sábado, 29 de junio de 2013

Algunas reflexiones sobre el crowdfunding


El crowdfunding es últimamente una piscina a la que muchos creadores les gusta tirarse y hay también muchos detractores de esta manera de financiar un proyecto. Tanteando a algunos amigos cuya opinión merece mi respeto, me he encontrado con los que opinan que el crowdfunding se parece a la mendicidad, los que creen que la cultura debería estar subvencionada por el gobierno, que es un patrimonio que el Estado tiene que sostener o que el hecho de que la web plataforma que lo gestiona se lleve un tanto por ciento desvirtúa la calidad de promotores de cultura que algunas de estas se adjudican.
Yo también he pensado en los pros y contras del multi-mecenazgo y en qué va a derivar con el paso de los años y se me ha ocurrido que en el caso de ediciones de libros o cd o producción de cosas tangibles, debería llamarse pre-venta y no mecenazgo. Hay algo en la palabra mecenas que me da como grimilla: “¡Tú también puedes ser un mecenas! ¡Apadrina a un artista!”. Con esas campañas, en un breve espacio de tiempo, no habrá ninguna diferencia entre un tipo que pide para llevar a cabo su proyecto y las ofertas que te buzonean o las llamadas de las compañías de telefonía: serán igual de molestos. Así que me quedo con la idea de que el crowdfunding necesitará pronto un nombre nuevo y unos lemas que no insulten la inteligencia de los compradores, aunque también estoy seguro de que siempre habrá compradores dispuestos a ser insultados como, por ejemplo, los espectadores de “Sálvame” o los admiradores de David Bisbal.
Sobre los puntos que aducen algunos para despreciar el crowdfunding como método de financiación, he sacado algunas conclusiones:
¿El crowdfunding se parece a la mendicidad?: cierto, no hay nada más parecido a la mendicidad que la venta del arte. Los cómicos eran considerados poco menos que mendigos no hace tanto y en las familias humildes casi siempre fueron recibidas como una maldición las pretensiones artísticas de un hijo. Toda la estructura que se ha montado alrededor del arte para dignificar a los creadores, enriquecer a los especuladores y alimentar el ego de los snobs, no ha servido para evitar que sea una de las actividades económicamente más inestables y de futuro más impredecible para quién opte por dedicarse a ella.
Pongamos entonces que no hay mucha diferencia entre ofrecer tu trabajo para la valoración directa del consumidor o chuparle la polla antes a un editor o a la administración pública. En el caso de los editores (me voy a referir a partir de ahora a libros, para simplificar) parece que dejarle el 90 por ciento de las ganancias a quien intermedia entre tú y tu comprador dignifica tu obra, pero darle la posibilidad al público de comprarla a mejor precio rebaja la calidad de la cultura. En el caso de la cultura subvencionada no puedo evitar pensar en la sombra de la corrección política que se proyecta sobre cualquier obra amparada por la administración. Sí, en el cerebro del autor que pretende que su trabajo sea siempre apadrinado por el Estado hay marcas indelebles por las que fluye el río de sus ideas y es muy difícil que el río se desborde porque la meteorología está en manos del sistema.
¿Y por qué a algunos les parece sensato pagar el 90 por ciento del producto final a los intermediarios y les parece un robo que una web-plataforma se lleve solo el 5 % en el caso del crowdfunding? ¿Es el río de las ideas, que el sistema no quiere que se desborde? Probablemente, pero también entra en juego la ambición, la vanidad. Si cualquier imbécil puede poner en circulación su creación, por chiripitifláutica e innecesaria que sea, ¿cómo va a diferenciar el comprador la calidad y el buen gusto y cómo va a diferenciarse uno mismo de todos los demás? Dejemos el buen gusto en manos de una oligarquía elitista y, por favor, que el río de nuestras ideas no se desborde y que los cauces por los que transcurran sean profundos y ciegos.
Con esto quiero decir que me compres el libro, cojones, que ninguna editorial lo va a pillar y ni harto de vino voy a conseguir que me lo subvencione el Estado:
http://www.verkami.com/projects/6152-donde-hay-globos-hay-alegria

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