domingo, 24 de enero de 2010

MI PLUMILLA LA BUENA

la plumilla mágica
las botas de piel de serpiente y todo lo demás

la página que dibujó mi plumilla la buena


la cajita de plumillas nuevas poco eficientes
la mano y la plumilla buena


Para llevar a cabo mi proyecto de esa mañana de domingo necesitaba unos guantes de latex, un palo largo, serpentinas, plastilina de colores, laca purpurina, un hígado de ternera y 50 grs de paleta ibérica. Encontré la paleta ibérica en la nevera, más de 100 grs cortados finos y un poco pasados pero servibles igualmente; me faltaba todo lo demás. Revolví toda la casa, bajé al trastero y desempolvé las cajas que todavía no había abierto desde la mudanza, en enero del 2004. Nada. Encontré sin embargo una foto que alguien me sacó a los 12 años detrás de un camión, mi petaca de siempre, mis botas de piel de serpiente, un frasco de tinta china pelikán y un vaso con los pinceles pegados (!!estaba dentro de un neceser junto a un cepillo de dientes y sobrecitos de jabón!!). Y mi plumilla la buena. Pero eso no me servía para llevar a cabo el proyecto así que bajé al chino para agenciarme todo lo que me faltaba. Lo encontré todo menos el hígado de ternera y el chino me quiso hacer creer que no tenían alguno en el almacén y, como no quería montar un escándalo, lo dejé todo donde estaba porque sin el hígado ya no tenía sentido el proyecto. Me habían jodido bien jodido. Ahora tenía que planear algo más divertido e igualmente ingenioso y pensarlo allí mismo para comprarlo todo. Intenté explicarle al chino la idea anterior por si me hacía alguna sugerencia interesante ( ¡los chinos y sus ideas maravillosas, ya sabéis!), pero no quería compartir su ingenio conmigo, solo me miraba con esa risa de zorro y decía nose-nose. Seguro que ya se le habían ocurrido mil cosas mejores que la mía antes de que hubiera terminado de explicársela. Fue entonces cuando vi la mano articulada de madera que había en una estantería al ridículo precio de 6 euros y enseguida las piezas encajaron. ¿No lo pilláis? ¡La mano y la plumilla!. Claro, es que no sabéis lo de la plumilla buena. Resulta que con esa plumilla estuve dibujando 15 años sin que nunca me fallara, siempre seguía depositando la tinta en el papel justo como yo esperaba que hiciera y con el grosor que yo deseaba sin necesidad de limpiarla. Cuando más tinta seca se acumulaba en el depósito y la punta, mejor funcionaba. Como era una plumilla que ya no se fabricaba, recuerdo que me aterraba la idea de perderla y no poder volver a entintar jamás. Mi amiga Lola iba a Madrid muy a menudo y le pedí que me trajera todas las que pudiera de la misma clase: blanzy- conte- gilbert. Me trajo la cajita de la foto llena. Probé las que faltan en otros soportes, dejé que la tinta se secara en ellas y que adquirieran la solera de la otra, intenté a veces que se parecieran a mi plumilla la buena rascando trocitos de tinta seca y añadiendo artificialmente en zonas concretas. Nada. Los trazos que hacían eran una puta mierda sin vigor. Si apretabas demasiado te volcaban toda la tinta en una mancha y te jodían el boceto. Si ibas suave hacían un hilillo de bolígrafo y no soportaban las inclinaciones imposibles a que sometía a mi plumilla la buena, dejando en esos casos segmentos blancos y rompiendo a veces el papel. El caso es que seguí con mi plumilla la buena hasta que el photoshop me dejó hacer lo que realmente quería: dejar los bocetos sin entintar y someterlos a contraste digitalmente hasta que parecieran tintas. Pues la plumilla se fue al trastero y allí estuvo hasta que me hicieron falta aquellos objetos para mi proyecto el domingo pasado. Por eso al ver la mano todas las piezas encajaron, había que hacerle un monolito a la plumilla. Le compré un guante cursi a la mano. En las fotos están: la plumilla en su mano articulada, la primera página de un cómic dibujado por ella, con el que gané un premio que me dio para emborracharme cien veces en el 97, y las otras cosas viejas que encontré en el trastero, colocadas sobre la mecedora de la vieja de las tortas.
Este domingo me he preparado y tengo el hígado de ternera y todo. Va a ser espectacular.

4 comentarios:

picara viborita dijo...

Anda,que todas sabemos donde tienes tu plumilla la buena, no hace falta que le dediques 500 palabras y tambien sabemos donde se quedaba la tinta seca, en el calcetin, cerdo, que eres un cerdo.
besos de la picara bivorita & Rabo Dereck

javiguerrero dijo...

Lo del calcetín no lo pillo. Pero que grosera te estás volviendo en ese pais tercermundista. Yo que te hacía con un aurea de espiritualidad oriental...

Anónimo dijo...

Qué bien escribes,truhán! No imaginaba que se pudiera escribir tanto sobre una plumilla!

javiguerrero dijo...

Gracias man, ¿porqué piensas que me enredo tanto comentando lo blogs ajenos? ¡Se me va la olla como si estuviera hablando solo!De echo, acabo de meterte otro tostón en tu blog.