sábado, 30 de enero de 2010

SUBNORMALIDAD DE GÉNERO

El problema de Sandra era que su feminismo consistía en considerar que todos los hombres éramos subnormales y no comportarse en consecuencia. Por ejemplo, yo siempre le decía que si yo era claramente inferior y por lo tanto más débil, chuparme la polla sería un bello gesto que demostraría su superioridad moral , teniendo en cuenta que soy tan sumamente estúpido que no me llego con la boca. Pues se enfadaba la hijadeputa, me llamaba cerdo machista y luego no me hablaba más en no sé cuánto tiempo. A mí me sabía mal que no supiera gestionar su superioridad de mujer con más tolerancia hacia los subnormales del género tonto. El caso es que jamás llegó a chuparme la polla ni por compasión ni por apetito, pese a que apelé a su sensibilidad de todas las maneras posibles. Resulta que compartíamos piso y para mí era turbador que sus casi dos metros de altura espectacular de dependienta de perfumería se pasearan por mi casa con aquella ropa tan cómoda y trasparente unas veces o tan inexistente otras. ¿Se puede ser más puta? ¡pasearse semidesnuda por el hogar de un hombre que carece de pareja! Se sentaba en la misma taza que yo, dejaba su ropa sucia a mi alcance en vez de ponerle un candado a su cesta y sonreía con crueldad cuando nos cruzábamos en el baño. A veces se traía a casa a tipos claramente tarados que dejaban rastros de orina alrededor de la taza. Una vez me encontré a uno con mi albornoz (La figura del hombre en discordia que usa el albornoz del otro en un trío imposible es un recurso habitual del cine de siempre; un icono diría yo). Un día dejé la puerta de mi habitación abierta y permanecí en pelotas, sentado en una silla, hasta que oí la cerradura. Cuando pensé que ella estaba mirando intente llegarme con la boca a la polla para que viera lo desesperado que estaba. ¿Qué hubierais hecho vosotras en ese caso? ¿Me habríais dejado en ese trance, destrozando mis cervicales? Por supuesto que no. Vosotras os habríais compadecido y me habríais proporcionado una buena mamada. ¡Pues ella no!. Hizo como si nada y se encerró en su cuarto.
El caso es que un día llegó a casa con la cara como un mapa. El "novio- exnovio-novio-exnovio" ese que cada vez que me veía me preguntaba por ella y lloraba( "buuuuh, le he dado seis años de mi vida...buuuh") después de invitarme a seis cervezas, le había llenado la cara de hostias a Sandra.
Sandra se me quedó mirando con ojos anegados y esa mierda de labios temblorosos que tan bien se les da a algunas mujeres. Tenía la boca como dos morcillas sanguinolentas.
"Bueno, la boca no la tienes para hacer mamadas, pero para que veas que yo sí soy sensible, si quieres te como el coño"
No solo se enfado conmigo sino que a la semana siguiente se fue a vivir con el "novio-exnovio-novio-exnovio". ¿Se puede ser más necia?
Esto no tiene moraleja ni nada de nada, por si hay por ahí alguna persona hipersensible mesándose los cabellos, es un tierno relato costumbrista sin conclusión.
Picad en la imagen, es un bonito cómic costumbrista de 4 páginas con final feliz.

6 comentarios:

chanománino dijo...

Buenísimos, tanto comic como narración.

Anónimo dijo...

Y no te hizo fotos en la silla mientras intentabas comértela tú mismo?

japuta!!

javiguerrero dijo...

Gracias Panachana, es que estaba escuchando a Bach y me he puesto sensible e inspirado (¡Bach y las mamadas y las mamadas y Bach!)
Anónimo: fue hace algúnos años y los móviles no tenían cámara casi ninguno.

Ovetdao dijo...

¡Lo que aprendo de los hombres leyéndote, Javi!.
No sé si será bueno que sepa tanto, algo de ignorancia romanticona creo que es necesaria para soportaros. =D

javiguerrero dijo...

Confío en que nadie se tome muy en serio mis majaradas...;)

Ovetdao dijo...

Tú confía, confía ...;)