miércoles, 11 de marzo de 2009

EL QUIOSQUERO SIEMPRE ESTABA CON LAS REVISTAS DE PUTAS

1-El quiosquero siempre estaba con las revistas de putas. Íbamos a comprar chucherías y a veces salía del servicio con los pantalones todavía sin arreglar y una revista en la mano. Iba sin afeitar y tenia las uñas como mejillones (las recuerdo pellizcando el regaliz para sacarlo del bote). A veces nos enseñaba el coño peludo que estaba mirando y decía: “mira qué asco más rico”. Solía leer el Private y ahí las tías que salían tenían granos en el culo, coños peludos hasta el ombligo y mal gusto para peinarse y peor para maquillarse. La visión era desagradable, pero no me provocó nunca pesadillas de coños dentados devoradores de niños ni un odio reprimido hacia el sexo opuesto ni nada de nada. Cuando tuve la edad adecuada empecé a perdonarles a esas mujeres su zafiedad y a celebrar con el quiosquero las dimensiones de sus oquedades.
Hace unos meses y 20 años después de las últimas tertulias en el quiosco, apareció el quiosquero en mi peluquería, casi irreconocible de viejo, con los ojos empequeñecidos y un pequeño temblor en la mandíbula; con tanta suerte que olvide apagar el video porno del ordenador (que yo estaba revisando para hacer un estudio sociológico sobre algo). Se quedó allí de pie, mirando un enorme coño que estaba siendo succionado por al menos 3 lenguas y dijo: “qué asco más rico”.
2-M. era un niño normal, casi anodino de lo normal que era. Era tirando a estúpido, diría yo; así de normal era. Jugaba con sus cosas de niño y quería a mamá y a papa a partes iguales (que esa se la sabía). Todo cambió el día que encontró bajo el colchón de la cama de sus padres una revista en la que una mujer orinaba en la boca de un señor gordo con máscara de cuero. A partir de ese momento M. fue un niño muy normal, casi anodino, tirando a estúpido, de lo normal que era , que jugaba con sus cosas y quería a mamá igual que a papá y además había visto una foto de una señora orinando en la cara de un señor.
Y picad en la imagen.



5 comentarios:

Atlántida dijo...

ja, ja! cuatos pervertidos de esos se han cruzado conmigo y como siempre: ¡Qué asco más rico!
Yo pensaba que me quedaría traumatizada para toda la vida tras descubrir una revista de esas, pero mira no, también continue con mi vida, aunque me volví un poco más viciosilla ¡qué le vamos a hacer!

javiguerrero dijo...

Sí, tampoco guardamos cadáveres descuartizados en el congelador. Aunque me ha dicho mi psicoterapeuta que lo de la necrozoofilia con hamsters no es sano.

Sara Morante dijo...

Pichones, hamsters, sapos... Ya voy entendiendo, querido Guerrero...

Bueno, te pasarás mañana, no?

javiguerrero dijo...

En cuanto me suelten los clientes.

MO dijo...

http://gorditasyorgullosas.blogspot.com/

Está muy bien tu entrada y eso.


MO.