión de su rostro que se escapan al ojo humano y que nos indicaran si estaban tristes o contentas, o si eran buenas o malas, no sé si me explico. Pues en eso estaba cuando llamaron al timbre y era un vendedor de seguros clavadito a la mosca violadora...No, es broma. Era un tipo que traía seguros de enfermedad y que no se parecía en nada a una mosca, que no quiero que piense usted que estoy como una cabra.
Por la expresión del señor psicólogo se diría que pensaba que no necesitaba tratamiento ni medicación o que necesitaba internamiento y toda la medicación del mundo
Marisa se reía
¿Sabe que me produce a mí resonancia afectiva? Que mi Marisa se ría; ni las moscas, ni el caracol en la lechuga ni Fofito ni Milikito ni Van Damme ni la Bellucci tomando por el culo. Ni si quiera los poemas intimistas.
Que mi Marisa se ría.
En la imagen, página 1 de 3 sobre resonancia afectiva hacia las jirafas.
En la imagen, página 1 de 3 sobre resonancia afectiva hacia las jirafas.
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