A mí me toca mucho los güevos lo de presentar un libro como “Mi
Marisa es un ángel” porque no se me ocurre qué decir. Me parece que si hablo
del grafismo o de los personajes hago un spoiler y jodo el factor sorpresa,
porque el libro puede ser mejor o peor, pero que nadie me diga que no es
sorprendente porque le doy un cabezazo que le rompo los dientes. Sorprendente,
para bien o para mal, pero sorprendente. Aquí os dejo esta historia en la
que hago como que me explico con el pretencioso título de “Lección de arte”. Y comprar el libro, cojones.
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